Una fuerte discusión de García-Gallardo con Garriga precipitó su salida de Vox
Abascal y la cúpula del partido se habrían enterado este lunes mismo de la decisión
García-Gallardo dimite por discrepancias con la dirección de Vox y deja todos sus cargos
Pilar De la Cuesta y Montse Serrador
Madrid
Sin miedo a meterse en todos los charcos y habitual de las polémicas, Juan García-Gallardo se había convertido en una de las caras más reconocibles de Vox. De ahí la sorpresa que causó este lunes su anuncio de dimisión como portavoz ... del partido en las Cortes de Castilla y León, renuncia al acta de procurador y también del puesto que ocupaba en el Comité Ejecutivo Nacional. Se queda como «afiliado raso» y vuelve a su trabajo como abogado en Burgos, según desveló él mismo en una carta abierta publicada en la red social X.
Aunque todo explotó a primera hora, la salida de García-Gallardo se había ido calentando durante todo el fin de semana, desde que el viernes anunciara Vox la expulsión de dos procuradores de las Cortes críticos con la dirección nacional. Él se negó a firmar esa salida y eso acabó con su marcha de la formación.
Según relatan fuentes cercanas al hasta ahora portavoz de Vox en Castilla y León, la tensión llegó a su punto más alto el domingo en una conversación telefónica que mantuvo con el secretario general, Ignacio Garriga, y que desencadenó en una fuerte discusión. La cúpula de la calle Bambú le daba una orden que él no quería cumplir. Y así se confirmó, cuando a las once y media de la mañana acudía al registro del Parlamento castellano y leonés para presentar su renuncia al acta de procurador, una decisión que calificó de «personal e independiente».
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La decisión fue tan inesperada que Vox había citado a la prensa una hora antes –tuvo que desconvocar– para explicar la expulsión de los dos procuradores díscolos, una vez que se hubiera registrado un escrito que nunca llegó, dado que no contaba con la firma del portavoz, entonces García-Gallardo. De hecho, será su sustituto, el palentino David Hierro –del sector más duro del partido– el que haga efectiva la salida de los dos parlamentarios que ya han anunciado que no entregarán el acta y, por lo tanto, pasarán a ser no adscritos.
La salida de García-Gallardo de Vox se produce por 'la gota que ha colmado el vaso', según reconocieron fuentes próximas a la formación, ya que su relación con la dirección nacional se había ido deteriorando durante los últimos meses, sobre todo tras la orden de salir de todos los gobiernos autonómicos que Vox compartía con el PP. Y es que, aunque el que fuera vicepresidente de la Junta acató sin pestañear y sin poner una sola pega la decisión adoptada por Santiago Abascal, el político burgalés no estaba de acuerdo con esa medida, como reconoció a sus círculos más cercanos. «Durante los últimos tres años he sido leal al presidente y a su equipo más próximo. Lealtad toda, mientras exista reciprocidad», señaló este lunes en su carta abierta, dejando claro que no ha sentido esa misma lealtad por parte de la dirección de su formación. «He canalizado todas mis discrepancias con las decisiones de la dirección del partido , cuando han aflorado, con el mayor nivel de reserva posible», añadió.
Sin críticas ideológicas
Y así fue, porque ya en el legislativo de Castilla y León como portavoz tomó las riendas de un grupo integrado por trece procuradores (incluido el presidente de las Cortes, Carlos Pollán), para hacer oposición parlamentaria al PP y al PSOE casi a partes iguales, hasta el punto de que impidió que quien fuera su socio de gobierno sacase adelante los presupuestos de la comunidad para 2025. Y en esas estaba, con un equipo en las Cortes poco cohesionado, como se ha demostrado, y con algún que otro 'choque' con Carlos Pollán, que amenazaba su liderazgo en Castilla y León, cuando el viernes rechazó firmar la expulsión de los dos parlamentarios.
«Entré en un proyecto unido, pero ancho, en el que existían y cabían pluralidad de liderazgos y carismas. Esa situación ha cambiado. La dirección del partido ha ido ocupando cada vez más espacios en detrimento de los demás», señaló en su carta.
Quiso, no obstante, matizar que su decisión «es independiente de la adoptada por quienes han desafiado públicamente a la dirección del partido con exhibiciones de rebelión en Salamanca o construyendo plataformas de afiliados para cuestionar decisiones relevantes de la dirección en política internacional». Se refería, en este caso, a la corriente que critica en Vox su inclusión en el grupo Patriots en el Parlamento Europeo. Porque García-Gallardo circunscribió sus «discrepancias» a las formas, al trato personal que se recibe en Vox y a la forma de dirigir el partido, pero no cuestionó el capítulo de ideas que, hasta este lunes, defendió con entusiasmo.
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