Atracadores infiltrados en el 15-M

Hay distintos elementos que dan argumentos a las sospechas policiales. El más importante, las detenciones de dos personas a las que se considera de las más activas dentro de las redes sociales que están «calentando» el ambiente. Se trata de un argentino y un portugués. Este segundo, además, cuenta con la friolera de once reseñas policiales por atentado contra la autoridad, robos con violencia, robos con fuerza y lesiones . Hay un tercer arrestado, de nacionalidad hondureña, que cuenta con ocho antecedentes por los mismos hechos, además de por daños. El resto son españoles, entre quienes se encuentra uno con una acusación anterior por imprudencia temeraria al volante.

En total, son nueve las detenciones practicadas en los últimos días. Cuatro, durante la carga policial ante el Ministerio del Interior. Otra de un joven que se negaba a abandonar la calle de las Carretas cuando estaba prohibido transitar por ella, el jueves al mediodía. Dos más en la madrugada del jueves: un hombre que rajó con una navaja el neumático de un furgón policial y otro que, tras negarse a su identificación, amenazó a los policías de muerte e hizo el gesto con las manos de encañonarles y dispararles. Los otros dos arrestos se efectuaron la madrugada de la primera jornada de protestas, en la Calle Mayor, por desórdenes públicos. Los sospechosos lanzaron contenedores de basura hacia la Puerta del Sol.

Los investigadores tienen claro que esta última oleada de protestas está siendo jaleada por radicales de colectivos «okupas» y «antisistema». Este puñado de ultras estaría «calentando» al grueso de los «indignados», de por sí gente normal de la calle y no violenta. Poco tiene que ver por lo tanto con el germen del movimiento, nacido de manera más o menos espontánea la pasada primavera . Estos radicales están utilizando dos cuarteles generales. Uno de ellos es el antiguo edificio de Tabacalera, en la calle de los Embajadores, 53. Como ya adelantó ABC, esta «casa okupa» fue cedida en 2010 a la Red de Colectivos de Lavapiés por el Ministerio de Cultura. El otro escondrijo es «Casablanca», un inmueble también «okupado» y también radicado en Lavapiés. Un ejemplo de sus actividades es la Semana del Cine Ateo, que se celebrará coincidiendo con la Jornada Mundial de la Juventud y la visita del Papa.

Los convocantes estarían vulnerando el artículo 514 del Código Penal, que señala: «Los promotores o directores de cualquier reunión o manifestación que convocaren, celebraren o intentaren celebrar de nuevo una reunión o manifestación que hubiese sido previamente suspendida o prohibida, y siempre que con ello pretendieran subvertir el orden constitucional o alterar gravemente la paz pública, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a un año y multa de seis a doce meses».

Pero hay otros elementos preocupantes, como la mayor agresividad verbal y física de los manifestantes, y la radicalización de sus mensajes.