Buscan un nexo entre los últimos ataques de bandas en Usera y el crimen de William

El joven podría haber sido elegido como instrumento de la última venganza

A. S. Moya

Madrid

Una 'caída' indiscriminada, un crimen preparado fruto de una venganza o hasta una simple y llana equivocación. Cuarenta y ocho horas después del asesinato a sangre fría de William B. V., ejecutado de dos tiros a las puertas de su casa en Villaverde, la Policía ... Nacional mantiene varias hipótesis abiertas. Los agentes del Grupo VI de Homicidios y de la Brigada de Información buscan algún tipo de conexión entre una posible 'vendetta' y los últimos ataques entre bandas acaecidos en Madrid. Se da la circunstancia de que dos de ellos tuvieron lugar la semana pasada en sendos parques de Usera, el otro distrito junto al citado de Villaverde que más problemas presenta respecto a este fenómeno.

A diferencia de otras organizaciones criminales, los expertos son conscientes de que estos grupos no suelen tardar en dar réplica a las agresiones sufridas. A veces, incluso, ni siquiera responden a una secuencia lógica de zona, horas y personas implicadas: estas revanchas pueden producirse por sorpresa y en puntos aparentemente tranquilos, por lo que tampoco se descarta que el crimen del menor de 15 años sea debido a este motivo. Pese a que William no estaba considerado un miembro activo de los Trinitarios, la amistad que mantenía con otros pandilleros le había colocado en el radar policial de potenciales integrantes.

Otra opción que se maneja es el ajuste de cuentas, si bien en este caso no directamente enfocado en su persona. Como publicó ayer ABC, el joven podría haber sido elegido como instrumento para hacer daño a alguno de sus allegados afines a la banda. Y aunque pierde fuerza la opción de que el sujeto encapuchado y tapado con una mascarilla, de apenas 1,60 metros de estatura, matase a William por error, aún es pronto para su descarte definitivo.

Los amigos que se encontraban con el menor en el parque infantil donde fue tiroteado señalaban ayer en redes sociales que el ataque llegó «por un problema entre bandas», pero que este «no pertenecía a ninguna». Según su versión, los adolescentes estaban celebrando un cumpleaños y jugando al dominó (una de las grandes pasiones del finado) cuando fueron abordados sin mediar provocación.

Tras recabar el testimonio de cuatro testigos, la Policía está revisando las cámaras de seguridad de la zona y de las estaciones de Metro cercanas por si el autor (y sus compinches, en caso de ir acompañado) pudo utilizarlos para huir. Se rastrea también cualquier indicio que pueda dar con el origen del arma de fuego, cuyo uso es casi residual (solo una de 600 incautadas), como así consta en el plan antibandas activado por Delegación.

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