LA LUPA
Soltando lastre
Ni siquiera las previsiones electorales justifican la saña del Grupo San José en la eliminación de su división de medios de comunicación
A marchas forzadas, acuciado por las encuestas que vaticinan una aplastante victoria del PP en las próximas elecciones generales, el Grupo San José intenta desesperadamente cambiar de imagen con la eliminación sistemática de sus lazos editoriales con la izquierda gallega. Para ello empobrecen el panorama ... periodístico al deshacerse de un plumazo de los nudos trabados durante el fracasado bipartito a través de medios de la evidente vinculación ideológica de «A Nosa Terra» o «Xornal».
Suelta lastre el constructor Jacinto Rey, el mismo que saltó a la portada de este periódico por la imagen de su paseo en yate con el vicepresidente Quintana. Que sus estrechos contactos con el BNG llevaran posteriormente a la cuestionada concesión de energía eólica es una casualidad tan notoria como las últimas millonarias adjudicaciones del Ministerio de Fomento del Gobierno socialista a su Grupo para la construcción de diversos tramos del AVE que unirá Galicia y Asturias con la red de alta velocidad.
La victoria de Núñez Feijóo coincidió —también casualmente, por supuesto— con un ligero cambio de perspectiva de los medios que financiaba, un sutil cambio de matiz que llevó del respaldo al nacionalismo, aderezado con algunas gotas de socialismo, al abierto apoyo al PSOE, trufado de algunas alusiones próximas al BNG. Que se acentuaran los nuevos aires con la llegada de José Blanco al Ministerio de Fomento no fue en absoluto ajeno al resto de los negocios del entramado empresarial.
Asumiendo que la ideología cambiante es cualidad generalizada en algún tipo de prensa, acostumbrada a vivir al calor del poder, lo sorprendente del caso es la saña con la que parece actuar la empresa matriz en la amputación de los miembros ahora políticamente incorrectos. Sus expeditivos directivos no han dudado en convertirse en cómplices del deterioro de la libertad de expresión en la comunidad al cerrar primero el papel y luego las ediciones digitales de «Xornal» y «A Nosa Terra», cuya extinción hay que lamentar con la misma contundencia con que se rechazaron siempre sus planteamientos.
Pero hay otro componente en el desgarrado drama periodístico que llama poderosamente la atención. Se trata del silencio generalizado de la izquierda gallega, agotado ya el mantra por el que atribuyó a la falta de respaldo de la Xunta la desaparición de medios afines. La ausencia del menor reproche al constructor que salta del barco condenando al paro a decenas de excelentes y comprometidos profesionales, evidencia el alcance de sus compromisos previos y pone en solfa la profundidad de sus convicciones.
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