El acusado del triple crimen de Valga calla ante el tribunal
José Luis Abet se ha negado a declarar en el juicio de la Audiencia de Pontevedra donde se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable por matar a su expareja, su exsuegra y su excuñada
«Ya se acabó, ya maté a las tres, jajaja, ya están las tres para enterrar»
Jesús Hierro
Santiago
El presunto asesino de Valga ha dejado aparcada toda la elocuencia que había mostrado después de triple crimen, presumiendo incluso ante su chamán de cabecera de que su exmujer, su exsuegra y su excuñada ya estaban «para enterrar». José Luis Abet ha optado este martes ... por el silencio en el juicio que se sigue contra él en Audiencia Provincial de Pontevedra, donde se enfrenta a una pena de prisión permanente revisable, acusado de haber tiroteado en septiembre de 2019, a bocajarro y hasta la muerte, a las tres mujeres delante de sus hijos.
No respondió a la Fiscalía ni la acusación particular, y su defensa renunció incluso a que contestara a las suyas. José Luis Abet se acogió a su derecho a «no contestar a ninguna pregunta», según explicó a las puertas del juzgado el abogado de la acusación particular, Manuel Martín, y recogió Europa Press. La de este martes era la primera sesión del juicio, que está previsto que se alargue hasta el viernes, y que el tribunal decidió el lunes celebrar a puerta cerrada —sin público ni prensa— con la justificación de salvaguardar la integridad psíquica y moral de los hijos de la pareja, que ahora tienen diez y siete años.
El acusado se negó a declarar, pero en la sala de la Audiencia Provincial de Pontevedra sí se han escuchado otras voces. Comparecieron nueve de los 11 testigos presenciales de los hechos citados por el tribunal. Y en cuanto al testimonio del hijo mayor, que entonces tenía siete años, se reprodujo en la sala la declaración que el menor había prestado poco después de que su padre, supuestamente, asesinara a tiros a su madre.
Los dos niños, que entonces tenían siete y cuatro años, estaban en los asientos de atrás del coche de su madre cuando su padre le asestó cuatro disparos por la ventanilla en la cabeza delante la casa materna. Luego, José Luis Abet fue a por la madre de la primera víctima y su excuñada, a quienes también mató de varios disparos a bocajarro y sin el menor titubeo. Los dos menores fueron testigos de cómo su padre asesinaba a las tres mujeres. A continuación, el autor del triple crimen se dirigió a ellos, que se habían escondido, para decirles que él ya había hecho «lo que tenía que hacer», y que se quedasen allí esperando hasta que llegase una patrulla de la Guardia Civil.
Pero no solo reconoció el crimen ante sus hijos. Lejos de esconderse, mientras conducía los treinta kilómetros que separan Valga de Pontemaceira, el lugar donde se deshizo del arma y la munición, Abet envió un mensaje de audio al chamán nigeriano al que había contratado para echarle mal de ojo a su pareja, y quien le había sugerido sacrificar un camello, acción que no llegó a consumarse porque consumó antes el crimen: «Ya se acabó amigo, ya maté a las tres, jaja, ya están para enterrar (...) las maté sin camello (...) ahora voy a pasar el resto de mi vida en el calabozo«. No será en un calabozo, sino en una prisión, si finalmente le condenan a prisión permanente revisable.
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