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La noche eterna de Quique San Francisco

Los bares de Madrid fueron el hábitat del fallecido actor, pero su corazón estaba en sus teatros

Quique San Francisco con Pocholo Martínez Bordiú y otros amigos en la discoteca Pachá ASIA MARTÍN
Isabel Gutiérrez Rico

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Hoy es una cafetería-panadería donde, tras un año de ausencia y algo más de confianza, algunas abuelas del barrio retoman sus meriendas de café con leche y cruasán. Pero para los veteranos de la parte alta de la avenida del General Perón, precisamente donde ... una frontera invisible divide las dos zonas con mayor contraste de renta en un mismo distrito (Tetuán), ese esquinazo con Comandante Zorita (hoy Aviador Zorita, tras el cambio de nombres del callejero) siempre será ‘los billares de Perón’ : un lugar maldito para el grueso de las madres que, a voces y con el carrito de la compra en la mano, exigían a sus hijos salir de allí de inmediato. Vale, no era un lugar recomendable, pero bastaba que alguien viera entrar a un tipo flaco como un galgo y rubio como un alemán para que la chavalería se saltara la orden y pegara las narices a la cristalera. Al cabo, recién comenzados los años 80, ese individuo que sobresalía más de una cabeza entre la clientela ya era una celebridad por obra y gracia, entre otros, de Eloy de la Iglesia y su cine quinqui. Por allí pocos habían visto «Navajeros», «Colegas o «El pico», pero todos sabían que aquel singular personaje salía en aquellas películas y que su nombre era Quique San Francisco .

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