Siglo y medio iluminando Madrid

Un día de enero de 1852, la Plaza de la Armería del Palacio Real de Madrid fue testigode un prodigio que daba paso a una nueva era. La luz eléctrica se presentaba como sucesoradel gas y comenzaba a alimentar los faroles que iluminaban el histórico recinto

En la imagen, primer foco encendido en Madrid (a la izquierda) tras la llegada de la electricidad y la primera farola de la Armería

Mediado el siglo XIX, el 30 enero de 1852, se produjo en Madrid un hecho que maravilló a los ciudadanos y revolucionó la industria energética. La luz eléctrica se presentaba en sociedad con el Palacio Real como anfitrión. Cientos de ciudadanos contemplan asombrados como un ... aparato colocado sobre el tejado de la Armería desprende una luz clara y hermosa, muy superior a la del gas. Ese acto simbólico constituye el punto de partida para generalizar el suministro de energía eléctrica a toda la Villa. Según refiere en el libro «Primeros pasos de la luz eléctrica en Madrid y otros acontecimientos ...» José María García de la Infanta, el 18 de febrero de ese mismo año se instala una gran farola en la Plaza de la Armería. «Son de buen efecto las colocadas en la Plaza de la Armería y en el Congreso los Diputados», dicen los vecinos de la Villa y Corte al referirse a las recién estrenadas farolas. Apenas cuatro meses después, el 20 de junio, aparece iluminada la calle de Barquillo y parte de la de Alcalá. Estas demostraciones tienen una finalidad tanto didáctica, ilustrar a lo ciudadanos sobre el sorprendente avance científico, como publicitaria. Así lo entiende el Circo de Madrid que, entre sus números, ofrece «los sorprendentes fenómenos y experimentos electroquímicos, la luz eléctrica».

Otro acontecimiento decisivo para el futuro madrileño, la inauguración del Canal de Isabel II, en 1858, ofrece una nueva oportunidad para la demostración eléctrica. En los altos de San Bernardo, allá por la Puerta de Fuencarral, se instala un gran surtidor, cuya agua en suspensión es traspasada por «una vivísima luz».

Los ensayos avanzan y son cada vez más ambiciosos. En 1864, se proyecta la luz sobre un lienzo colocado en la azotea del Hotel de París en la Puerta del Sol con el fin de hacer visibles los retratos de la Reina Isabel II y de su hijo el Príncipe Alfonso. El Circo Price se une a la fiesta e instala iluminación eléctrica interior como atracción.

La entrada en Madrid de don Alfonso XII, tras la Restauración de 1875, se ve realzada por la iluminación eléctrica. Tres años después, la boda del joven monarca con su prima María de las Mercedes es ocasión para instalar en el corazón de Madrid dos grandes candelabros con tres globos de vidrio opalino. Avanza el siglo y la Real Orden de 1888 prohíbe el alumbrado por gas y velas no protegidas por farolas en los teatros de la ciudad. Los contratos de electricidad se multiplican y la respuesta empresarial se hace urgente y, en 1889, se crea la Compañía General Madrileña de Electricidad -origen de Unión Fenosa-, que convive con la Compañía Inglesa de Electricidad. En 1912 se constituye Unión Eléctrica Madrileña mediante la fusión de tres compañías: la Compañía General Madrileña de Electricidad, la Sociedad de Regasificación Industrial y Salto de Bolarque.

Unión Fenosa ha acompañado a los madrileños en una andadura y ayer, dentro de los actos del sesquicentenario de la llegada de la luz a Madrid, homenajeó a José María García de la Infanta, recientemente fallecido. El presidente regional, Ruiz-Gallardón, el alcalde de la capital, Álvarez del Manzano y el presidente de la compañía, Antonio Basagoiti, recordaron que la historia de Madrid discurre inseparablemente unida a la de Unión Fenosa.

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