Los seis retos trascendentales a los que se enfrenta el próximo alcalde de Madrid
La campaña municipal y sus propuestas se diluyen en el discurso político; esta es la radiografía de la capital y sus desafíos
Análisis: cuando lo 'nacional' se zampa lo 'local'
Es el momento de Madrid; o así lo resume el eslogan de José Luis Martínez-Almeida para revalidar la alcaldía el 28M. Hace unos años que la capital vive un momento dorado. Ya puede medirse con otras grandes ciudades europeas, es un imán de ... inversión y de turismo, una urbe cosmopolita que nunca duerme. También es un Madrid de muchas caras, de problemas arrastrados, de barrios vulnerables, vivienda inasumible y un tráfico asfixiante. Hay mucho de qué hablar en Madrid y, en plena campaña electoral, los partidos también prometen mucho. Sus mensajes, sin embargo, se diluyen en el clima predominante, la batalla política nacional.
A seis meses de las elecciones generales, algunos candidatos convierten las urnas madrileñas en un capítulo previo a los comicios de diciembre. Sanchismo, sí o no. A grandes rasgos, la derecha pone el foco en las cifras económicas, mientras la izquierda hace bandera de la sostenibilidad en todas sus variantes. Unos mencionan la colaboración público-privada y otros la emergencia climática. Pero el próximo Gobierno del Palacio de Cibeles tiene enormes retos locales que abordar. ABC ha querido ceñirse a los datos para obtener una radiografía de Madrid, una foto fija de los asuntos que importan a sus más de 3,2 millones de habitantes.
Hay un tema candente desde la pandemia: el repunte de las bandas juveniles y sus 'vendettas'. Las reyertas y apuñalamientos dan alas al mensaje de Vox en contra de la «inseguridad» en las calles, un batiburrillo donde entran narcotraficantes, okupas y manteros. Los datos recabados por este diario refutan los mítines alarmistas de Javier Ortega Smith, aunque es cierto que existe un Madrid de dos velocidades, una brecha entre el norte y el sur, entre el centro y la periferia, en los barrios más allá de la M-30, tradicionalmente en el top de los rankings de precariedad.
Más Madrid se hunde en la capital y el PSOE recupera la segunda posición
Mariano CallejaRita Maestre no consigue mantener el legado de Manuela Carmena
Reyes Maroto (PSOE) aboga por «reequilibrar» la ciudad, por invertir más en Vallecas y en Carabanchel, en ese cinturón rojo del votante socialista. Rita Maestre (Más Madrid) tiene una propuesta estrella, a imagen y semejanza de París: la ciudad de los 15 minutos, una urbe donde todos los madrileños puedan ir a pie a cualquier servicio. Según un estudio municipal (auspiciado por el Área de Desarrollo Urbano, en manos de Ciudadanos), el 92,7% de los madrileños ya viven en esa ciudad del cuarto de hora, salvo por la distancia al trabajo. Los nuevos barrios escapan a esa regla, con miles de vecinos sin dotaciones en varios kilómetros a la redonda. La vicealcaldesa, Begoña Villacís (CS), confía en arañar en estos desarrollos muchas de las 80.000 papeletas que necesita (el 5% de los votos) para repetir en el ayuntamiento.
La vivienda, por supuesto, ha irrumpido con fuerza en campaña. Es el problema por excelencia de toda gran ciudad. En Madrid, el precio del metro cuadrado se sitúa en máximos históricos y el alquiler se ha duplicado en el último año. En la arena política hay dos bandos: quienes abogan por aplicar la primera Ley de Vivienda de la democracia (topes al alquiler, definición de zonas tensionadas, recargos a los pisos vacíos...) y quienes se resisten. Además, el baile de números es constante. Todos los partidos ofrecen miles y miles de pisos públicos para solventar la escasez de oferta. Hasta el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace poco la resurrección de la operación Campamento, un proyecto municipal para levantar 12.000 viviendas en unos antiguos cuarteles militares al suroeste de Madrid.
El desafío más reciente es el cambio climático y sus consecuencias inmediatas en la ciudad, que está registrando los meses más calurosos de la serie histórica. Almeida (PP) ha activado un plan de choque y los propósitos se suceden en campaña. Una 'playa' en cada barrio (Podemos), patios 'a la fresca' (Más Madrid), toldos y aire acondicionado en los colegios (Ciudadanos). La medida más efectiva es teñir de verde la ciudad, con árboles de gran porte y jardines que bajen el mercurio durante las olas de calor.
