Jaime Rocha, exagente del CNI: «Admitir que te espían es una invitación a que todos lo hagan»
Publica su tercera novela, «Alta Traición», en la que cuenta sus vivencias en la Casa

Jaime Rocha (Larache, 1942) acaba de publicar «Alta Traición», la tercera de sus novelas sobre sus 17 años en los servicios de Inteligencia. «En España falta cultura de Inteligencia y con estos tres libros -ya tiene en la cabeza el cuarto, que pronto comenzará a escribir- quiero contribuir a que la sociedad conozca y valore el trabajo de sus servicios secretos. Además, se lo debía a mi familia». Con este planteamiento, comenzó en 2014 a novelar sus largos años de servicio, primero en el Cesid y después en el CNI. Tras el éxito de la primera de sus obras -«Operación Dorado Canyon» en 2020, vendida en 56 países- la editorial Doble Identidad le pidió que continuara por esa misma vía y en 2021 vio la luz «El Muro».
—¿Hasta qué punto ficciona los acontecimientos que ha vivido en los servicios de inteligencia?
—Relato hechos reales, pero cambio los nombres para que no se identifique a los auténticos protagonistas y además novelo algunas situaciones, porque no todo se puede contar. Dicho esto, en la primera novela la relación entre realidad y ficción era de un 60 por ciento a favor de la primera, en la segunda subió a un 80 por ciento y en esta tercera es del 90. La verdad es que cuando comencé a escribir ni siquiera tenía claro que una editorial pudiera estar interesada en publicar un libro mío; más bien pensaba en una autoedición, pero algunas personas del sector leyeron esa primera obra y me animaron a que se la ofreciera a una editorial. Mi sorpresa fue que les interesó y que después de los buenos resultados me pidieron más....
—En «Alta Traición» está muy presente la figura del general Alonso Manglano, director del Cesid durante 14 años.
—Es una reivindicación de su figura. No se mereció el final que tuvo. Sin duda alguna, fue el gran modernizador de los servicios de inteligencia españoles. Hasta que llegó el servicio era muy desorganizado, no tenía claros sus objetivos, carecía de bases sólidas. Él pone los cimientos de un servicio de inteligencia moderno, propio de una democracia avanzada, establece relaciones con todos los servicios internacionales, hasta con el KGB, con el que llegó a firmar un convenio. También presidió organismos internacionales... Hoy el CNI está al mismo nivel de eficacia que cualquiera de sus homólogos de los países más avanzados, aunque es verdad que tiene menos medios que muchos de ellos. La verdad es que la sociedad española no valora suficientemente a sus servicios de inteligencia, su opinión no coincide con la realidad. Cuando voy por cualquier universidad española y cuento las cosas que se han hecho los alumnos no se lo creen.
—A esa mala imagen contribuye también, por ejemplo, que un ministro reconozca una vulnerabilidad en la seguridad del Gobierno... Me refiero al espionaje sufrido por el presidente Sánchez y varios ministros con el virus Pegasus a través de su teléfono móvil.
—Es muy negativo. Reconocer públicamente que te espían es una invitación a que otros servicios de inteligencia lo hagan. Dicho esto, a todos los gobiernos les pasa, aunque por supuesto no lo dicen, y todos lo hacen, aunque está claro que nadie lo admita. Nunca puedes reconocer que eres vulnerable, porque vas a animar a los demás a buscar esa debilidad. En cuanto a la intrusión en el teléfono móvil del presidente del Gobierno y de varios ministros, lo primero que hay que dejar claro es que el primer responsable de la seguridad del terminal es el propio usuario. En el segundo escalón de la responsabilidad está el Ministerio de la Presidencia, que es el que debe velar por la seguridad, mientras que el Centro Criptológico Nacional, que depende del CNI, tiene reservada una labor de asesoramiento para prevenir grietas de seguridad.

Móviles del Gobierno
«El primer responsable de la seguridad de los terminales es el usuario; el segundo, el Ministerio de Presidencia»
—La crisis por esa intrusión coincidió con la denuncia de los líderes independentistas catalanes de que habían sido espiados…
—Si hay participación de servicios de inteligencia extranjeros en el 'procès', y eso es algo que se ha demostrado de forma clara, el CNI tiene que intervenir. Han intervenido los servicios rusos, pero también de otros países, y ha habido apoyo económico y de otro tipo al independentismo catalán… Nuestra Contrainteligencia está para detectar y neutralizar esos movimientos.

Alta traición
Editorial: Doble Identidad
Páginas: 243
—El CNI vive un momento inédito, con una directora general que ha llegado al cargo desde el Gobierno…
—El director del servicio lo nombra el Gobierno, y hasta ahora eran ajenos al centro, venían de otros ámbitos, ya fuera el militar, diplomático… No había precedentes de que un miembro del servicio llegara a dirigirlo hasta que se nombró a Paz Esteban, que había ingresado en 1983 y que tenía una brillante carrera en la Casa. Esperanza Casteleiro entró al mismo tiempo que ella y también ha ocupado con éxito puestos de gran responsabilidad, pero en un momento determinado salió del CNI y se pasa a la política, en el Ministerio de Defensa. La novedad es que esté al frente alguien que se ha marchado, más allá de que tenga ese perfil más político.
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