La misma tragedia, 25 años después
«No eran aún las seis y media de la mañana cuando un intenso frío que entumecía los músculos iba minando poco a poco a los centenares de hombres que participaban en las labores de rescate y a los numerosos informadores que, desde primeras horas ... de la madrugada, se encontraban en la zona. A esa hora se iniciaba el traslado de los cadáveres hacia un hangar preparado al efecto en el cercano aeropuerto de Barajas. Fue una noche infernal, repleta de sombras por los focos y las llamas, pero fue también una noche en la que de forma admirable participaron las Fuerzas de Seguridad, los servicios de socorro, el Ejército, los bomberos, personal civil y muchísimas mujeres, tanto del propio pueblo de Mejorada del Campo como de la Cruz Roja que, estoicamente, soportaron a pie firme la tragedia».
Así arrancaba la crónica firmada en ABC por Ricardo Domínguez el 28 de noviembre de 1983. Había sido una noche de tensión y horror, «en la que se enseñoreó la muerte». Un Boeing 747 de Avianca se había estrellado en Mejorada del Campo, camino del aeropuerto de Barajas. El balance fue estremecedor. Perdieron la vida 181 personas y sólo 11 la salvaron de milagro. Algunos testigos aseguraron que el avión cayó con un motor en llamas. El aparato cubría el trayecto París-Madrid-Bogotá y se disponía a aterrizar en el aeropuerto madrileño para hacer el último tramo de su periplo. Nunca llegaría. Chocó contra una loma, donde dejó dos profundos surcos, y consiguió atravesar una vaguada situada inmediatamente después. De nuevo rozó con otra y pasó otra vaguada, hasta estrellarse en la tercera loma. En total, el Boeing recorrió casi un kilómetro desde que por primera vez chocó hasta que quedó inmóvil y envuelto en llamas. Minutos antes de la catástrofe las comunicaciones entre avión y torre de control eran normales. En ningún momento, el piloto del «Jumbo» informó de avería alguna. De hecho, el accidente se produjo por un fallo del piloto, que introdujo los datos de posición erróneamente, por lo que a la hora de iniciar la maniobra de aproximación a pista para aterrizar, calculó mal y el avión se estrelló.
«Los bomberos —prosigue la crónica de ABC— iban rescatando poco a poco los cadáveres que podían ser identificados. Estaban materialmente deshechos, con los ojos abiertos, descalzos, el cabello quemado y, muchos, desmembrados. Eran depositados en el suelo a un centenar de metros y se señalizaba la zona con banderas rojas. En la parte de la cola, partida como un lapicero, se encontraban las víctimas más brutalmente machacadas por el impacto: éstos ya ni siquiera estaban semienteros y era fácil ver, según nos relataba un joven de la Cruz Roja, sólo una cabeza, un pedazo de hueso, un pie, una mano, medio tronco...».
Uno de los supervivientes relataba su dramático testimonio: «El fuego estaba muy cerca de mí. Boca abajo, logré salir del avión rompiendo la ventanilla a patadas. Eché a correr. Entonces es cuando encontré a una niña, que también huía. La recogí y, en brazos, la llevé hasta que encontramos a la Policía».
Segunda tragedia en once días
Pero la tragedia acechaba en Barajas y apenas habían pasado once días cuando se registró un nuevo y brutal drama aéreo.El 7 de diciembre se estrelló un avión de Iberia que realizaba el trayecto Madrid-Roma, con 93 personas a bordo. Fallecieron 51. «El piloto de Iberia ni tuvo miedo ni pensó en la muerte; sólo en evitar el choque». Era el titular que abría nuestro periódico. El accidente se produjo en el despegue, cuando un DC9 de la compañía Aviaco invadió la pista en servicio, sin que la tripulación del avión de Iberia pudiese hacer nada. En este caso, la principal causa fue la falta de visibilidad reinante en la pista, que impidió que la tripulación del DC-9 de Aviaco pudiese ver las señales visuales. «Cogí a un niño por los brazos y cuando conseguí sacarle estaba carbonizado», contaba un superviviente. «Logramos salvarnos atravesando una barrera de fuego». Los testimonios eran, una vez más, estremecedores.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete