Ayuso y Almeida versionan el tándem de Aguirre y Gallardón en Madrid 12 años después

Ese capítulo de la historia del PP, el más estrambótico y cainita de su trayectoria, ha quedado en el pasado y ya nadie quiere acordarse de aquellos días, como un mal recuerdo que se hubiera borrado de la memoria colectiva, y más en estos momentos de euforia tras el 28 de mayo. Ayuso y Almeida llegaron juntos a la misma aventura, en 2019, cuando Casado les propuso a ambos como candidatos, en una apuesta muy arriesgada por la que muy pocos daban un duro. Los dos sobrevivieron al 'experimento' y se forjaron a la vez como líderes políticos durante la pandemia y como 'contrapeso' frente al sanchismo desde Madrid. Pero fue el 'efecto Ayuso' el que revolucionó literalmente la política madrileña y la nacional en las elecciones autonómicas del 4 de mayo de 2021, un punto de inflexión para el PP y para la legislatura.

Ahora, Ayuso y Almeida han conseguido a la vez la mayoría absoluta en la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, algo que no ocurría desde mayo de 2011, cuando los protagonistas fueron Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón. La primera tentación es escribir sobre la similitud de un caso y de otro, pero la realidad es que, más allá de que todos tienen en su haber la mayoría absoluta, las 'parejas de baile' se parecen muy poco o nada y en el PP no ven probable que se produzcan las tensiones de épocas anteriores entre ambas administraciones y sus líderes.

«Almeida no va a dar el más mínimo problema a Ayuso», asegura a ABC Esperanza Aguirre. La expresidenta de la Comunidad de Madrid, 'ayusista' hasta la médula, está convencida de que no hay ningún motivo para que se produzcan enfrentamientos como los que ella tuvo con Gallardón, otro peso político histórico del partido, que había sido secretario general del PP y presidente de la Comunidad, antes de ser alcalde, también con mayoría absoluta, y tener enfrente a Esperanza Aguirre.

Aguirre conoce muy bien a Almeida. Fue él quien la sustituyó como portavoz en el Ayuntamiento cuando dimitió de todos sus cargos públicos en 2017. Ya como alcalde, Aguirre le aconsejó que no aceptara el puesto de portavoz nacional que le había ofrecido Pablo Casado: «Pepito, es un error», le avisó. También la advirtió de la equivocación colosal que suponía que se dejara 'utilizar' en la guerra de Génova con Ayuso. Pero todo eso quedó atrás. Ahora Almeida ha aceptado el rol que le corresponde dentro del partido y en su relación con Ayuso. Lo dijo con mucha claridad en la campaña: «Isa, aquí tienes tu ejército». El alcalde sabe que la presidenta es ella, que su liderazgo le ha beneficiado en las elecciones y que se ha producido un arrastre de votos que le ha permitido tener mayoría absoluta. Cuando se tiene claro quién manda y quién es el líder con más peso, el riesgo de enfrentamiento se difumina.

Viaje hacia atrás en el tiempo.  Aguirre y Gallardón convivieron como presidenta autonómica y como alcalde, ambos con mayoría absoluta en las elecciones de 2003, 2007 y 2011. Una, liberal, y el otro, conservador. Ambos, amigos desde muchos años atrás. Y los dos con una personalidad política muy fuerte. «¡Qué tengo que hacer para llevarme bien contigo!», le dijo Gallardón en uno de los muchos momentos de tensión que vivieron. «¡Hazte liberal!», le espetó Esperanza Aguirre. Gallardón llegó a la Alcaldía después de ser presidente de la Comunidad entre 1995 y 2003, pero antes había sido secretario general del PP y portavoz en la Asamblea y en el Senado y nunca se dejó de decir que su destino, o su ambición íntima, era ser presidente del Gobierno. Un peso pesado del partido. Aguirre había sido ministra de Educación y Cultura y presidenta del Senado antes de ser candidata autonómica, entre otros muchos puestos políticos. Otro activo de primera línea en el PP.

Sus legendarios choques desde la Comunidad y el Ayuntamiento, ¿fueron una lucha de egos? ¿Celos políticos? ¿Diferencias ideológicas? ¿Lucha de ambiciones? ¿Un pulso por el poder? ¿O quizás todo a la vez? Hay interpretaciones para todos los gustos. Uno de los enfrentamientos más sonados de Aguirre y Gallardón se produjo en 2004, cuando la primera aspiró a ser la presidenta del PP de Madrid, en sustitución de la 'tercera vía' que ideó Aznar para esta región con dos administraciones muy potentes. ¿Les suena? Gallardón disputó el puesto a través de su mano derecha, Manuel Cobo, y perdió. Aguirre fue presidenta del PP de Madrid entre 2004 y 2016.

Nunca se escuchó a Gallardón decir a Aguirre cosas como que ahí tenía a su 'ejército'. Todo lo contrario. El entonces alcalde aspiraba a mucho más y nunca lo ocultó. En 2008, y en medio de muchos rumores sobre una hipotética sucesión de Rajoy, Gallardón pidió ir en la lista al Congreso de ese año y Aguirre amenazó con dimitir como presidenta si eso sucedía para ir ella también en la candidatura. Al final, Rajoy dio un golpe en la mesa, si cabe imaginarse algo así, y ninguno fue candidato.

Otro expresidente de la Comunidad, Pedro Rollán, recuerda a ABC que Ayuso y Almeida emergieron a la vez en 2019 y les unió la gestión durante la pandemia en una situación muy difícil para Madrid. Crearon una «complicidad» que hoy permanece, como se vio en la noche electoral del 28 de mayo: «Solo había que ver cómo se miraban a los ojos esa noche, en el despacho de Ayuso, después de conseguir ambos la absoluta a la vez, para comprender que aquí no va a haber ningún enfrentamiento, y sí mucha colaboración».

Un histórico del PP de Madrid es rotundo y muy claro: «El caso de Ayuso y Almeida no es paralelo al de Alberto y Esperanza. Alberto tenía un poder que Almeida no tiene, un peso específico. Fue el primero en ganar al PSOE en la Comunidad y contaba con un reconocimiento a su liderazgo que el actual alcalde no posee». Ayuso, continúa, «se puede parecer más a Esperanza, pero Almeida no se parece a Alberto ni de broma, es un tándem muy desigual. Ayuso tiene un liderazgo muy consolidado, y Almeida, no. En el caso de Alberto y Esperanza, lo tenían los dos».

Otro 'popular' buen conocedor de lo que se cuece en el PP de Madrid lo ve así: «Lo normal es que puedan chocar, y de hecho ha habido roces en muchos proyectos, pero se han mantenido 'sotto voce', por ejemplo con la expansión del Metro. La clave es otra. No está en Ayuso, que es como una mutación de Aguirre y Cifuentes juntas y es expansiva como la que más. La clave está en Almeida, que no es Gallardón. Nunca busca el conflicto y sí la colaboración».

Un dirigente del PP de Madrid en ambas épocas comenta que «las personalidades son muy diferentes», recuerda bien el clima de enfrentamiento permanente de antaño y está convencido de que no ocurrirá nada parecido ahora: «De todo se aprende y el PP sabe que de las disensiones internas no sale nada bueno». Remarca que hay algo que ha unido a los dos por encima de todo: «Tienen enfrente a una persona que España no se merece que la gobierne y que tiene claros rasgos psicopáticos».

Ayuso y Almeida no son Aguirre y Gallardón. La Comunidad de Madrid de 2023 tampoco es la de hace 20 años, cuando la capital era prácticamente todo en la región y las competencias se pisaban de forma irremediable. Y Rajoy y Feijóo… Tienen muchas cosas en común, pero el presidente del PP actual llegó a Génova con el apoyo necesario de Ayuso, el pacto de no agresión entre los dos está ahí y el reconocimiento de que la líder madrileña es el activo más fuerte del partido en este momento, también. Ayuso, que colecciona víctimas políticas entre quienes se enfrentan a ella, no tiene rival dentro del PP y Almeida, como buen soldado frente a su capitán, lo sabe y lo acepta con disciplina.