Acercan al País Vasco a la etarra que aseguró confundir explosivos y detonadores con «chorizos y puros»

Un alegato difícil de creer para el tribunal, sobre todo a raíz de que la Policía hallara en el escondite un subfusil, 39 cartuchos de explosivo, varios detonadores, un artilugio para abrir vehículos a motor, tres temporizadores, un rollo de cordón detonante, tres tubos preparados y diez pilas precintadas.

Los hechos investigados se remontan al año 2004, cuando Igarriz alquiló un piso en el que se alojaron tres etarras del «comando Amaiur» . Se trata de Carmelo Laucirica, Igor González e Iker Olabarrieta, que posteriormente serían condenados por la Audiencia Nacional a penas de entre 21 y 29 años de cárcel.

Los terroristas le hicieron entrega de dos mochilas grandes, una más pequeña y un baúl en el que había explosivos y otras armas y que la implicada escondió en un garaje que su familia poseía en la calle Txirrita de Hernani (Guipúzcoa). Sin embargo, durante el juicio Igarriz aseguró que pensaba que en su interior no había más que «chorizos y puros».

El Tribunal Supremo, que ratificó la condena previa de la Audiencia Nacional, consideró probado el «conocimiento por parte de la acusada del contenido de las mochilas y el baúl que le fueron entregados», pues esta «era consciente del carácter clandestino del depósito que se le efectuaba y de la pertenencia a la organización terrorista ETA de quienes realizaban la entrega».