El «fantasma» del Mad Cool estará en Valdebebas al menos dos años

Las palmeras, muchas de ellas con síntomas de sequedad por la falta de riego, se erigen en medio de un solar por el que desfilaron cerca de 240.000 personas durante los tres días que duró el evento. De los siete escenarios, solo sobrevive una gran carpa semicircular tapada por una lona negra. La ristra de contenedores se sucede a lo largo y ancho de un recinto que no ha perdido la esencia festivalera.

El colorido del decorado contrasta, sin embargo con la apariencia fantasmal del lugar. Según ha podido saber ABC, la parcela, de propiedad municipal, está arrendada a los promotores del Mad Cool por un periodo de dos años , ampliables a dos más. Dentro de la misma, los inquilinos mantienen, además de la valla perimetral y el «hall» de entrada, una serie de equipamientos instalados y espacios permanentes que, según señalan, podrían utilizarse para otros actos de la organización o el propio Ayuntamiento.

Esto último, sin embargo, no consta en el Consistorio: «Nosotros no tenemos previsto hacer nada allí. Es un contrato de alquiler, en el que se les ha otorgado la posesión por un tiempo establecido». La ampliación hasta los cuatro años dependerá del gobierno entrante , tras las elecciones de 2019.

El terreno, anexo al recinto ferial de Campo de las Naciones, pasará en un futuro a formar parte de Ifema. Mientras tanto, el Ayuntamiento posee un derecho de reserva que ha utilizado para la mencionada cesión. Fuentes de Ifema confirman que ya han solicitado el derecho de superficie sobre el mismo («El proceso está en trámite»), marcado en la proyección que se hizo del barrio de Valdebebas como parte de un posterior ensanche de la Feria.

La tercera edición del Mad Cool, la primera celebrada en este enclave los días 12, 13 y 14 de julio, se desarrolló bajo un clima caótico que afectó sobremanera a la entrada del recinto en la primera jornada. La caída temporal de la red móvil imposibilitó que las pulseras de acceso pudieran validarse, lo que derivó en colas kilométricas a pleno sol, caídas de vallas y riesgo de avalanchas. Dentro, la controversia alcanzó su punto álgido con la cancelación del concierto de Massive Attack por «molestias de sonido».