La batería de Miguel Ángel Blanco acerca su figura a los visitantes del Memorial de Víctimas de Vitoria
Se sumará a los efectos personales de otras víctimas como el monopatín de Ignacio Etxeberria o el uniforme de Jorge Díez Elorza, escolta de Fernando Buesa
Bilbao
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Iniciar sesión«Los efectos personales de las víctimas tienen un gran poder evocador», ha asegurado Florencio Domínguez, director del centro Memorial Víctimas del Terrorismo de Vitoria. Por eso la batería de Miguel Ángel Blanco es una de las piezas centrales de la exposición 'La voz ... de las manos blancas' que estos días se puede ver en la capital alavesa. Organizada por la Fundación Miguel Ángel Blanco, servirá para cerrar el ciclo de actos que han organizado para recordar al joven concejal cuando se han cumplido 25 años de su secuestro y asesinato.
Y es que, los objetos personales de las víctimas tienen un gran poder evocador. La víctima deja de ser esa figura lejana que aparece en los medios de comunicación y se siente más cercana. «No solo van a ver al político que era, si no que van a ver a un joven con otras inquietudes y aficiones con las que se pueden identificar muchos jóvenes», añadía Domínguez.
«Es muy grato para mi compartir la decisión de donar una de las baterías de mi hermano», aseguraba una emocionada Marimar Blanco durante la presentación. El objeto se quedará ya de forma permanente en el Memorial de Víctimas, junto al monopatín de Ignacio Etxeberria, las cartas de Julio Iglesias Zamora o el uniforme de Jorge Díez Elorza, el escolta de Fernando Buesa. La exposición la completan 38 imágenes que tratan de condensar 60 años de lucha contra el terrorismo.
Tres de ellas ilustran el llamado espíritu de Ermua y la masiva respuesta que suscitó el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco. A través de ellas la muestra pretende rendir homenaje a todas las víctimas y agradecer el compromiso de muchos ciudadanos anónimos que hace 25 años defendieron la libertad. «Espero que la exposición sirva para que unos recuerden y otros conozcan que hubo un tiempo en el que mantuvimos la dignidad por encima del miedo», explicaba la hermana del concejal.
Marimar Blanco añadía, además, que con la exposición sus promotores también han querido «dar visibilidad, recordar y agradecer» la contribución de movimientos cívicos como el Foro de Ermua, Basta Ya, Fundación para la Libertad o el Foro El Salvador. «Defendieron con tesón y mucho riesgo el Estado de Derecho», destacaba.
«En 1997 aprendimos que hay causas por las que merece la pena comprometerse», añadía Blanco. Una «lucha por la justicia» que la hermana del joven concejal ha defendido frete a quienes estos días tratan de rendir homenaje a terroristas «orgullosos de su pasado y del daño causado». «Lo único que buscan es legitimar su pasado, borrar su culpa y dejar de sentirse señalados por los más de 800 crímenes que cometieron», ha concluido.
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