artes&letras nov. 2012
Belleza férrea en Pontevedra
Manuel Aramburu expone su obra en la Diputación
Belleza férrea en Pontevedra
Manuel Aramburu (Pontevedra, 1936) encontró en los hierros un motivo artístico que propició que, a sus 66 años, siga dando pinceladas en su taller. Artista desde su niñez, Aramburu reconoce que utiliza el elemento férreo como material fetiche porque le permite lograr ... todos los colores que puede imaginar . Lo descubrió en la década de los setenta cuando se fijó en un viejo marinero que estaba desguazando un barco en una ría gallega. «Los hierros son el motivo pero realmente hay vida en cada cuadro», relataba en una entrevista concedida en 1985.
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Casi tres décadas después, la atracción de Aramburu por lo férreo se mantiene tan firme como las estructuras que perfila en sus lienzos. Unas piezas personales y cargadas de simbolismo que desde este viernes 23 y hasta el próximo 20 de enero se podrán visitar en la sala de exposiciones temporales del Museo de Pontevedra . Implicado con la muestra, Aramburu reconocía que en un primer momento pensó en hacer una trayectoria por sus últimos años de carrera aunque, al final, la idea de remontarse a sus trabajos de juventud lo encandiló. El impulsor de esta iniciativa artística, el comisario Celestino Lores, se encargó de seleccionar el centenar de piezas que finalmente formarán parte de «Aramburu. Da infancia á madurez».
En los cafés de Pontevedra
En el catálogo de la exposición que este viernes abrió sus puertas en la ciudad del Lérez, el propio comisario detalla la vinculación que desde hace años lo une con el pintor. «Recuerdo que me impresionó su aspecto, con su boina y su cigarro, y haciendo indicaciones, aquí y allá, sobre los lienzos de sus alumnos. Esa primera impresión configuró en mí una imagen del pintor bohemio e inconformista y con esa idea me quedé», relata Lores.
La complicidad a la que los largos paseos y las conversaciones en los cafés de Pontevedra dieron lugar se plasma ahora en una muestra cuidada al máximo detalle. La mayoría de las obras expuestas en el Museo provincial proceden de colecciones públicas y particulares, aunque destinos como Alemania, Suecia, Portugal o los Emiratos Árabes guardan buena parte de la producción de este pintor curioso y optimista .
«Aramburu es un ejemplo del pintor para quien —como decía Sorolla— la pintura es un estado del alma, del pintor que pinta hasta cuando no sostiene un pincel», comenta Celestino Lores. Prueba de ello es su larga trayectoria profesional, décadas en las que entabló amistad con nombres propios de la pintura como Laxeiro o Luis Seoane. En sus espejos se miró para, algunos años después, darse a conocer por su técnica retratística.
Retratos del Rey y el Príncipe
Antes de dejarse llevar por el ocre de las estructuras férreas, Aramburu destacó en esta faceta artística que le abrió las puertas de la Zarzuela para representar al Rey Don Juan Carlos o al Príncipe de Asturias .
De los retratos, Aramburu dio el salto a los paisajes, un ámbito en el que siempre será recordado por sus series de pinturas sobre los montes del Paraño. Este evocador paraje —situado en la frontera que divide las provincias de Pontevedra y Orense— supuso su inmersión en el expresionismo abstracto y el reconocimiento de la crítica internacional.
El core de los «Desguaces»
Pero, inquieto y amante de la experimentación, Aramburu arrancó la década de los setenta con un cambio de rumbo. El que marcó el barco que estaban desguazando a la orilla del mar y que daría nombre a una de sus colecciones más sonadas, «Desguace». El control del color en las pinturas y la precisión matemática que aplicó a las creaciones que componen esta serie le valdría al artista la primera medalla de oro de la Bienal Nacional de Arte de Pontevedra. Sobre su querencia por la aritmética, Aramburu explicó en más de una ocasión que tanto la belleza como aquello que no lo es responden a una reglas matemáticas.
Lienzos prematuros
Echando la vista atrás, el profesor de la USC José Manuel García Iglesias analiza los cuadros de la infancia de este pontevedrés de adopción . Lienzos prematuros en los que «uno se encuentra ya con ciertas características que se irán constituyendo como constantes en su vida», comenta el experto. «Llaman la atención ciertos recursos que utiliza y que parecen conocer unos antecedentes que, por la edad que entonces tiene, resultan difíciles de explicar. Determinadas formas de pintar evocan modos de hacer de Lloréns y Castelao , la distancia en la medida del paisaje, la utilización de los árboles en primer plano...», estudia García Iglesias a propósito del estreno de la muestra antológica.
Marca de agua
En este recorrido pictórico —que podrá visitarse de martes a domingo— cobra especial relevancia la provincia pontevedresa. Un espacio en el que Aramburu desarrolló parte de su carrera y que se asoma en sus primeros años en las embarcaciones varadas a pie de mar y en su atmósfera envolvente. Ligado desde niño a la costa, los barcos marcarían desde muy joven (y por distintos motivos) el devenir de su carrera artística . Un camino que reandar de nuevo en las salas del museo.
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