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El cierre de comercio tradicional y la suciedad degradan Malasaña

Los vecinos luchan por mantener la esencia de esta zona histórica y reclaman más atención municipal

Pintadas en la fachada de una casa del barrio de Malasaña Maya Balanyá
Adrián Delgado

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En la calle de San Andrés, casi en la esquina con la plaza del Dos de Mayo , contrastan dos realidades de Malasaña. Bajo un toldo, dos puestos venden carteles de conciertos de La Movida o carátulas de discos de los 80, entre otras ... antigüedades. Unos pasos más adelante, un cartel reclama la atención de los viandantes bajo el título de «souvenirs» del barrio. Pasado y presente de una misma zona en la que ya casi nada es «underground ». Su nombre se vende impreso en objetos como recuerdo de un lugar turístico, «de paso». «Malasaña está de moda . Una taza, una camiseta o una bolsa de tela con su nombre impreso se venden por 10 euros. Los turistas vienen buscando algo que han leído en las guías pero que ya no existe. Se encuentran un lugar sucio y degradado en el que tomar cervezas y tapas en una terraza o un alojamiento relativamente barato», lamenta Antonio, mientras pasea a su perro por la calle.

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