ENTREVISTA
González Formoso: «Prepararnos para la crisis energética significa no cerrar As Pontes»
ABC CONVERSA CON EL secretario general de psDEG
Se ofrece a la Xunta para recortar en el presupuesto a cambio de ayudar a las familias y niega que asumir la gestión del litoral requiera reformar el Estatuto
La Coruña
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Iniciar sesiónEs un político sin prisa. Valentín González Formoso cree que la nueva dirección del PSOE gallego «acaba de empezar» ocho meses después del congreso y las primarias que relevaron a Gonzalo Caballero, etapa que «ya pasó» y de la que evita hablar. Con tono moderado ... centra sus críticas a la Xunta en la sanidad y manda dos mensajes al Gobierno: la transferencia de la gestión del litoral no necesita de una reforma estatutaria y es absurdo el cierre inminente de la central de As Pontes en plena crisis energética con Rusia.
—Ocho meses al frente del PSdeG. ¿Cómo se encontró al partido y cómo cree que se encuentra ahora?
—Nos encontramos a un partido que vivía dos realidades: la del mundo municipal, donde la fortaleza es enorme, gobernando las principales ciudades y tres diputaciones, una maquinaria muy robusta, con una dinámica de influencia social; y una parte orgánica más devaluada y deteriorada, por una etapa anterior donde se primaba la parte orgánica a la realidad donde vive la sociedad. Creo que ahora esos dos mundos están más unidos. Se respeta la parte orgánica, pero se busca que la militancia se sienta orgullosa del trabajo que se hace en la sociedad.
—Las encuestas parecen resistirse al 'efecto Formoso'...
—No, no. Acabamos de empezar. Galicia es un país enorme. Percibimos que cuanto más nos acercamos a la sociedad, más nos valoran; cuanto más nos posicionamos en los temas de país, más coincidimos con la gente.
—Stellantis. El anuncio de derivar parte de la producción de Vigo a Portugal, ¿es un mensaje al Gobierno?
—Creo que no. Hay una asignación de modelos a la propia factoría de Vigo. Stellantis explicita sus mensajes cuando pone encima de la mesa sus requerimientos para que España siga siendo atractivo para sus inversiones. No engaña a nadie ni manda mensajes indirectos. Confío en que esa hoja de ruta entre Stellantis y el Gobierno fructifique este año.
—¿Andalucía es una señal de que la marca PSOE atraviesa por dificultades?
—La marca PSOE atraviesa dificultades no por el resultado andaluz, que no ayuda. Huelga hacer la reflexión de que cada proceso electoral tiene su propia dinámica. La marca se lastra por la hiperinflación y las dificultades que arrastra la vida diaria de la sociedad. Eso castiga a quien gestiona. Es el mismo Gobierno que durante la pandemia fue capaz de gestionar un confinamiento que casi nos lleva por delante como sociedad. Ahora mismo le toca gestionar un escenario mucho más difícil en lo económico, que es saber cuánto va a durar la guerra y sus efectos, cómo vamos a solventar el problema energético
—¿Ha caducado el discurso de 'que viene Vox'?
—Vox no ha venido para quedarse. Será una formación política de paso. Por una parte, acredita que es la sociedad la que genera y mata los proyectos. Así es la democracia. Respetamos a sus votantes, aunque creemos que están absolutamente equivocados. En esa formación no hay contenido, beben del populismo. La extrema derecha seguirá anidando en el PP como hizo los últimos cuarenta años.
—¿Su rival es el PP o el BNG?
—No, no, el PP. El país sabe que las dos formaciones políticas llamadas a gobernar Galicia somos PSOE y PP. El responsable de los defectos de este país en los últimos años es el PP, no el BNG.
—¿Tiene ya una valoración de Alfonso Rueda como presidente de la Xunta, tras estas primeras semanas?
—No, simplemente agradezco la accesibilidad que siempre ha tenido Alfonso Rueda, como responsable político provincial o ahora a nivel autonómico. Es un buen punto de partida. Esa capacidad de interlocución hay que valorarla, porque no la conseguimos con el Feijóo que ahora se la pide a Pedro Sánchez. Es verdad que el tiempo de gracia con Rueda no debe existir, porque fue vicepresidente de un gobierno estos 14 años. Sí somos comprensivos de su grado de conocimiento de algunas materias, que él mismo explicita. Pero la corresponsabilidad en las necesidades del país, en el ámbito sanitario o industrial, es clara.
