Análisis
Los inciertos caminos del arte actual: A propósito de Víctor López-Rúa
Sin complejos ni sometimientos a las caprichosas leyes impuestas por el mercado, el artista coruñés Víctor López-Rúa se inscribe en la historia del Arte, con mayúsculas, sin adherirse a la burla mercantilista
José María Paz Gago
«La verdad, la vida, la naturaleza, todo lo que provocaba en mí la emoción, todo lo que constituía a mis ojos la esencia misma, la razón de ser única del arte». Al frente del libro que he dedicado a la pintura del artista coruñés ... Víctor López-Rúa, 'La plástica narración' (Santiago de Compostela, Ézaro, 2025), he puesto estas palabras, incluidas en un artículo que en el año 1900 publicó Claude Monet en el periódico francés 'Le Temps'.
De acuerdo con este lema que abre mi nuevo ensayo de literatura comparada, el arte auténtico es para mí aquello que produce en el espectador una reacción emocional, de forma que esa emoción de naturaleza estética constituye su esencia misma. Esto que parece una evidencia para el gran público es discutido y negado por la corriente que domina hegemónicamente el panorama del mercado y de la creación artística actual: el llamado arte conceptual. Para esta corriente que se impone con tiránica exclusividad hoy en museos y galerías, en bienales y exposiciones, la dimensión artística depende exclusivamente de la expresión conceptual de la obra, en detrimento de la forma material, de su dimensión estética y emocional, postergadas y excluidas con una radicalidad pasmosa.
Mi reivindicación de la trayectoria de un artista que he encuadrado en el postrealismo neobarroco surge de la fascinación que produjeron en mi sensibilidad sus óleos de gran tamaño en los que se representan espacios interiores o exteriores poblados de enigmáticas figuras en situaciones de conflicto soterrado y de angustioso suspense. Con un genial dominio del dibujo y un conocimiento profundo de la historia del gran arte occidental, el pintor de Orto - el pazo familiar donde tiene su estudio - ha sabido dialogar desde el realismo con las vanguardias expresionista en la composición e impresionista en el cromatismo, para lograr un estilo personal bien reconocible.
Otra de las características definitorias de los inquietantes cuadros de López-Rúa es su potencia narrativa, su capacidad de producir efectos semejantes a los que se siente ante una novela negra o ante un relato neofantástico. Lo decía el crítico de ABC Cultural, Francisco Carpio, en el Catálogo de la Exposición El Instante Vertical de López-Rúa: cada uno de estos cuadros deviene un relato en el que, de forma muy sutil, algo sucede. Algo que no puede explicarse de manera lógica o razonable. Por ello, me he detenido en relacionar sus telas con narraciones de Balzac, de Cortázar o de Piglia, con novelas negras de Agatha Christie o de Maria Lang, relatos que encuentran su síntesis visual en obras aquí analizadas como Picnic (2018), Brunch (2020) o Una jornada botánica (2023).
Título irónico, la primera de estas obras nos presenta el cadáver de un hombre perfectamente trajeado en medio de un bosque amenazante, al que una mujer acerca el objetivo de una cámara de fotos. La incertidumbre se adueña del observador que trata de adivinar la identidad de esta mujer en actitud tan extraña como morbosa: la asesina, la forense, la esposa, la cómplice… No menos inquietante es Brunch, con parecidos personajes, pero donde esta vez la misteriosa joven se hace una selfie junto al cadáver que tiene entre sus brazos. En el mismo escenario boscoso dominado por grandes manchas de tonos verdes, la escena es de lo más perturbadora, una metáfora de la perversión implícita en la tecnología, parodia de la sobreexposición a la que nos someten hoy los dispositivos móviles interconectados con las redes sociales.
Pero el arte conceptual ha llegado en la actualidad a su paroxismo con la propuesta Comedian, instalación un tanto chocante del artista italiano Maurizio Cattelán, presentada en Art Basel Miami en 2019 y hoy expuesta en el Museo Guggenheim de Nueva York. Auténtico punto de inflexión del movimiento conceptual, este plátano pegado a la pared con una cinta adhesiva, cuyas réplicas fueron vendidas por ciento cincuenta mil dólares, pone en cuestión el mercado y el propio estatuto de la obra de arte, puro objeto efímero y comestible, revelando la comedia que representan marchantes, galeristas y artistas en esta orgía postmoderna en que ha devenido el mercado del arte.
La materialidad de semejante performance ni siquiera existe, quizás para evitar que algún espontáneo se coma la fruta, tal como hizo el artista David Datuna o el estudiante coreano Hyun-So, en una de esas vueltas de tuerca performativas que tanto gustan a los promotores de la corriente conceptual. En efecto, lo que Cattelan entregó al Museo neoyorkino fue un memorándum con instrucciones para montar la instalación tales como la altura a la que debe estar situada o cada cuantos días debe cambiarse el plátano. La comedia se ha transformado en esperpento en la reciente subasta de Sotheby's en la que Comedian fue adquirida por más de seis millones de dólares por el magnate Justin Sun, con la única intención de comerse la emblemática y carísima fruta.
Frente estas burdas manifestaciones del arte conceptual, la pintura de Víctor López-Rúa logra emocionarnos y fascinarnos. Su valor es un valor estético objetivo, porque el pintor coruñés sigue la senda de los grandes maestros postrealistas de la contemporaneidad como Hodler en Suiza, Baltus en Francia, Freud en Inglaterra o Hopper en Estados Unidos. Como todos ellos, sin complejos ni sometimientos a las caprichosas leyes impuestas por el mercado, el artista coruñés se inscribe en la historia del Arte, con mayúsculas, sin adherirse a una burla mercantilista que termina siendo una auténtica tomadura de pelo. Cuadros como Picnic (2018) o Una jornada botánica (2023) buscan provocar en nosotros la emoción, la única razón de ser del arte, haciendo realidad aquella obsesiva afirmación de René Magritte: la obra de arte tiene como misión esencial desencadenar automáticamente la sensación estética en el espectador.
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