La enorme esfera armilar que nunca vimos en Valdebernardo y las autopistas subterráneas que no pasaron del plano
HISTORIAS CAPITALES
Dos grandes proyectos soñados por los políticos que no llegaron a hacerse realidad
MADRID
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Iniciar sesiónLa realidad supera cualquier ficción. Porque donde alcance la imaginación de un político, no llega nadie. Y aunque el papel lo aguanta todo, en ocasiones no pasa de ahí. Es lo que ocurrió con los dos proyectos que aquí se explican, y que ... por razones muy diferentes, no llegaron a materializarse tal y como fueron pensados.
El primero fue una enorme esfera armilar, que reproducía un modelo reducido del cosmos, que superaría los 90 metros de altura, tendría 80 metros de diámetro y 7.000 toneladas de peso. Contaría con meridianos, paralelos y planetas en movimiento, y en su interior -hueco- habría escaleras por donde podrían transitar sus visitantes.
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La idea original era la escultura proyectada por el escultor Rafael Trénor y el ingeniero de caminos José Antonio Fernández Ordoñez a finales de los 80. En origen, estaba destinada a la Exposición Universal de Sevilla de 1992, y se pretendía convertirla en un monumento emblemático del estilo del Atomium de Bruselas o la Torre Eiffel de París.
El proyecto no prosperó, pero la Sociedad Estatal Quinto Centenario y la cooperativa de viviendas de UGT Promoción Social de la Vivienda (PSV), la recuperaron con la idea de construirla en un nuevo desarrollo urbanístico en marcha en Madrid: Valdebernardo. El proyecto iba tan en serio que incluso hubo un acto de colocación de la primera piedra, el 17 de junio de 1991, con presencia de los responsables políticos del momento: Eduardo Mangada, consejero de Política Territorial de la Comunidad de Madrid, y Nicolás Redondo, secretario general de UGT.
Pero llegó la crisis económica y arrasó con todo: la Sociedad Estatal Quinto Centenario se retiró de la operación, y con ello se perdían los 2.000 millones de pesetas que aportaba. PSV intentó seguir adelante, pero el coste total del monumento superaba los 6.000 millones de pesetas. Y además, la cooperativa de viviendas fue intervenida por un juez en febrero de 1994, lo que acabó con la idea de que Valdebernardo tuviera su propio microcosmos.
Hubo varios intentos, a lo largo de los años, de instalar la gran esfera armilar en distintos puntos de la ciudad de Valencia. Y lo último que se ha sabido es que la maqueta que se construyó se exponía recientemente en el puerto menorquín de Mahón.
Circular bajo Madrid
Otra gran iniciativa que llenó páginas en los periódicos madrileños en noviembre de 1998 fue la idea municipal de construir una red de autopistas subterráneas desde el centro de la capital. Supondrían abrir 140 kilómetros de túneles, por donde discurrirían las nuevas autovías. Hubo un acto de presentación público de la propuesta, en el que incluso participó el entonces ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado.
En total, eran seis túneles de dos carriles por sentido, construidos a 50 metros de profundidad, diseñados para captar el tráfico de entrada en la capital desde las carreteras nacionales y también desde las cuatro radiales que ya entonces proyectaba Fomento. Cierto es que la misma presentación adolecía de cierto escepticismo, al que contribuyó y no poco el hecho de que el alcalde, José María Álvarez del Manzano, llegara casi al final de la presentación.
Construirlas costaría 300.000 millones de pesetas. Los túneles, de peaje, a 200 pesetas la hora por pasar y aparcar, captarían unos 35.000 vehículos diarios
Pero allí estuvieron los políticos, acompañados de paneles donde se describía, con todos los detalles de que se disponía, la actuación: construirlas costaría 300.000 millones de pesetas, que pagaría la iniciativa privada, y los túneles, de peaje -a 200 pesetas la hora por pasar y aparcar-, captarían el 10 por ciento de los 350.000 vehículos diarios que entrarían, en 2006, en la capital. Permitirían atravesar la ciudad de norte a sur y de este a oeste sin salir nunca a la superficie.
Una vez en el centro, los vehículos se quedarían bajo tierra, en una red de aparcamientos para 35.000 vehículos bajo el paseo de la Castellana y Serrano. El asunto fue tan polémico y despertó tantas suspicacias, que hasta el artista gráfico Mingote le dedicó una viñeta en ABC: un matrimonio conduce por los túneles bajo Madrid cuando se topa con el diablo. «Siempre he dicho que la manía de profundizar nos traería disgustos», comentaba el conductor.
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