Los cien farsantes de cuello blanco: el DNI de los títulos que delató a profesores, sanitarios y otros falsos licenciados
La Policía Nacional detiene a 20 personas e investiga a más de cien por adquirir certificados académicos falsos en internet
Los actores Verónica Echegui y Álex García, el neonazi El Niño y los butroneros Troll y Bosco, en la trama de los falsos vacunados
Basta una búsqueda en Google, en realidad basta la típica búsqueda en Google, para suplir años de esfuerzo académico: «títulos universitarios falsos», «réplica título universitario»…, tan ramplonas pero reales como la vida misma. Detrás, en cambio, un entramado de estafas atrapa a los compradores de diplomas fraudulentos ... que nunca recibirán; el negocio es un 'win-win' para los supuestos traficantes. Cobran sin riesgo a ser denunciados, porque a ver quién es el primero que explica a la Policía haber sido víctima de un fraude al tratar de incurrir en otro. Aunque la adquisición por sí sola, advierten los expertos, no es un delito, sí lo es el uso de estos para fines laborales o cualquier otro beneficio personal.
Llegados a este punto, la pregunta es obligada: si las páginas web no envían nada, ¿de qué hilo se puede tirar? Del único que no sale nunca en las películas. Horas y horas de pesadas revisiones hasta descartar una decena de portales y dar, al menos por ahora, con el único que sí cumple lo prometido. «Llegar a la página no fue fácil, ya que nos alertaron de muchas», recuerdan los dos inspectores de la Jefatura Superior de Madrid, encargados de llevar a buen término una investigación extendida durante algo más de un año.
Con la pista buena encima de la mesa, los agentes observan un incremento del volumen de titulaciones falsas desde 2019, tiempo suficiente para dispensar cientos de certificados a lo largo y ancho de la geografía española. Los envíos salen de República Dominicana y se encargan siempre por el mismo canal: los responsables de la red dejan un teléfono de contacto, un número solo para WhatsApp, a través del cual «se informa a los clientes de que deben acudir a un local de remesas y realizar el pago a nombre de una persona bajo conceptos como 'ayuda familiar' o 'medicinas'».
Un trabajado 'modus operandi' que queda al descubierto por el nombre de una empresa de reparto. «Cometen el fallo de que en la página sale el nombre de una de esas compañías de transportes, que nada tienen que ver», añaden, conscientes del alto grado de sofisticación de los títulos ofertados. Membretes y sellos troquelados de más de una treintena de universidades, y las firmas de los rectores y secretarios de los diferentes centros de acuerdo a los años en los que ejercieron tales cargos. Los precios oscilan entre los 300 euros, un simple PDF, o los más del 1.000, el pack completo de títulos y certificados.
Las averiguaciones de los policías avanzan y empiezan las identificaciones: psicólogos, profesores, economistas, ingenieros, el abanico de profesiones de cuello blanco es inmenso; por haber hay hasta directivos de grandes empresas. En un momento dado, a los policías les llama la atención hasta la compulsa de uno de los títulos. «Nos hizo dudar, pero en la universidad afectada nos dijeron que ese sello ya no se usaba», sostienen, tras meses de colaboración con el Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid.
Código único
Todo (anagramas, símbolos, logotipos, rúbricas, el papel timbrado abajo a la derecha o la empresa de impresión en el lado opuesto) era igual que lo expuesto en los oficiales, salvo un pequeño numerito en el que nadie repara, una especie de DNI de los títulos universitarios. «Ese código es único y no se puede falsificar, porque cada uno va asociado a un original», inciden los inspectores. Por tanto, la secuencia de números de uno falso puede coincidir con el de cualquiera.
El perfil de los clientes tenía un denominador común: la mayoría son antiguos alumnos de la carrera en cuestión que no la habían terminado. También podría darse el caso de que personas que llevaran ejerciendo sin titulación durante muchos años encargaran un falso diploma por miedo a ser detectados. Sea como fuere, hay más de cien investigados, de los cuales 20 ya han sido detenidos, acusados de falsedad documental, estafa y en algunos casos intrusismo. Un problema que las empresas o clientes podrían evitar si acuden al Registro Nacional de Titulados, siempre que cuenten con el permiso del entrevistado.
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