CRÓNICAS ATLÁNTICAS
Los problemas de los barrios obreros
Los problemas de vandalismo y trapicheo se han agravado con la falta de agentes de Policía
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Iniciar sesiónLos vecinos del barrio de las Flores, en La Coruña, están estos días haciendo patrullas ciudadanas para evitar el vandalismo, como en las películas americanas. Unos vigilan desde el balcón y otros caminan por la calle para intentar dar con los individuos que las últimas ... semanas se han dedicado a destrozar más de cuarenta coches. Cristales rotos, por ejemplo, o cerraduras forzadas para intentar robar. También amenazan a mayores y niños que se encuentran por la calle. «No lo vamos a permitir», es el grito de guerra de una vecina harta de haber perdido la tranquilidad de la que han disfrutado hasta ahora.
En Galicia hay muchos barrios de las Flores, nacidos en los 70 para albergar a los obreros en las zonas periféricas de las ciudades. Coia, Caranza o Vite, por ejemplo, tienen los mismos problemas sin que parezca importarle demasiado a algunos representantes públicos. En Santiago los vecinos de un edificio de la Almáciga llevan meses soportando a un vecino que ha convertido su casa en punto de trapicheos. Ruidos a cualquier hora del día y de la noche y trasiego de drogadictos por las escaleras.
Desde el centro de las ciudades quedan lejos los problemas de convivencia, y los adolescentes hartos de los robos y amenazas cuando van al colegio o a dar una vuelta con los amigos. Los problemas de vandalismo o los trapicheos no son nada nuevo, cierto, pero se han agravado con la falta de agentes de policía que denuncian los sindicatos policiales desde hace años. Todo tiene sus consecuencias. Las políticas públicas van hacia la reinserción, la rehabilitación y el acogimiento de quien tiene un problema, y está bien, pero habitualmente se olvida de las víctimas o los que viven amargados por las adicciones del vecino.
No tomar medidas para atajar este tipo de situaciones es lo que puede acabar dando alas a cierto tipo de populismo. Ha pasado en Francia, está pasando en muchos puntos de España y aquí en Galicia puede pasar también. El hartazgo de la gente acaba explotando siempre de algún modo.
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