Adelardo, el gran capitán del fútbol, empuja por la victoria del PP en Majadahonda

Adelardo Rodríguez nació en Badajoz en septiembre de 1939. Su vida giró en torno al balón de cuero desde sus inicios, en los equipos de su tierra como el Ferrocarril, el Betis Club Extremeño de Badajoz o el CR Extremadura, de Badajoz. Aún no tenía los 20 años cuando, ya en un equipo de segunda división, el Club Deportivo Badajoz, en junio de 1959 le tocó enfrentarse en un amistoso con el Atlético de Madrid. Sólo unos días después, Adelardo fichaba por el club rojiblanco y comenzaba un idilio que dura hasta hoy.

Todo vino rodado a partir de ahí: debut en primera división antes de su cumpleaños, en septiembre de ese mismo año, y con victoria para su equipo en Las Palmas contra la Unión Deportiva de aquella isla. 0-3 para el Atlético, y el primer gol lo hizo subir él mismo al marcador.

A partir de ahí, se disparó: el eterno capitán atlético está entre los jugadores que más partidos ha disputado vistiendo la camiseta rojiblanca -Koke le batió hace poco en número de encuentros de Liga, pero como él dice, «en goles no me gana: 115 metí en mi posición, y eso muy pocos lo tienen»-. Y es el que más títulos ha ganado con este club. Su palmarés incluye tres Ligas (1965-66, 1969-70 y 1972-73), cinco Copas (1960, 1961, 1965, 1972 y 1976), una Recopa de Europa (1962) y una Copa Intercontinental (1974).

El club y su vida terminaron entremezclados para siempre: Adelardo se casó con una hija de Vicente Calderón, el mítico presidente colchonero. Vivió la marcha del Metropolitano y su traslado al Estadio del Manzanares. Y muchas décadas después, fue testigo de otra mudanza: la que les ha llevado hasta el nuevo Metropolitano.

Adelardo, mientras, también se mudaba: desde Madrid capital a Majadahonda. De eso hace ya «43 o 44 años; fue cosa de mi mujer, que salía con el coche a buscar sitios donde vivir». Y lo encontró en esta localidad que entonces era casi el campo: «Ni calles había, solo caminos», recuerda. Allí llegó, muchos años después, la Ciudad Deportiva rojiblanca, en el Cerro del Espino, no podía ser de otro modo.

Mucho ha cambiado la ciudad, una de las que mejor calidad de vida ofrecen hoy en día. Como también es diferente el fútbol, confiesa: «Ha cambiado muchísimo; en mis tiempos, por ejemplo, cambios no había durante el partido, y tampoco se podía parar a beber agua».

Cuando la cabeza de lista a la alcaldía majariega, Lola Moreno, se enteró de que tenía entre sus vecinos al muy ilustre Adelardo, le propuso de innmediato que la acompañara en su lista. Él está ilusionado y se siente orgulloso. «A mis años, es un premio, y si en lo deportivo puedo ayudar en algo...», ofrece.

Es su intención colaborar, en la medida de sus posibilidades, al desarrollo del deporte en la localidad. Ni le da pereza la campaña ni se achica ante la batalla política: ahí está cuando se le requiere, acompañando a donde haga falta y contribuyendo con su figura y su nombre a la candidatura: «Haré todo lo posible porque ganemos», remata. De cabeza.