Terrorismo, guerra santa y crímenes de guerra
En esta carrera de resistencia, en la que el pueblo ruso y el ucraniano se ahogan en sangre para ver cuál aguanta más, el Kremlin ha decidido subir un poco más el listón de la barbarie
Almirante (R)
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Iniciar sesiónEn la guerra de Ucrania, las cosas se están poniendo cada vez más feas. Y no me refiero a lo que ocurre en el frente, donde la ventaja militar de Rusia es apenas marginal. Queda mucha guerra y no creo que ninguno de los dos ... contendientes pueda atisbar el menor rayo de luz al final del túnel. De hecho, es bastante probable que ni siquiera exista ese túnel que desesperadamente tratan de encontrar. Quizá las tropas rusas estén en una cueva sin más salida que aquella por la que entraron. Pero, mientras ellos no decidan marcharse, no habrá forma humana de echarles de allí.
En esta carrera de resistencia, en la que el pueblo ruso y el ucraniano se ahogan en sangre para ver cuál aguanta más, el Kremlin ha decidido subir un poco más el listón de la barbarie con dos infamias que sería ingenuo no ver relacionadas. La primera es la explotación del reciente atentado del terrorismo islámico en Moscú. Putin no ha agitado el árbol, pero se empeña en recoger las nueces apuntando a Ucrania con su dedo acusador.
El dedo del Putin no es un dedo cualquiera. Todos hemos visto las caras de los terroristas tayikos, sometidos a la tortura. Esas cosas pasan en todas partes, pero ¿por qué el líder ruso, que asegura que en Rusia se respetan los derechos humanos, autoriza que se publiquen? Quizá sea su amenaza. ¿Una amenaza al ISIS-K? Puede, pero desde luego también a los combatientes ucranianos. ¿No acaba de decir Putin que es Ucrania la que está detrás de los crímenes de Moscú? Pues ya saben ellos lo que les espera.
La segunda de esas medidas concebidas para ensuciar aún más la contienda, sincronizada en el tiempo con la anterior, parece anacrónica o propia de yihadistas islámicos. El patriarca Cirilo, cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa y esbirro del dictador, ha proclamado formalmente que la operación especial es una Guerra Santa. ¿Contra quién? Contra el cisma de los hermanos ucranianos que no quieren serlo —por qué esperar la vuelta del hijo pródigo en lugar de traerlo por las orejas— y contra el satanismo occidental.
¿Qué cesto puede hacerse con tan sucias pajas? Solo uno en el que los crímenes de guerra de los soldados rusos encuentren, si no aliento —que eso no está demostrado— comprensión y perdón. No caerá esa breva pero, si algún día el dictador y su patriarca se sentaran en el banquillo de los acusados por los horribles crímenes cometidos por sus tropas en Ucrania, alegarán que ellos no fueron quienes dieron la orden. Cierto. Ellos se limitaron a señalar con el dedo.
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