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Alfredo Rodríguez, alma de El Brillante

gatos que fueron tigres

Lo suyo era servir, escuchar y tener siempre un gesto limpio y una palabra medida

Deudas, depresión y una pistola: el trágico final del dueño del bar El Brillante

Retrato del tabernero Alfredo Rodríguez, quien estuvo frente a El Brillante durante 54 años Maya Balanya
Alfonso J. Ussía

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En Madrid ya casi no quedan taberneros. Quedan hosteleros, camareros, franquiciados, incluso «managers de experiencia gastronómica». Pero taberneros, de los de brazo firme, bata blanca y mirada que escruta si el cliente necesita otra caña, apenas dos o tres, de Lucio a Rafa y poco ... más. Pero hasta hace bien poco hubo uno. Y ese uno —o ese penúltimo— se llamaba Alfredo Rodríguez, señor de la barra de El Brillante, frente a Atocha, donde la vida entera de la ciudad pasa cada dos o tres minutos.

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