Desmontando las leyendas sobre Juan Negrín

TEXTO: ANTONIO VILLARREAL FOTO: ERNESTO AGUDOMADRID. Un Zeiss alemán de 1918, un mosquete Mauser mexicano de 1916, un estalagmógrafo o una ametralladora Hotchkiss son objetos con los que el fisiólogo

TEXTO: ANTONIO VILLARREAL FOTO: ERNESTO AGUDO

MADRID. Un Zeiss alemán de 1918, un mosquete Mauser mexicano de 1916, un estalagmógrafo o una ametralladora Hotchkiss son objetos con los que el fisiólogo y político Juan Negrín estaba bastante familiarizado. Algunos eran armas, y otros, mero instrumental ... médico de principios de siglo. En cualquier caso, entre ambos extremos discurrió la vida de un hombre marcado por la controversia lógica de haber vivido en una de las etapas más convulsas de nuestra historia reciente. Por ese mismo motivo, la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) organiza estos días en el Centro Cultural del Conde Duque la exposición «Juan Negrín. Médico y Jefe de Gobierno», con motivo del cincuenta aniversario de la muerte de este histórico personaje en su exilio parisino.

Como fisiólogo, Negrín encarnó el eslabón generacional entre el maestro Ramón y Cajal y el discípulo Severo Ochoa, demostrando un nivel parejo de brillantez en las universidades alemanas de Kiel y Leipzig. Una parte de esta retrospectiva simula verazmente el laboratorio que el doctor Negrín tenía en la Residencia de Estudiantes, organismo al que llegó gracias a Ramón y Cajal en 1916.

Una insólita foto de Federico García Lorca inclinado sobre un microscopio (Zeiss) en el laboratorio original revela el grado de verosimilitud alcanzado en el montaje de esta exposición, que incluye además muchos manuscritos originales con las investigaciones médicas de Negrín, un hombre que para Alfonso Guerra, presidente de la Fundación Pablo Iglesias, fue «un gran desconocido». El político sevillano recordó que «el afán de conocimiento por saber lo que ocurrió en aquella época tiene una parte de compromiso del lado de las autoridades», además de alabar la exposición porque «recupera la dignidad de la persona, el científico y el patriota a través .

Otros que ensalzaron la recuperación de la figura de Juan Negrín López en la mañana de ayer fueron los ministro de Justicia y de Cultura. Para López Aguilar, que comparte con Negrín tanto la ascendencia canaria como la socialista, el otrora presidente de la República deja «una estela que permite recordar su nombre como sinónimo de resistencia» destacando que intentó que el desenlace de la Guerra Civil -a la postre trágico para el bando republicano- «fuera lo menos ominoso y sangriento posible». Carmen Calvo, sin embargo, destacó de un modo más o menos contemporáneo la estela de Negrín, al destacar que «por encima de leyendas, rumores o mitos, amó a España, luchó contra la dictadura y persiguió la democracia».

Los mitos a los que se refería Calvo también tienen cabida en los Sótanos del Conde Duque. ya que, como la ministra afirmaba. «la exposición trasciende al individuo, y alude a toda una época».

En ocasiones, la desmemoria ha corrido su velo sobre el recuerdo del que fue durante años Presidente de la República, pero también ha mantenido en las mentes de todos conceptos como «el oro de Negrín» -el malvendido a los rusos a cambio de armas y que hoy alcanzaría un valor de 7.500 millones de dólares- o las «pastillas del doctor Negrín» -simples lentejas que constituían el único aporte alimenticio en un Madrid sitiado. Alimentar de realidades la leyenda de Negrín (mediante bastantes indicios documentales) es el cometido principal de una retrospectiva que permanecerá abierta hasta enero para conseguirlo.

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