Macarena Olona: «¿Santi niega mi enfermedad? Es algo que voy a preguntarle»

—A la vista de los acontecimientos, ¿fue precipitado su abandono de la política?

—No, no. Precipitado, no. Vamos a diferenciar. Cuando a una persona, y en mi caso madre de un niño de casi tres años, la vida le golpea fuerte, con algo tan incontrolable como la salud, con una enfermedad... el miedo es muy libre. Y también las decisiones que se toman son muy personales. Yo decidí anteponer mi familia en ese momento a cualquier otra prioridad. ¿Fue precipitado? ¿Fue acertado, cuando piensas que no tienes otra oportunidad...? Decidí anteponer mi familia y anteponer como prioridad el centrarme en lo que en ese momento parecía que era lo único que podía importar, que era mi salud y mi pequeño. En cuanto a la parte final del comunicado sobre qué iba a hacer o dejar de hacer cuando la salud me lo permitiese, si es que pasaba, es lo que ha cambiado sustancialmente. En julio navegaba en un mar de incertidumbres, con 12 kilos de pérdida de peso y unas circunstancias que no deseo a nadie y que me han hecho dudar mucho. Quien quiera juzgar mi camino que se suba a mis tacones. Pero en cuanto a la parte final, nos dimos la mano Santi y yo, lealmente. No sé si la manera en que nos dimos la mano en ese momento fue precipitada. Lo que tengo claro es que hoy, con unas circunstancias totalmente distintas, igual no es la fórmula que tenemos que aplicar.

—El propio Abascal y algún otro dirigente de su partido han venido a poner casi en duda su enfermedad.

—Has dicho algo que me deja muy preocupada porque tu análisis ya lo he escuchado estos días a la vista de las declaraciones de Santi. ¿Santi está negando mi enfermedad?

—Parece que es lo que se deduce...

—Me gustaría que lo dijese abiertamente, si es así. Desde luego es una de las cuestiones que le voy a preguntar en esa reunión, porque no lo entendería. Mi salida se produjo de la mano.

—Hay quien apunta a que realmente esa salida no se produce tanto por la enfermedad, sino porque sólo quiere las mieles de la política. Se dice que pidió ser senadora y estar en la ejecutiva del partido y que se fue cuando no se lo concedieron.

—Más que críticas son informaciones totalmente falsas. ¿Qué son las mieles de la política para mí? Estar con las personas, con los españoles, en la calle. Y a eso es a lo que me iba a dedicar en Andalucía, como había anunciado tan solo unos días antes a mi dimisión. Sí que te aseguro que lo que me encantaría es poder volver al Parlamento andaluz en este momento, pero eso es imposible legalmente. Yo no abandoné mi escaño por una cuestión de ambición personal.

—¿Qué le trasladan sus excompañeros de bancada? ¿Entienden su posición?

—Mis compañeros me trasladan un enorme cariño. Y no sólo ellos. Estoy conociendo concejales, diputados autonómicos que tienen muy claro que yo no represento una amenaza. Yo represento a Vox y desde luego es un inmenso cariño el que estoy sintiendo, un enorme apoyo. Esos tres años de duro trabajo hacen que la gente me vea como un valor dentro de Vox, que esperan que se pueda incorporar de nuevo a lo que ellos siguen viendo como una familia. Algunos deberían responder si vieron mi enfermedad como la excusa perfecta para sacarme de primera línea de juego.

—Tiene un enfrentamiento abierto con Javier Ortega Smith...

—Mi lealtad hacia los españoles incluye mi silencio sobre cuestiones internas. Pero nunca ha habido un problema por mi parte con nadie en Vox. Siempre he antepuesto el proyecto a cualquier cuestión, sin hacer caso a quienes decían que mi proyección estaba generando antipatías internas.

—¿Cuándo espera tener la entrevista con Abascal?

—Después de la conferencia en la Universidad de Murcia (mañana viernes) espero que podamos vernos tranquilos. Desde luego, su agenda es más complicada que la mía, aunque estoy muy feliz porque el ciclo de conferencias que se inició antes de anunciarse mi candidatura a la Junta, está teniendo una acogida extraordinaria.