En este apartado, los árboles han encendido los ánimos en los últimos meses. La catástrofe medioambiental de Filomena no ayudó; el ayuntamiento tuvo que talar 83.041 árboles. Desde 2019 se han perdido 72.000 ejemplares maduros. La izquierda ha tachado a Almeida de «arboricida». El alcalde afirma que ha plantado 250.000 durante su mandato y garantiza otros 500.000 árboles en los próximos cuatro años, 343 al día. Más Madrid, por ejemplo, imagina calles con un árbol cada 7 metros.
Si hay un detalle objetivo, fuera de las disputas políticas, es la economía. Madrid crece por encima de la media nacional y Almeida saca pecho de su gestión. Aunque la locomotora también tiene una cara b. Estos son los datos.
SEGURIDAD
Una urbe segura pero azotada por las bandas y la cibercriminalidad
En 2019, año del último periodo electoral hasta ahora, la palabra pandemia pertenecía por derecho al séptimo arte. Un excelso campo por el que la ficción caminaba hasta que en marzo de 2020, la película saltó de la gran pantalla para cambiar radicalmente el devenir de nuestros días. Y en materia de seguridad, este vuelco ni mucho menos fue una excepción. El confinamiento provocó un aumento sin precedentes de la cibercriminalidad y la entrada de la 'generación Z' a las bandas juveniles, pero hizo caer en términos generales el resto de delitos convencionales.
Según el último Balance de Criminalidad publicado por el Ministerio del Interior, que data del cuarto trimestre de 2022, los delitos comunes han bajado respecto a 2019 un 20 por ciento, pasando de 189.187 a 151.280; es decir, casi 40.000 menos. Ello, sin embargo, no impide que la tendencia desde el final de la alerta sanitaria se mantenga al alza, con una subida del 30 por ciento si se toma como referencia el año 2021. Por tipologías, los homicidios dolosos y asesinatos consumados han pasado en la capital de 17 (año 2019) a 11; si bien este año ya se han perpetrado diez crímenes, lo que de seguir el ritmo dispararía sobremanera la negra estadística.
Los asesinatos en grado de tentativa han disminuido de 49 a 42 (un 14,3% menos), así como los robos con violencia e intimidación (10,3%), robos con fuerza en domicilios y establecimientos (27,9%), hurtos (29%) y sustracciones de vehículos (36,5%). Por contra, los repuntes más significativos afectan a los delitos de índole sexual (las agresiones con penetración se han elevado un 15,2% y el resto de delitos contra la libertad sexual un 30,8%) y, sobre todo, a los relacionados con el tráfico de drogas, que se han disparado en un 206,9%, de solo 519 en 2019 a 1.593 el año pasado.
En cuanto a las infracciones penales 'online', las estafas informáticas han subido un 45%, mientras que otros ciberdelitos lo han hecho en un 44,3%. A estos datos, conviene añadir otro de los temas candentes que más preocupa a las fuerzas y cuerpos de seguridad: las bandas juveniles. El aislamiento forzoso y el auge de las redes sociales han provocado la incorporación de niños y adolescentes a estos grupos que hasta la crisis no habían cometido delito alguno. Para combatir esta situación, se mantiene activo desde finales de 2021 un plan especial de contención y se continúan redoblando esfuerzos en la calle y en las aulas, con los llamados agentes tutores.
MEDIO AMBIENTE Y MOVILIDAD
Tras Madrid Central: menos humos y más árboles
El gran cambio vino con Madrid Central. Fue una evolución histórica: la capital se alineó con otras grandes ciudades europeas y blindó su corazón a los coches más contaminantes. Al principio, hubo quejas por las multas, polémica en la arena política, recursos judiciales y una sentencia que anuló la medida estrella de Manuela Carmena. El resultado, cuatro años después, es que Madrid Central sigue implantado, las mismas 472 hectáreas restringidas a los humos, bajo un nuevo nombre (Distrito Centro).
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética, en vigor desde mayo de 2021, obliga a los municipios de más de 50.000 habitantes a fijar zonas de bajas emisiones. Así que Almeida reformuló Madrid Central, blindó también la Plaza Elíptica, uno de los puntos negros de contaminación de la ciudad, y diseñó un calendario de restricciones progresivas hasta 2025, año en que ningún vehículo sin etiqueta podrá circular por la ciudad. Por mucho que insista Vox, que aboga por eliminar las multas, ya no hay marcha atrás.
Numerosos trabajos científicos han demostrado los beneficios en la salud de reducir la contaminación. En 2022, Madrid cumplió por primera vez con los límites de calidad del aire marcados por la Unión Europea (y evitó una sanción millonaria). Si estos niveles se endureciesen más, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS), se podrían evitar cada año 3.700 muertes en la capital, según el Instituto de Salud Global de Barcelona.
Al margen de las restricciones, el futuro de una ciudad con 2,5 millones de desplazamientos diarios pasa por reorganizar el tráfico y borrar las infraestructuras obsoletas que lo condensan. Esos nudos intrincados (como el desaparecido nudo Norte) y esas moles de hormigón que ceden el espacio público al coche y el asfalto. Almeida ha demolido dos de estos engorrosos 'scalextric': Joaquín Costa y Pacífico. El último en pie, el puente de Vallecas, sigue en un callejón sin salida, aunque la izquierda prometa derribarlo tras el 28M, porque sostiene carriles de la M-30. Es una deuda pendiente de la ciudad, como el soterramiento de la A-5 en el paseo de Extremadura.
En los últimos años, ha surgido un nuevo desafío: cómo preparar Madrid ante las olas de calor. La respuesta, refrescar la urbe con menos hormigón y más árboles de gran porte, jardines verticales, incluso una pasarela vegetal sobre un pedazo de la M-30 -una propuesta que comparten el PP y Ciudadanos-, también ha desatado una guerra política. Independientemente de las acusaciones de «arboricidios», la capital tiene que recuperar los 83.000 grandes ejemplares perdidos por Filomena y desterrar el urbanismo gris.
DOTACIONES
Nuevos barrios y servicios: el reto de crecer al mismo ritmo
Madrid se expande hacia el sureste, con nuevos barrios que aspiran a solucionar el problema de vivienda de la capital. La mayoría (Los Berrocales, Los Cerros, Los Ahijones y Valdecarros) aún están en construcción, pero El Cañaveral cobró vida hace más de un lustro. Este PAU (Programa de Actuación Urbanística) ya acoge a 12.000 personas que, sin embargo, carecen de servicios básicos en varios kilómetros a la redonda. Es una isla urbana, flanqueada por autopistas y desconectada del resto de la ciudad.
Los vecinos se han manifestado en varias ocasiones: reclaman un centro de salud, un colegio, un instituto, un polideportivo, más de tres líneas de autobús. Por ahora, solo disponen de una guardería municipal, que abrió el pasado enero con 156 plazas. El resto de dotaciones están previstas (el ayuntamiento ha cedido parcelas a la Comunidad, la administración competente), pero estancadas. Mientras, el barrio sigue creciendo con familias jóvenes que se mudan a la periferia en busca de precios más asequibles.
Los vecinos de Valdebebas, un desarrollo al norte que nació en 2011, sufren la misma llegada a cuentagotas de servicios públicos. El año pasado por fin empezaron las obras de un intercambiador de transportes. La gran promesa del Gobierno regional, una parada de Metro, podría estar lista en 2024. Los residentes prefieren un centro de salud y más colegios que asuman la demanda del barrio con mayor tasa de natalidad de Madrid. Y el descontento en estas zonas es un caladero de votos.
VIVIENDA
El récord de precios de venta y alquiler fuerza fugas al extrarradio
Conseguir piso en Madrid es caro y difícil. Lo dicen los estudiantes que llegan cada septiembre, los jóvenes que se quieren independizar y las personas que se trasladan por trabajo. Hay mucha oferta, pero también mucha demanda, y los precios no son bajos. De hecho, Madrid bate en la actualidad récords de precios de venta y de alquiler de viviendas. Ronda los 4.000 euros por metro cuadrado como media en abril, un máximo histórico según el portal Idealista, que supone un 1,1 por ciento más que el pasado mes de marzo, y un 5,6 por ciento por encima del que se daba hace un año. La sociedad de tasación Tinsa, sin embargo, habla de un incremento interanual del precio de la vivienda en Madrid del 5,1 en el primer trimestre de 2022.
