análisis
Humillación desde el gallinero
La novedad es que es la primera vez que Sánchez es zarandeado por un subordinado desde que es presidente del Gobierno
Artículos escritos por Juan Fernández-Miranda en ABC
La primera vez que Pedro Sánchez fue humillado en su partido acabó de patitas en la calle. Fue el 1 de octubre de 2016, la noche de los cuchillos largos en la que sus compañeros lo echaron de Ferraz. De aquel escarnio público Sánchez salió ... gracias, en gran medida, a José Luis Ábalos: él recogió sus cenizas; él lo preparó para volver y ganar al aparato las primarias de la militancia; él le montó ese nuevo PSOE silente al servicio del líder; y él presentó la candidatura de Sánchez para la moción de censura a Rajoy. Él, en suma, no es un cualquiera.
Por eso fue nombrado secretario de Organización y ministro de Fomento, dos cargos que juntos representan una impropia acumulación de poder (con permiso del hoy biministro Bolaños). Lo que nadie ha explicado bien aún, aunque se han contado muchas cosas, es por qué Sánchez expulsó a Ábalos del Gobierno y del partido hace ahora dos años y medio.
La novedad es que es la primera vez que Sánchez es zarandeado por un subordinado desde que es presidente del Gobierno. Nunca antes nadie en su partido se había atrevido a discrepar en público. Y Ábalos será lo que sea, pero de negociar y de echar pulsos sabe un rato: Santos Cerdán ha perdido toda autoridad. La imagen de Ábalos en el gallinero del Congreso tan sólo dos años y medio después de ser todopoderoso en el PSOE es la segunda humillación a Sánchez. Y suele reaccionar mal.