África González: «El sistema inmunitario es capaz de mejorar y adaptarse a las variantes»

«Siempre soy una persona muy positiva», asegura al otro lado del teléfono. En lo que a esta pandemia se refiere, el suyo es un optimismo que nace del conocimiento. Porque si bien abruma asumir que «este virus ha venido para quedarse», y que «pueden surgir nuevas variantes en países donde está habiendo mucha transmisión», señala que « es importante decir una cosa: el sistema inmunitario también es capaz de mejorar ». E incide: «Es muy lento al principio, y por eso nos infectamos. Pero una vez que ya ha visto el virus, es mucho más raro que tengamos una enfermedad grave posteriormente. Incluso aunque el virus cambie un poco, somos capaces de reconocerlo». Si por algo se ha caracterizado esta pandemia es por el desasosiego que ha generado la capacidad del SARS-CoV-2 para mutar e ir ganando en contagiosidad. Lo que se sabía de la variante europea ya no sirve con la Delta, originada en la India. Más contagios, el doble de hospitalizados. Pero hay motivos para la esperanza. «Nuestros anticuerpos son capaces de cambiar. También pueden mutar. Los genes que producen los anticuerpos también somos capaces de mutarlos. Hacen que se puedan ir adaptando a esas variantes que puedan venir. Aunque puedan llegar algunas que, por supuesto, puedan producir hospitalizaciones y muertes, no va a ser nunca como las primeras, porque gran parte de nuestro sistema inmunitario ya ha aprendido», profundiza.

«Lo que nos gustaría», abunda, «es que se quedara como los otros coronavirus que circulan, que producen catarro común, que es muy frecuente y sobre todo afecta a niños pequeños». Sin embargo, admite, « eso no va a llegar seguramente a corto plazo, hasta que la mayor parte de la población mundial esté vacunada »; además de tener en cuenta el papel que jueguen las nuevas variantes que puedan entrar en escena. Delta, sin ir más lejos, dejó en agua de borrajas el objetivo de llegar al 70% de la población diana con la pauta completa, lo cual no ha sido óbice para que este hito, ya obsoleto, fuera pregonado desde el Gobierno. La realidad es que, como asumen los virólogos y epidemiólogos, será necesario estirar esa cota hasta el 85-90% para conseguir «ese freno o escudo».

Al respecto, la experta concede que «no ha calado el mensaje» adecuado en la sociedad, donde, a grandes rasgos, se asumió que la vacunación conllevaba un blindaje ante el Covid. «Desde la Sociedad Española de Inmunología siempre dijimos que estas vacunas protegían de la enfermedad y de la muerte, pero no que protegieran de los contagios », subraya. Y amplía: «Una cosa es desarrollar la enfermedad y otra cosa es infectarte». El primer escenario puede conducir a un ingreso y, en el caso más extremo, a un fallecimiento. «A lo mejor no hemos sabido transmitir adecuadamente esa información», insiste. «No es que las vacunas hayan perdido su eficacia», remarca. Estas, aunque a veces se olvida, nunca protegen al 100%. Desde los ensayos clínicos se sabía que parte de la población contraería el virus y enfermaría... aún estando vacunados.

«A veces creo que se está mezclando información», lamenta. Otro ejemplo: « La disminución de los niveles de anticuerpos no significa la pérdida completa de protección . El sistema inmunitario tiene varios brazos, como si fuera un ejército. Los centinelas actúan muy rápido, están en el castillo preparados para actuar, vigilantes. Hay otros que hay que llamarlos y tardan tiempo, porque alguien les tiene que ir enseñando el enemigo, para ser esos francotiradores muy específicos», tira de pedagogía. «No tenemos solamente anticuerpos, tenemos otras armas dentro de nuestro sistema inmunitario. Muy importante es la memoria inmunitaria [cualidad compartida solo con el sistema nervioso]. Tenemos varias maneras de atacar al virus».

Pensar que las vacunas sirven para prevenir contagios, cuando están concebidas para evitar la enfermedad y los fallecimientos, lleva a confundir las prioridades, avisa la doctora González. Cuando se habla ya de una futura ‘ola de los niños’, la catedrática de inmunología rebate que donde han de centrarse ahora los esfuerzos, en todo el planeta, es en la población mayor de 65 años, con morbilidades e inmunodeficiencias. En el caso de los más pequeños, se ha constatado que siguen enfermando muy poco y de muy poca gravedad .

Para el final, una advertencia: « Seguramente van a venir otras pandemias en el futuro. Tenemos que estar ojo avizor y tener los medios para poder investigar en esos futuros eventos. Que no sabemos si llegarán o no. Pero que nos coja mejor preparados». Y un matiz: « No hay nadie experto en pandemias, porque cada pandemia es diferente . Hay que ir aprendiendo».