El presidente de la mesa de Belate trató de influir en un segundo técnico: «No le gustaba que saliera esa empresa»

La pregunta acerca de las presuntas presiones que habría ejercido Polo para desnivelar la adjudicación del contrato de 76 millones de euros a favor de Servinabar (empresa en la que tenía un 45% de participaciones Santos Cerdán, según la Guardia Civil) llegaba después de las revelaciones del día de ayer. Este martes, Guillermo Vallejo, otro de los vocales en este órgano colegiado, afirmó que Polo le había pedido que «repensase» sus puntuaciones a las empresas.

Hoy, Ansorena, cuestionado por la diputada de UPN Marta Álvarez, ha dicho que no recibió presiones de forma directa: «Es cierto que en una conversación me dejó caer que había una empresa que en su actividad profesional anterior había tenido una mala experiencia [...]. Me habló de forma negativa». Si bien no ha querido revelar el nombre de la mercantil, ha deslizado que era una de las que concurrió a la licitación en una UTE junto a Mariezkurrena. Es decir, la oferta que quedó finalmente en segundo lugar por detrás de Servinabar.

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Ansorena ha defendido que estos comentarios no afectaron a su forma de proceder, ni a las notas otorgadas por él mismo en los informes. No recuerda cuándo se hicieron esos comentarios, si antes o después de la emisión de sus votos, aunque sí que la charla se dio tras conocer quiénes eran las empresas que se habían presentado. «Sospecho que era antes de emitir las valoraciones porque fui con la idea de ceñirme a mi papel», ha afirmado sobre su reacción posterior.