Lo de Madrid no es nuevo: los datos de las agencias inmobiliarias señalan que en 2006 los precios ya superaban los 3.600 euros por metro cuadrado, y lo más bajo que se ha podido ver en los últimos 15 años ha sido unos 2.600 euros por metro en el invierno de 2014. Y si esto es verdad para el conjunto de la ciudad, aún se agudiza más en determinadas zonas de la misma: justo por encima de esos casi 4.000 euros por metro cuadrado de venta de viviendas se encuentran Arganzuela y Tetuán.
Y bastante más arriba llegan los pisos en Centro (más de 5.200 euros por metro cuadrado), Salamanca y Chamberí (entre 5.600 y 5.900) o incluso Salamanca (6.500 euros). Precios que duplican e incluso triplican, los de distritos más modestos como Carabanchel, Puente de Vallecas o Usera (en torno a 2.000-2.300 euros por metro cuadrado) o incluso Villaverde (que baja de los 2.000 euros).
No muy diferente es el panorama en el alquiler: los expertos hablan de subidas mensuales por encima de un punto desde marzo y del 10 si se compara con abril del año anterior. De nuevo los distritos más caros son los del norte y la almendra central (Chamartín, Salamanca, Chamberí, Retiro, Centro) mientras que los precios más bajos se registran en el sur-suroeste: Latina, Carabanchel, Usera, Villaverde, las dos Vallecas…
No es de extrañar que, con este panorama, cada vez más habitantes de la capital busquen soluciones de vivienda en la corona metropolitana. O incluso se estén registrando cifras por encima de lo normal de llegadas de madrileños a municipios fronterizos de las provincias de Toledo o Guadalajara. Según datos del informe de movilidad de los trabajadores del Ministerio de Trabajo, 85.181 madrileños trabajaban en Castilla-La Mancha en 2021. Y un estudio de la Universidad Complutense, que utiliza datos de redes de móviles, cifraba en 300.000 los madrileños que dejaron la región entre 2020 y 2022.
El último informe de Tinsa señala que la hipoteca media en la región madrileña es de 911 euros al mes; sólo en Islas Baleares está por encima, superando los 1.000 euros. Pero si se estudia el porcentaje de la renta de cada hogar que se destina a pagar la hipoteca, en Madrid se llega al 38,8 por ciento en la región, y al 44,2 por ciento en la capital. Con picos en distritos como Centro y Arganzuela, donde las familias gastan más del 50 por ciento de sus ingresos en pagar la hipoteca.
Más población
Mientras los precios suben, la población de la capital aumenta: con datos de enero de 2023, Madrid tenía un 1,6 por ciento de más población, 3.339.931 habitantes empadronados. La revisión anual del Padrón municipal dejaba negro sobre blanco un incremento de más de 53.000 personas en el último año. Más población, pero un problema claro de vivienda. Y millones de metros cuadrados de suelo para desarrollar, paralizados por la pelea política por la aprobación de las nuevas normas urbanísticas que agilicen trámites.
En el sureste de la ciudad se encuentra la mayor bolsa de suelo de Madrid, pero las grúas están paradas y los proyectos duermen en los cajones de las promotoras, a la espera de la nueva normativa que fue tumbada en el pleno municipal de diciembre de 2022 por el voto contrario de Vox.
Sea quien sea el partido que gane las elecciones el 28M, deberá enfrentarse con esta decisión: dar o no luz verde a una regulación que reduzca los trámites y acabe con los retrasos de los proyectos pensados para Los Berrocales, Los Ahijones, Los Cerros o Valdecarros, y que suponen más de 105.000 viviendas -la mitad de ellas con alguna protección-, 255 millones de euros en inversiones y 4.400 empleos en el aire.
A siete días de acudir a las urnas, los residentes en Madrid y quienes quieren llegar a serlo algún día repasan las promesas de los candidatos en materia de vivienda en busca de soluciones. Rita Maestre (Más Madrid) propone destinar 70 millones al año para que el ayuntamiento compre más de mil viviendas; el alcalde, José Luis Martínez-Almeida (PP), ofrece construir 12.000 viviendas y comprar edificios ruinosos en el centro para dedicarlos a vivienda pública. Reyes Maroto (PSOE) quiere crear un parque público de 15.000 pisos en alquiler. Roberto Sotomayor (Unidas Podemos) se compromete a facilitar alquileres inferiores a 400 euros; y Begoña Villacís (Ciudadanos) garantiza 10.500 viviendas públicas en alquiler y con opción a compra.
