análisis
Elogio de la dignidad
Lo verdaderamente difícil de defender la democracia es que exige hacerlo sobre todo cuando los que la atacan son los tuyos
Artículos escritos por Juan Fernández-Miranda
Lo más difícil de defender la democracia es que exige defenderla siempre, también cuando quienes la atacan son los ideológicamente afines. Por ejemplo y sin pestañear: censurar de plano la dictadura de Venezuela, criticar a Trump cuando el asalto al Capitolio, lamentar las barbaridades de ... Daniel Ortega en Nicaragua, denunciar los abusos en Hungría, aborrecer los excesos de Bolsonaro en Brasil, condenar la corrupción de Kirchner en Argentina o rechazar el plan de Netanyahu para controlar al Poder Judicial. Todo eso está mal, aunque también es verdad que hay distintos grados.
Es por eso sorprendente en España que ni uno solo de los diputados ni de los barones del PSOE sea capaz de reconocer públicamente algo que muchos de ellos -y digo muchos- reconocen en privado. Todos ellos tendrán un borrón grave en su currículum. «Yo sólo pido a Sánchez que los 'indepes' prometan que no lo volverán a hacer, eso nos daría un clavo al que agarrarnos», rogaba en septiembre un dirigente que ahora graba vídeos de apoyo al pacto con Junts y ERC y a la ley de amnistía. «Es el poder», responden los cínicos de la política. Pero no es una cuestión de poder, sino de democracia y de dignidad.
Digamos la verdad: no es muy difícil ser dirigente, militante o votante del PSOE para apreciar los abusos de poder de Pedro Sánchez y sus ataques al sistema. El último da miedo y no es la amnistía: desconfío seriamente de los políticos que sustituyen la «soberanía nacional» (la que reside en el pueblo y recoge nuestra Constitución) por «soberanía popular» (la que reside en los representantes del pueblo, los diputados). Es una suerte de hurto oligárquico por la puerta de atrás: ¿por qué la ley de amnistía que el lunes presentó el PSOE habla en su exposición de motivos de «soberanía popular»? ¿Nos ha explicado este cambio el Partido Socialista? ¿A dónde quieren llegar?
Digo más: lo verdaderamente difícil de defender la democracia es que exige defenderla sobre todo cuando los que la atacan son los tuyos. Y eso exige una distancia con la política que no sólo es sana para el ciudadano, sino especialmente para el representante del pueblo. Los diputados del PSOE saben que Bolaños, Montero y Cerdán han negociado muy mal porque están atados de pies y manos. Han cedido en todo, de modo que lo que mañana va a alumbrar el Congreso es un órdago al sistema. Ni en los mejores sueños del independentismo. Sí, es el poder. Pero, ¿y la dignidad?