Cae un butronero, secuaz del Niño Sáez, que llevaba escondido en un piso cuatro años

La Policía Nacional sabía que Navarro Jiménez, con un historial de más de 50 delitos a sus espaldas, se escondía en esa zona del sur de la capital. La lógica llevaba a pensar, sin embargo, que habría pasado antes por otros domicilios. Pero había un inconveniente extra: su entorno más cercano también es delincuencial y se mostraba muy violento en cualquier acercamiento. No estaban dispuestos a facilitar información sobre José Antonio y le daban cobertura.

Los agentes de la comisaría de Usera-Villaverde vieron pocas veces salir al objetivo de su cubil. De hecho, lo hizo en contadas ocasiones y siempre subido en un patinete eléctrico, como si intentara burlarse de la vigilancia sobre él.

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Lo complicado fue determinar en qué piso se alojaba concretamente, para poder así solicitar la orden judicial de entrada y registro. Ese dato se consiguió gracias a una de esas 'tronchas' (vigilancias discretas, en el argot) que realizaron los investigadores. Vieron asomarse por la ventana a José Antonio y a su mujer, Jennifer, y así pudieron constatar la planta y la letra del inmueble en cuestión.

Al encartado le perseguían seis reclamaciones de juzgados de las provincias de Toledo y Madrid, las dos provincias, probablemente, por las que se mueven más los aluniceros y butroneros como Navarro. De hecho, durante su época de asaltos a empresas, acompañó a Francisco Javier M. S., conocido como el 'Niño Sáez', el más mediático de la época. Este delincuente, que arrasaba joyerías y tiendas de rtelefonía, fue también investigado por el robo de más de 100 kilos de cocaína del depósito judicial de Málaga; sin embargo, fue asesinado en mayo de 2017 antes de ser juzgado.

Navarro Jiménez pertenece a un clan español que se asienta, sobre todo, en las inmediaciones de la Calle Vieja de Pinto, vía en la que se encontraba la vivienda donde se escondía. La red familiar del sujeto es muy extensa y tremendamente problemática. Por eso, una vez localizado el fugitivo, los actuantes solicitaron que participaran en la detención

Los agentes solicitaron un mandamiento de entrada y apoyo de Unidades de Intervención Policial debido a la elevada conflictividad de la zona. Una vez en el interior de la vivienda se encontraron al hombre oculto en la habitación de su propia hija, una niña, bajo una cama y cubierto por mantas. Era el patético epílogo a más de cuatro años de fuga.

Los policías nacionales de la sección especializada, por otra parte, localizaron en la vivienda una habitación acondicionada para cultivo de marihuana, con maquinaria y aislamiento térmico, mientras que el fugitivo explicó que ya había vendido todo para mantenerse.