TURISMO
Un viaje al olimpo con la mochila a la espalda de los pisos turísticos
Superar los datos prepandemia respecto a la llegada de turistas y consolidar la cada vez más diversificada oferta, para mantenerse entre los destinos más atractivos de España, son los dos principales retos a los que se enfrenta la capital. Así lo atestiguan todos los indicadores del sector, que ponen el foco en la política aperturista que mantuvo la región durante el oscuro periodo de alerta sanitaria.
«Ya hemos recuperado el 89% del turismo que teníamos en 2019, pero queda mucho por hacer», afirmaba en febrero la delegada de Turismo, Almudena Maíllo (PP), en alusión al trabajo pendiente de captación del turista chino, después de que el gigante asiático haya por fin reabierto sus fronteras y permita la libre circulación de sus ciudadanos. La meta, por tanto, pasa por acercarse lo máximo posible al medio millar de viajeros de ese continente alcanzados en 2019, de los cuales 200.000 llegaron de China; 130.000, de Japón y 50.000, de Corea del Sur.
A ello se suma un dato esperanzador: Madrid superó meses atrás las cifras anteriores a la pandemia respecto al gasto que hacen los visitantes, con una recaudación de 1.060 millones en 2022. Además del foco internacional, se ha potenciado la imagen de la capital para atraer al turista nacional y prueba de ello fueron los buenos resultados cosechados en Semana Santa, con una ocupación media hotelera del 90%.
Precisamente, al desembarco de grandes cadenas hoteleras (Four Seasons dio el pistoletazo de salida, junto a la reapertura del Ritz, seguidos por The Madrid Edition, un Marriot frente al monasterio de las Descalzas; Thompson Madrid, de Hyatt, en Montera; y UMusic Teatro Albéniz) se unen también el catálogo de musicales (Madrid es la tercera ciudad del mundo, solo por detrás de Londres y Nueva York, y la primera en español) y la ola de grandes festivales de música encabezados por el ya consolidado Mad Cool.
Con todo, la plaga de pisos turísticos y el consecuente reguero de problemas vecinales, como la falta de inseguridad o el turismo de borrachera, asociados en algunos casos, continúa sin resolverse. En 2022, la Agencia de Actividades (ADA), dependiente del Área de Desarrollo Urbano (en manos de Ciudadanos), inspeccionó 3.282 viviendas, llegando a verificar que 286 se dedicaban a uso turístico. Se dictaron 149 órdenes de cese de la actividad y se iniciaron 256 expedientes para el restablecimiento de la legalidad urbanística.
Unas cifras muy por debajo del total de viviendas que los vecinos afectados han denunciado ante la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid; solo en Sol y Las Letras (el enclave más saturado del viejo Madrid), aseguran, hay 1.700 en esta situación. Urbanismo impuso en todo el año pasado 105 multas por incumplir las órdenes de cese y 75 alojamientos abandonaron la actividad.
ECONOMÍA
Un titán en lo macro con muchas desigualdades en lo micro
La frase «Madrid es la locomotora económica de España» se ha convertido, de tanto repetirla, en un tópico. Que responde a la realidad en los datos macro, pero queda algo desdibujada cuando se acerca el zoom. La Comunidad madrileña, apoyada en buena medida en la potencia de la capital, presume de tener un Producto Interior Bruto (PIB) que crece por encima del conjunto de España: un 1,3% frente al 0,5% del país.
Nadie puede dudar de la fuerza de la economía madrileña: según la Encuesta de Población Activa, tiene una tasa de paro del 11 %, dos puntos inferior a la nacional. También en la capital, el indicador de clima empresarial de la ciudad en el segundo trimestre se ha elevado en 5,8 puntos en comparación con el segundo trimestre del año pasado, y se crearon más de 15.000 nuevas sociedades, un 15,7% más.
Pero en el dato micro, el panorama pinta aún una situación de fuertes contrastes: en las primeras cinco posiciones del ranking de vulnerabilidad repiten año tras año los mismos distritos: Puente de Vallecas, Villaverde, Usera, Carabanchel y Latina. Los mismos que acumulan los mayores porcentajes de población extranjera sobre el total de vecinos.
La esperanza de vida es hasta dos años menor en Puente de Vallecas (79,9 años para hombres) que en Retiro (83). Y la renta media anual, de 42.283 euros en el conjunto de la ciudad, cae hasta los 28.407 euros en Villaverde o 26.652 en Puente de Vallecas, mientras que Moncloa supera los 64.000 y Chamartín los 70.735 euros.
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