—Covid. ¿Es partidario de volver a instaurar la mascarilla obligatoria en interiores?
—No. Debemos someternos a criterios técnicos y médicos, y no alertar innecesariamente, cuando todo el mundo que ha querido está vacunado.
—Atención Primaria. La Xunta y varias CC.AA. piden medidas al Gobierno. La oposición en Galicia responsabiliza mayoritariamente al Sergas del colapso. ¿Hay un punto intermedio en esta atribución de culpas?
—Sinceramente, no. El modelo de gestión del Sergas conlleva a un análisis objetivo. Galicia en 2022 ha bajado un 1,9% de presupuesto en la Primaria; invierte un 11% menos que la media del resto de territorios. Si le sumamos la pérdida de 976 sanitarios en los últimos diez años que acredita la RPT del Sergas, y si conoces el grado de desmoralización de todos los sectores sanitarios, la conclusión es que el modelo falla. Hay un problema de atractivo para los profesionales. A nuestros MIR les ofrecemos un contrato de una semana; en Cataluña son indefinidos. Es un problema de fondo, de gestión del modelo. Hay que abordarlo de otra manera. Con más recursos, con interlocución y con vocación de defensa del profesional sanitario.
—¿Pero este es un problema único de Galicia por la mala gestión de la Xunta, o es una situación estructural en el conjunto de España?
—Las dos cosas son ciertas. Nadie me escuchará decir que si soy presidente de la Xunta voy a acabar con las listas de espera sanitarias. No se hizo en el bipartito, no se hizo en la etapa de Feijóo, ni en la de Rueda. No va a ser posible anular esas listas. Pero sí es cierto ese problema de captación de profesionales, de retención de talento. El Sergas tiene un 16% de fuga de talento, de gente a la que le pagamos una formación MIR aquí pero que se van a otras CC.AA. porque las condiciones son más atractivas. En Castilla y León es del 4%. Son datos a los que podría poner nombres y apellidos.
—¿Están mal pagados los médicos? ¿Esto puede convertirse en una competición por ver qué CC.AA. paga más?
—Eso no debería ocurrir. Y en Galicia está pasando, cuando vemos al alcalde de Sanxenxo ofrecer pisos gratis a los médicos para cubrir vacantes en verano. Una dinámica de ver quién da más. Por encima de cualquier interés del colectivo sanitario está el interés general. Debe pactarse con los colectivos médicos la cobertura de las plazas. Hay que incentivar la cobertura de plazas, hacerlo de manera armonizada entre todos los territorios nacionales para que no haya una competición de ver quién paga más. Pero Galicia, por una cuestión de ética con un colectivo que lo dio todo en pandemia, debe reconocer ese trabajo y tratar bien a este colectivo.
—Ante la subida de la inflación, ¿tiene margen la Xunta en su Presupuesto para desarrollar planes millonarios como piden desde la oposición?
—La Xunta tiene el mismo margen presupuestario que otras instituciones como el Gobierno del Estado. En la Diputación habilitamos una línea de 10 millones de euros para financiar la compra de combustible a los sectores más angustiados. No solventamos la problemática pero lanzamos una señal de estar en los problemas de la sociedad. A la Xunta le pedimos que lance esa señal. Recaudó 556 millones por impuesto de hidrocarburos en 2021. Estamos dispuestos a sentarnos con la Xunta para proponer soluciones. Hay partidas que se pueden ajustar en el Presupuesto para atender las urgencias del país, como son el aumento del gasto sanitario y que la inflación haga menos mella en los sectores. Pero esas señales no llegan, no existen. Rueda solo ha anunciado una bajada fiscal de 3 o 4 euros. Nosotros pedimos que el tramo autonómico del IRPF se indexe a la inflación. Entra dentro de toda lógica. Y si para eso la Xunta tiene que sentarse con nosotros para ver qué partida hay que recortar, lo hacemos y asumiremos el coste político que tenga. Estamos en una situación difícil y que puede empeorar.
—Plantea deflactar la trama del IRPF. Es lo que pide Feijóo a Pedro Sánchez, y la respuesta es no.
