«El marisco no crece, mucho se nos muere y no sabemos por qué»

La opinión de Lourdes, que desde los 16 años se deja la espalda y las lumbares en las orillas arousanas, es compartida por la totalidad de las mariscadoras con las que ABC ha conversados en los arenales isleños. En la playa de A Sapeira, donde faenaba Lourdes, lo hacía también Ana, cuyas quejas tomaban el mismo derrotero. «Hay playas en las que todo son conchas», señalaba Ana, para indicar que buena parte del marisco aparece muerto.

Esa era la tónica en la playa de A Sapeira, pero también en la de O Bao y en la de O Cantiño, en la que este viernes se agrupaban la mayor parte de las mariscadoras. «Este año, muy mal», se quejaba en este último arenal Lisa, mariscadora desde los 16 años. Y asegura que las cosas no están mejor para quienes se dedican al 'raño', una técnica de extracción de almeja que se practica desde una embarcación y en la que la inmensa mayoría son hombres. Su marido, Moncho, se dedica a ello desde los 15 años. Y ahora hay días en los que, ni de lejos, consigue alcanzar el tope de 15 kilos de la 'tasa'. A veces, ni sale a faenar porque no coge más de «cuatro o cinco kilos». «Este año, muy mal también para ellos», resume Lisa. Y pronostica que el próximo será «aún peor» porque no hay cría.

En O Bao, al otro lado de la Isla de Arosa, Chicha y Mari se afanan en extraer almejas y berberechos con su 'sacho' -azada-. Son las únicas mariscadoras que el viernes optaron por faenar en esta playa -había varias abiertas al marisqueo-. Tenían el arenal prácticamente para ellas, a una hora en la que los bañistas todavía no habían llegado, aunque un par de turistas curiosos se acercaron para ver cómo faenaban. En su caso, las quejas por la poca productividad iban acompañadas de reivindicaciones salariales: «Deberíamos ganar más». Sus ganancias oscilan en función sus capturas, el tamaño de los ejemplares y cómo se pague en lonja. Eso sí, reconocen que sus horarios son muy buenos, aunque siempre dependientes de las mareas: «A veces bajamos a las siete y a las diez ya estamos en casa». En cuanto al rendimiento, coincidían con sus colegas: «El marisco no crece, mucho se nos muere, y no sabemos por qué». Con todo, la mortalidad también depende del tipo de especie y su fortaleza. Berberecho y almeja babosa son muy delicados, pero la almeja fina y, sobre todo, la japónica, más resistentes.

En la cofradía de la Isla de Arosa hay dados de alta 382 mariscadores de a flote -hombres- y 196 mariscadoras a pie -todas mujeres menos un hombre-. Y aunque, evidentemente, ABC no ha podido hablar con todas ellas, las dos docenas de mariscadoras consultadas coinciden en que la productividad cada año es menor. El patrón mayor de la cofradía isleña es Juan José Rial Millán, también asegura que el descenso de las capturas es «brutal». «En los últimos diez años la producción viene bajando», asegura en una charla con ABC. Y aventura posibles causas: las temperaturas «elevadas y continuadas», sobre todo de este verano, y la baja salinidad del agua por lluvias en algunos de los últimos inviernos. Las de 2020, por ejemplo, «mataron todo el berberecho». Unas estadísticas presentadas hace unas semanas por una veintena de entidades de la ría -cofradías, mariscadores y ecologistas- apuntaban también al descenso de captura de otras especies, como camarón, percebe y mejillón.

Desde la administración autonómica, en cambio, el panorama no se percibe tan desolador. La Xunta no ve grandes diferencias en la producción a lo largo de la última década en el global de la región. Fuentes de la Consejería del Mar explicaron a ABC que en 2021 se sometieron a puja en las lonjas gallegas más de 7.000 toneladas de los distintos moluscos bivalvos producidos en la región, teniendo en cuenta, además, que la demanda por la hostelería cayó por la pandemia. Y esa cifra, por otra parte, es solo «levemente inferior» a las 8.000 toneladas comercializadas anualmente de media desde 2014. Los números de 2021, además, son mucho mejores que, por ejemplo, los de 2014, cuando fueron 5.000 las toneladas sometidas a puja en las lonjas. «Por eso no vemos una tendencia continuada de descenso», argumenta la administración autonómica, contrariamente a la percepción de mariscadoras consultadas y cofradía. En los últimos años ha habido variaciones, pero «tanto al alza como a la baja».

La Xunta reconoce, eso sí, diferencias entre rías. Por ejemplo, la de Arosa y la de Ferrol «están en peor situación» que las de Muros-Noya y Pontevedra, que logran «buenos resultados». Este contexto -de variaciones en la evolución año y las diferencias geográficas- lleva a la Consejería a relativizar el peso del cambio climático en la producción, aunque es un factor «a tener en cuenta». Y enumera «otros muchos factores» que influyen en las campañas: adecuada gestión de los recursos, baja salinidad por fuertes lluvias, patologías o presencia de depredadores.

De una manera o de otra, seguro que Lourdes esperará no tener que recurrir, en los años que le quedan para jubilarse, a los superpoderes de su camiseta de heroína para llegar a alcanzar la 'tasa' permitida por jornada.