Así fue la caída de los Saavedra: los reyes de la droga en Madrid dirigían su imperio desde Morata de Tajuña
Han sido arrestadas 24 personas e incautadas numerosas armas de fuego, así como 125.000 euros en metálico
Dominaban la venta en el poblado en un 'cuartel general' bunkerizado bajo fuertes medidas de seguridad 24 horas
Cae el clan de los Saavedra, 'herederos' de los Gordos
A. García
El mayor supermercado de la droga de España, ubicado en el sector 6 de la Cañada Real, se ha vuelto a quedar 'huérfano', aunque los antecedentes invitan a pensar que no por mucho tiempo. La Policía Nacional asestó el pasado 23 de marzo un preciso golpe ... al principal punto de venta de sustancia estupefacientes de la Comunidad de Madrid, que suministraba más de 500 dosis al día y estaba dirigido por Antonia y Miguel. Quizá esos nombres no le digan nada, pero era el matrimonio que dirigía el clan de los Saavedra, los auténticos reyes de la droga en el poblado chabolista tras la caída hace ya años de los Gordos y los Kikos. Con los primeros convivieron y con los segundos guardaban parentesco y buenas relaciones, tanto que les compraron la parcela que les permitió triplicar su ritmo de despacho desde su cuartel general particular.
En el marco de la 'Operación Adrómeda' -bautizada así por la preponderancia de este clan respecto al resto en la Cañada-, los agentes han logrado desarticular la cúpula de esta organización, con la detención de 24 personas -10 mujeres y 14 varones- y la incautación de siete kilos de cocaína, casi dos de heroína y otros dos kilogramos de otras sustancias, 11 vehículos, más de 125.000 euros en efectivo así como diez armas de fuego, entre las que destaca un bolígrafo pistola, y casi 700 cartuchos, durante los nueve registros realizados en la capital madrileña y en las localidades de Alcalá de Henares y Morata de Tajuña, según informó ayer la Policía Nacional.
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«El clan de los Gordos es un clan diferente a este, ambos llegaron a operar en poblados como Las Barranquillas, eran dos clanes potentes, pero tenían diferentes vías. Con la desarticulación de los Gordos ganaron poder en ese 'mercado'», señalan fuentes policiales. «Es el punto de venta de drogas más activo de la Comunidad de Madrid, por no decir de España. Estaban 24 horas al día todo el año. Sin lugar a dudas este clan ahora mismo eran los más poderosos», confirman fuentes de la investigación.
La compleja operación, que se inició en el año 2021 y concluyó el pasado mes con la intervención de los agentes, dio comienzo cuando los investigadores tuvieron conocimiento de que esta organización criminal tenía una actividad era muy intensa, especialmente con la venta de cocaína y heroína. Tras las primeras averiguaciones, pudieron constatar que se trataba del punto de venta bunkerizado y de consumo más activo, que contaba con un fumadero y un parking interior y una ubicación estratégica que les permitía un gran trasiego de personas las 24 horas durante todo el año. Tal era el descaro con el que actuaban en su zona que hasta contaban con un cartel que indicaba el nivel óptimo de calidad que había alcanzado la mercancía: «Aquí hay buenos porros».
Incendiar las pruebas
Llegaron a un grado de especialización tan alto, resaltan fuentes conocedoras de la operación, que entre sus medidas de seguridad existían estufas encendidas de manera permanente para quemar el dinero y las sustancias estupefacientes en caso de que se produjera una actuación policial, como así trataron de hacer cuando llegó el momento de la intervención. Pero no suficiente debido a la habilidosa actuación de los agentes.
Y eso que existía una estructura piramidal en la que era muy clara la labor de cada uno, siendo la cúspide de los Saavedra los que dirigían con mano de hierro el entramado criminal. Estaban, pues, los llamados 'aguadores' o 'machacas', encargados de alertar de la presencia policial y acomodar a los clientes que acudían con sus coches al aparcamiento del punto de venta. También había un responsable de llevarse el dinero del punto de venta y reponer la sustancia.
«Esta organización, para poder crecer, se trasladó a otro centro de venta en el inicio de la Cañada, un punto estratégico desde el cual tendrían mucha más venta por un mayor trasiego de consumidores. Esta mejor ubicación se la compraron a otro clan anterior que había regentado ese lugar», trasladó el responsable de la investigación, en alusión a la adquisición de la parcela a los Kikos. También habían estado trabajando con el envío de cocaína a países del este de la Unión Europea, pero al ser interceptado un paquete cesaron en esta actividad.
Vigilar de cerca estando lejos
Los líderes, que eran conocidos policialmente, manejaban la organización desde Morata de Tajuña, lugar al que se fueron desplazando los principales clanes de la Cañada desde hacía una década para evitar que les echaran el guante. «Les permite estar lo suficientemente cerca para dirigir el punto de venta y lo suficientemente lejos como para no poder ser asociados con el punto de venta», cuenta el jefe de los investigadores.
Allí irrumpió el Grupo Especial de Operaciones (GEO) mientras amanecía una mañana del pasado mes de marzo, conscientes de que allí atesoraban armas de fuego y no dudarían en utilizarlas si fuera necesario, y descubrieron miles de euros repartidos por lugares tan inverosímiles como el lavavajillas o la lavadora.
«Es llamativo que, cuando entran los GEO, lo único que les dio tiempo a hacer a los líderes fue a deshacerse de teléfonos tirándolos al inodoro. En esta casa principal, encontramos una gran cantidad de dinero, de bajo valor facial, procedente del pago de pequeñas cantidades que vendían del menudeo», precisan fuentes policiales.
Los 24 arrestados pasaron a disposición judicial como presuntos responsables de los delitos de pertenencia a organización criminal, tenencia ilícita de armas, depósito de armas y municiones y un delito contra la salud pública. Se decretó prisión provisional para once de ellos.
Sin heredero conocido
Después de desactivar este clan, que había cubierto el vacío de poder que dejaron los Gordos o los Kikos, los investigadores no tienen constancia de que haya un heredero natural.
«No creo que haya otras personas capaces reavivar la actividad. Estamos hablando de una organización que tiene una experiencia dilatada en el tiempo, para tener esa estructura y llevarlo de esa manera se requiere muchos años. Ahora mismo ninguno de sus sucesores tiene esa capacidad para desarrollarlo», concluyen.
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