—Mi ámbito de trabajo es el autonómico. Soy consciente de la situación. Y lo planteo en sentido inverso: si Feijóo lo acepta como fórmula idónea para España, su sucesor aquí parece que no lo ve para aliviar la carga de las familias gallegas.
—Una de las banderas del PSdeG es la reforma del Estatuto, entre otras cosas para asumir nuevas competencias, como la ordenación del litoral. ¿Es imprescindible la reforma, o es una cuestión de voluntad política?
—Galicia y Euskadi son las dos únicas Comunidades que no tienen un Estatuto de segunda generación. Identificándonos como nos identificamos con ese texto, hoy no reconoce la realidad gallega. Hay territorios que tienen capacidades normativas más flexibles e inmediatas que Galicia, con un estatuto desfasado. Aquí no podemos aprobar un decreto ley de medidas, mientras en Andalucía o Comunidad Valenciana sí. Desde el punto de vistas de solicitud de competencias urgentes, como la gestión del litoral, no hace falta la reforma del Estatuto. Nos parece un argumento peregrino por parte del Ministerio de Transportes que sea necesaria una modificación del Estatuto para asumir la AP-9. No fue necesario en otros territorios y aquí tampoco va a serlo. Lo defenderemos a ultranza. Al final imperará la sensibilidad del Gobierno con la sociedad gallega.
—Con la crisis energética que se cierne sobre el próximo otoño, ¿entiende que se cerrara con tanta premura la central de As Pontes?
—Literalmente, no. Me parece inconcebible que un alcalde de pueblo planteara esta cuestión hace dos años y medio al Ministerio, por simple sentido común. Mientras no somos capaces de buscar una alternativa energética que nos permita ser autosuficientes, depender de un gas natural que tiene un origen en países convulsos, o unos Estados Unidos que son muy autoproteccionistas, ni me parecía ni me parece lo más idóneo el cierre de una central térmica activa y adaptada, como era As Pontes. El carbón es un combustible fósil a extinguir, pero no solo en España, sino en todo el mundo. No tiene sentido que nosotros digamos no al carbón y compremos bienes de China producidos con carbón.
—¿Han intentado persuadir al Ministerio para que entienda que As Pontes es más necesaria que nunca?
—Hemos transmitido esta idea siempre que tuvimos oportunidad. La estrategia energética del país no la puede decidir Red Eléctrica. Los países reaccionan ante un posible corte de gas por parte de Rusia. Prepararnos para eso significa que tecnologías como el carbón, que nos garantiza un mínimo de cobertura en el noroeste español con esta central térmica, no se cierre temporalmente. Y que las alternativas que dependen de decisiones administrativas de la Xunta, como son los parques eólicos, se pongan en marcha. Le diría al BNG que deje de impedir que Galicia sea autosuficiente energéticamente, la implantación de parques eólicos serios y solventes, que dejan beneficio en el territorio.
—¿Apoyaría usted la nacionalización de una eléctrica, como parece que Macron va a hacer en Francia?
—España cometió un error en la etapa de Aznar privatizando la mayoría accionarial de Endesa. La presencia pública en la gestión energética es más imprescindible que nunca. La Xunta de Fraga lo vio claro en Reganosa, modelo que compartimos, donde la mayoría accionarial es privada pero la presencia pública tutoriza la acción de la empresa, con capacidad de influencia en beneficio del país. Ese modelo debe adoptarse sobre proyectos estratégicos que se están planteando en Galicia.
—A todo esto, ¿va a ser candidato a la alcaldía en su concello?
—Entramos en el tiempo, después del verano, para que los compañeros decidan. Dirimiremos la cuestión con total tranquilidad y sin que nos impida seguir trabajando en los proyectos entre manos.
—Vigo. ¿Firmaría usted a favor de que se indultara al principal acusado por corrupción en el 'caso cuñada'?
—Desconozco el caso exactamente. Es una cuestión jurídica que evaluará el Ministerio. Si la ministra ha dicho que no se indultará a condenados por corrupción, suscribo sus palabras.
—Suele alinearse con la vieja guardia socialista… ¿Qué le parece que critiquen la nueva Ley de Memoria Democrática pactada con Bildu?
—La Ley de Memoria Democrática es un segundo paso de la anterior ley, que ponía en valor la Transición. No creo que sea un ataque a esta etapa. Me quedo con la reflexión de Felipe González de que no le había dado tiempo para leerla.
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