La izquierda «buena, chula y bonita» se rodea de Carmena: «No me importan las siglas pero ojalá Rita sea la próxima alcaldesa»

Manuela Carmena es la 'rockstar' de la izquierda madrileña. Lo sabe su sobrino político, Luis Cueto (Recupera Madrid), para el que pidió el voto semanas atrás; y lo sabe la que fuera su portavoz en el Ayuntamiento, Rita Maestre, a quien le desea que «ojalá sea la próxima alcaldesa». Las siglas, no obstante, mejor dejarlas aparcadas, como así se encarga de repetir en su discurso.

Su turno es el tercero, por detrás de los concejales Cuca Sánchez («Os pido algo, escuchemos a las personas mayores, ¿verdad, Paca? Paca me lo dice siempre») y el propio López Rey («Mi espíritu es joven y algunos habéis visto que el alcalde quiso vacilarme con eso de joven promesa»), que entre anécdotas y recuerdos centran el tiro en lo mollar del evento: Moratalaz Cuida, una iniciativa de alojamientos alternativos para personas mayores, los llamados 'cohousing', que «van mucho más allá del actual concepto de residencia».

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En ese sentido, Más Madrid plantea la construcción de 65 viviendas en una parcela municipal de 9.400 metros cuadrados, dentro de uno de los distritos más envejecidos de la capital. El proyecto, (una idea ya impulsada en el presente mandato en Ciudad Lineal, Hortaleza y Usera) contempla un edificio dividido en cinco módulos de entre 10 y 15 apartamentos, con zonas comunes exteriores e interiores y organizados en torno a amplios patios con arbolado y ajardinamiento.

Pero una puesta en escena con Carmena en el centro trasciende a cualquier iniciativa. Sus primeras palabras son para justificar su presencia en un acto de precampaña, «cuando suenan las trompetas de las elecciones». «Ahora soy una ciudadana más, no tengo que ver con ninguna política ni estoy en ninguna estructura, pero creo que ahora, con 79 años, tengo muy claro que es interesantísimo que seamos conscientes en nuestra patria, los españoles, los madrileños, que la democracia es algo extraordinariamente valioso», sostiene.

Tras ella, hablan Rita y García, agradecidas al legado recibido de la juez y más centradas en la batalla política. La vivienda y la situación de las residencias, dos de los principales caballos de batalla de la campaña que se avecina, toman el protagonismo. «No se debe vender humo ni soluciones milagrosas. Es un problema grave y estructural que no se resuelve chasqueando los dedos y prometiendo una solución única», señala la exportavoz municipal, respecto al alza de precios en el sector inmobiliario.

«El modelo de residencias que hay actualmente es un modelo que no tiene alma. Ayer mismo estuvimos en una residencia en Alcalá donde una persona nos contaba que su familiar había adelgazado 14 kilos y el Gobierno le había contestado ‘así está más en forma’», recuerda por su parte la médico, entre poema («Todos tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una») y promesa.

Termina el acto y aún queda un 'rush' final: Manuela baja de la modesta tarima y se hace un par de fotos. Los cámaras acuden a ella, también los reporteros, a la caza todos de una declaración jugosa que en esta mañana de miércoles no encontrarán. El foco mediático se pierde entonces en una prueba de velocidad hacia la nada que podría haber firmado junto al atleta Sotomayor (Podemos), la única fábula imposible de la izquierda.