La calle de la Paloma reescribe la tradición más castiza de Madrid un año más
La alcaldesa, Ana Botella, ha asistido a la ofrenda floral, misa y bajada del cuadro de la Virgen, obviando los abucheos e insultos de un grupo de bomberos municipales
noemí lópez trujillo
Los ojos de los madrileños centelleaban en este día, uno de los más castizos de la capital. Ofrenda floral, misa y bajada del cuadro. Y, entre tanto, unos chotis, porras y vivas a la Virgen de La Paloma .
Eso sí, como viene siendo ... habitual desde hace unos años, algunos colectivos de bomberos de han encargado de obstaculizar la llegada de la alcaldesa , Ana Botella, a la ofrenda floral. Era la primera que hacía en calidad de regidora, pero ha aguantado el tipo e incluso ha saludado a todos los ciudadanos que se acercaban a ella.
Fernando Martínez , de 59 años y a punto de jubilarse, ha sido el bombero elegido este año para la bajada del cuadro. «Es un gran honor. Siempre se dice, pero es algo que te deja sin palabras», contaba Martínez minutos después de besar el retablo. Lo importante, según explica, es el trabajo en equipo con los compañeros, que le ayudan a bajar el lienzo, así como los ánimos antes y las felicitaciones después. Y las había. A él se acercaban íntimos, conocidos y desconocidos, todos orgullosos de que bajase a La Paloma del «cielo» a la «tierra».
Una vez la alcaldesa hubo besado el cuadro , como manda la tradición, se acercó al bar «Los Caracoles» a degustar uno de estos platos típicos junto a una cerveza. Los pitidos y abucheos por parte del colectivo de bomberos continuaba, con insultos, aunque nada ha conseguido «cortar el vuelo» de La Paloma en este día tan especial.
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