Junts pel 'sí-no' o el derecho de auto indeterminación
«Sí-no» es la yenka de nuestro tiempo, vivir dando saltitos de un lado a otro para acabar siempre en el mismo lugar sin dejar de cuestionarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos
Fracasa la investidura de Feijóo y comienza el tiempo de Sánchez para intentar ser presidente

Eduard Pujol i Bonell solo tenía una cosa que hacer esta semana: votar 'no' cuando dijeran su nombre. Nada más. Resulta sencillo: tú te sientas calladito, esperas el momento y, cuando llega, abres la bocaza y te lanzas seguro, pero discreto. Empiezas por la letrita ... ene, una consonante nasal con todo su peso fonético, alveolar, sonoro. Acto seguido va la letrita o, una vocal media posterior. Se pronuncia acercando la parte de atrás de la lengua al velo del paladar, en la parte posterior de la boca, mientras que los labios se cierran un poco y se redondean. Todo junto suena 'no'. Es un milisegundo para un diputado, pero cuatro años de tranquilidad para la coalición progresista y de extrema derecha.
Si aún así tienes dudas, puedes ponerte un folio doblado delante con el fonema. O una foto de Franco tachada donde ponga muy grande 'NO', para disimular. Incluso, en un alarde de precaución, puedes tatuarte la negativa en el antebrazo derecho, como otros se tatúan el nombre de su hija que, la verdad, no sé por qué lo hacen: a mí me resultó relativamente sencillo aprenderme el de la mía. Lo haces, votas bien, luchas un poco contra el fascismo y ya te puedes ir rápidamente a coger un taxi en el Villa Real y rapidito para Atocha, que llegas al AVE de las tres y te da tiempo a estar en tu casita para merendar tu butifarra, tu fuet y tu miajita de supremacismo.
Bueno, pues ni eso. Pregunta la secretaria: «¿Eduard Pujol i Bonell?». Responde el diputado: «Sí. No». No me digan que no es maravilloso. «Sí-no», que no es lo mismo que «no-sí». Esta es una afirmación que niega, un positivo negativo, una duda metódica. «Sí-no» recuerda a Jardiel. Y al Buitre -bueno, sí, ¿no?- y también a Herminio Rufino Sancho -«Sancho sí, no». Es una auto enmienda, un resumen perfecto del sanchismo, un cambio de posición exprés. «Sí-no» es el ying y el yang, un alegato contra la pureza y esconde un «puede ser», un «yo qué sé», un «a mí, Prim». Y 'Junts pel sí-no' es una maravilla conceptual muy catalana. Podría hacer un resumen más largo de la sesión, pero dudo que pueda hacer uno mejor. «Sí-no» es la yenka de nuestro tiempo, vivir dando saltitos de un lado a otro para acabar siempre en el mismo lugar sin dejar de cuestionarnos quiénes somos, de dónde venimos y a dónde vamos. Que lo baile un catalán en Madrid es todavía más genial. Y que finalmente su voto sea catalogado nulo es la mejor manera de entender el concepto de auto-indeterminación. También sirve para los pueblos.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete