Las desapariciones que alimentaron la leyenda negra del Sanatorio Hispano de Guadarrama

No es la primera vez que, desde estas líneas, se narra una historia de estas características. De hecho, estas construcciones son tan abundantes en la sierra de Madrid que abarcan para un serial . Como el resto de sanatorios «encantados», el Hispano nació como un hospital para enfermos pulmonares . Su ubicación, sinónimo y garantía de aire puro, en el techo de la región, lo convertían en un punto incomparable para el tratamiento de estas dolencias. Fue levantado en la primera mitad del siglo XX y se le consideró como uno de los punteros de su época. De hecho, la imagen que acompaña a este texto es de un anuncio en las páginas de ABC, de octubre de 1932. «Lo rodea un hermoso bosque de pinos, y tanto por su magnífica situación como por la higiene y confort que posee, está clasificado como uno de los primeros establecimientos entre los dedicados al tratamiento de las enfermedades del aparato respiratorio», rezaba la publicidad.

Sin embargo, ese paraje idílico se contaminó por las leyendas de terror sobre lo que pasaba dentro del hospital. Estas nacieron por las muertes en el centro, algo habitual tratándose de un hospital, pero lo cierto es que los vecinos de la localidad han asegurado en más de una ocasión que los suicidios se repetían sin explicación aparente . Los pacientes, que desaparecían de sus camas sin razón, al tiempo aparecían muertos en los alrededores del sanatorio. ¿Por qué?; no se sabe. Así, una vez cerrado y abandonado, pasó a ser un imán para los amantes de lo oculto y lo paranormal . Concretamente la capilla ha sido un foco constante, del que muchos dicen ser un escenario único para la grabación de psicofonías.

Esta fiebre se concentró fundamentalmente en los años 80, si bien nunca ha cesado del todo. En la actualidad, del Sanatorio Hispano solo quedan las fachadas , con su interior hueco y una apariencia tan sosegada como fantasmagórica. En las caras internas pueden contemplarse pintadas de rituales satánicos , con estrellas, cruces y mensajes en lenguas muertas. A caballo entre la superstición y la leyenda languidece a pesar de que en el año 2000 se inició un proyecto para reconvertirlo en un centro geriátrico.