Viaje al interior de la sala de juegos de los Austrias, la joya secreta de Casa de Campo
El ayuntamiento empleará un año en habilitar la galería de burlas del siglo XVI. Será la primera en España y única en Europa con las tuberías al descubierto
Madrid recrea el jardín por el que paseaba Felipe II en Casa de Campo y la galería en la que se 'burlaba' de sus invitados
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Iniciar sesiónEn la época renacentista, la moda de disfrutar de una sala de juegos privada en los aledaños de las casas ilustres pegó fuerte entre la aristocracia europea. En España, el clima mediterráneo hizo casi indispensable convertir estas galerías en refugio del sol del verano ... y las lluvias del invierno. Así, estas zonas de descanso acabaron por tomar forma de bóvedas. Mientras, la diversión corría por los juegos de agua, la creatividad de los dibujos de las columnas, por las formas de las estatuas y de las esculturas ubicadas alrededor de la sala, por las paredes cuidadosamente pintadas con flores, dioses o criaturas marinas y por los colores y materiales de los mosaicos que decoraban el largo y ancho de la galería. Pasada aquella tendencia, cinco siglos después, solo existe un único testigo de cómo se divertían los Austrias, una joya secreta ubicada en Casa de Campo y que los madrileños recuperarán en 2027.
El ayuntamiento empleará alrededor de un año en habilitar la conocida como galería de burlas del siglo XVI, convirtiéndola en la «única en Europa con las tuberías al descubierto», tal y como explica a ABC la redactora del proyecto de recuperación del jardín de la Real Casa de Campo, Ana Luengo. Porque si bien los italianos tienen estas salas de juegos «mejor conservadas» ahora tendrán que viajar a Madrid para conocer cómo funcionaba el sistema hidráulico y de drenaje de la época renacentista, es decir, el «esqueleto» de las aguas del siglo XVI.
La obra de recuperación en la que trabaja la capital no pretende recrear la que fuera la galería de entonces, con sus paredes pintadas, las mismas estatuas en su ubicación original o las fuentes de agua que sorprendían y 'burlaban' a los invitados de los monarcas. Al contrario, consiste en limpiar la sala y hacer de la red de tuberías un museo propio. «Esta es la singularidad de la galería», incide Luengo, que ha participado en la recuperación de la casa de los Vargas y de su entorno, es decir, el jardín y la galería.
En la Casa de los Vargas, el palacio oculto que dio origen a la Casa de Campo
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De este modo, los visitantes podrán viajar al interior de las salas por la que pasaron reyes como Felipe II, Felipe III o Carlos I de Inglaterra. La experiencia la podrán complementar con las fotografías e información que previsiblemente se habilitarán en la sala. El objetivo es que se sumerjan en la recorrido del que formaron parte, también, ilustres como Velázquez, Rubens o Lope de Vega, quien plasmó su vivencia negro sobre blanco.
«Vimos unas salas de agua cuyos techos, guarnecidos de mil piedras, daban luces como rubíes y jacintos. Viste las paredes yedra con sus hojas y racimos, donde está la cueva antigua y el dios del agua marino, que sobre juncos y helechos, eternamente tendido, hace sudar a las piedras agua por dos mil resquicios, y cuya puerta acompañan dos ninfas, en sus dos nichos de mármol blanco, y de quien hiciera historias Ovidio», escribió el poeta.
Un equipo de expertos en patrimonio, del que forma parte Luengo, está al frente de la recreación de aquel poema de Lope de Vega, quien visitó la sala de juegos una década después de que los escultores y mosaiquistas Juan Bautista Bonanome y Juan Antonio Sormano dieran por finalizada la galería tras 27 años de trabajos. Según indica la redactora del proyecto, las obras son menos complejas que las que se ejecutarán en la casa de los Vargas o lo que supone levantar de cero un jardín histórico. Pero no por eso, menos importantes.
De hecho, el principal reto que asume este equipo es el de poner a funcionar un sistema de drenaje del siglo XVI: «Hay que recuperar el sistema de salidas de las aguas para que la estructura no sufra cuando llueva». Además, cambiarán los suelos, el ladrillo húmedo y la cubierta que actualmente tiene goteras, tanto por las lluvias como por las inundaciones provocadas por la cercanía al río Manzanares. Aunque, sin lugar a dudas, el desafío de estos expertos, sobre todo el de Luengo, es el que convencer a los madrileños de que tienen una joya única casi en el mundo.
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