Pablo Iglesias carga contra Pedro Sánchez por su gestión sobre la Flotilla: «Desprestigio para nuestros militares y ridículo europeo»

Y es que el Furor P-46 que ordenó Sánchez que saliera de puerto no ha servido de nada ante el abordaje por parte de tropas israelíes a los barcos que formaban dicha flotilla. No es por falta de intención por parte de los responsables de la nave, sino simplemente porque debían cumplir con el derecho internacional: si un barco militar llega a cruzar aguas territoriales de otro país soberano se puede entender como una violación de las fronteras, con las eventuales consecuencias que ello puede llevar.

Más allá de la decisión de Sánchez, que muchos ven puramente estética y un gesto de cara a la galería, para los críticos con el Gobierno es una oportunidad de oro para hacer oposición. Esta vez no ha venido ni del PP ni de Vox, sino de uno de sus socios de investidura o, al menos, de uno de sus líderes fácticos que no reales.

Pablo Iglesias, fundador de Podemos y antiguo vicepresidente del Gobierno, le ha dedicado un duro mensaje en X al que fue su socio y jefe en Moncloa. El líder de la formación morada ha criticado con dureza a Sánchez por desplegar el Furor con intenciones puramente personales y en ningún momento efectivas para ayudar a que la Flotilla llegase a puerto en Gaza. De hecho, Iglesias acusa a Sánchez de tener intenciones mucho más personales en ese gesto.

«La política de titulares tiene las patas cortas», comienza en el post en X. «Anunciar que una fragata de la Armada va a proteger a la flotilla implica la responsabilidad de hacerlo», pide, y considera que la actitud del Furor supone un «desprestigio para nuestros militares y ridículo europeo». Además, le apunta directamente por la presunta nominación a ganar el Nobel de la Paz: «Hay formas más dignas de hacer el paripé para reclamar el Nobel».

Este duro mensaje se enmarca en la táctica de desgaste que está realizando Podemos para reivindicar su posición dentro del arco parlamentario. La lucha que tiene con Sumar por hacerse con el espacio a la izquierda del PSOE implica realizar una oposición más dura —al menos en lo discursivo— ante la apertura de un eventual calendario electoral en el que quieren recuperar relevancia perdida en las últimas citas.