Feijóo lanza su 'operación País Vasco' ante el deterioro del PNV y el ascenso de Bildu
El PP celebrará un Congreso antes de fin de año para renovar el liderazgo. Génova destaca tres nombres: Javier de Andrés, Laura Garrido y Mikel Lezama.
No será Borja Semper: «Hay que consolidar cuadros y crear capital político allí» «Por primera vez no vamos a limitarnos a competir con los socialistas, vamos a entrar a competir en caladeros del nacionalismo»
Investidura de Feijóo, en directo: segunda votación y última hora en el Congreso hoy
Cuándo sería la investidura de Pedro Sanchez tras la fallida de Feijóo
Qué pasa ahora que Feijóo no ha ganado la segunda votación de investidura
Madrid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCuando Pedro Sánchez sacó adelante la moción de censura en junio de 2018 los cinco diputados del PNV fueron determinantes. Nadie en el PSOE se planteó contar entonces con los dos diputados de Bildu, que igualmente votaron a favor. Menos de un año después el ... bloque en torno al líder del PSOE lograba su mejor resultado en votos y escaños en las elecciones del 28 de abril de 2019. No había habido Presupuestos. Bildu no había podido desplegar su estrategia. Pero sirviéndose del descenso de Podemos doblaba su representación.
Nadie le prestó mucha atención. El PNV también había crecido, hasta los 6 diputados. Bildu seguía sin ser necesario. El presidente en funciones y líder socialista era el único candidato posible. Inició una serie de reuniones con los grupos parlamentarios. Pero lo hizo tomando una decisión: excluir de esos contacto a Bildu y Vox. Sí, porque hace apenas cuatro años el esquema de coordenadas de los socialistas situaba a Bildu en el mismo lugar que esa «extrema derecha» contra la que Sánchez había cimentado toda su campaña. Porque «con Bildu no se acuerda nada». ¿Lo recuerdan?
Pero Sánchez, al que ese resultado electoral de 123 escaños le supo a poco desde la misma noche electoral, se embarcó en la idea de la repetición electoral. Basándose en una hipótesis: Ciudadanos se derrumbaría y el PSOE recogería parte del descalabro. Fue la campaña de noviembre de 2019. Aquella en la que Sánchez se comprometió a traer a Carles Puigdemont de vuelta a España y a tipificar el delito de convocatoria de referéndum ilegal. La primera parte de la premisa se cumplió, no así la segunda. Con menos escaños que unos meses atrás Sánchez procedió a ofrecer uno de sus cambios de opinión de mayor calado. En apenas un trimestre Bildu pasó de partido proscrito a socio imprescindible. Y, por tanto, había que reunirse con ellos. Rafael Simancas y Adriana Lastra aún recuerdan la cara que tuvieron que poner aquel día. Y es que no está de más recordar que hasta esos últimos días del año 2019 el PSOE a nivel nacional no se había reunido nunca con Bildu. Algo acababa de romperse en el panorama vasco.
Feijóo espanta las dudas del PP con la investidura fallida y se consolida internamente
Víctor Ruiz de AlmirónEl líder popular recuerda a Junts y al PNV su pasado pactista con la idea de tender puentes en el futuro
Recuerden. 2018, Bildu con dos escaños. 2019, con cinco. ¿Cómo estaba el PNV? Bueno, mantenía esos 6 escaños. Es verdad que la repetición electoral había supuesto un deterioro. Del buen resultado de abril de 2019 (394.627 votos) a los 379.002 votos de noviembre de ese año. Pero seguía siendo mucho más que los entre 285.000 y 300.000 logrados en los dos comicios de 2015 y 2016. Bildu estaba subiendo, pero ellos también. Cautela pero no catastrofismo.
El PNV está hoy por debajo del nivel de voto que tenía cuando tras las elecciones de 2016 primero colaboró y luego sentenció al último Gobierno del Partido Popular. El pasado 23 de julio obtuvo 275.782 votos y dejó de ser la primera fuerza del País Vasco. En 2023 obtuvo un 24,05% de los votos. Superado por PSE (25,27%) y con Bildu muy cerca (23,95%). En las anteriores elecciones generales de 2019 la situación ni se parecía. El PNV tenía el 32% del voto. PSE y Bildu peleaban la segunda posición sin llegar al 20%. El escaño que Bildu logra además en Navarra y la caída del PNV ha desequilibrado el contador de diputados: 6-5 a favor de Bildu.
En Álava el PNV vive una sangría. En las últimas elecciones obtuvo 27.936 votos. Un 16,62% y fue cuarta fuerza, por detrás del PP. Venía de tener 40.262 votos y 23,69% de voto. En esta provincia el PP se ve con opciones claras de seguir mejorando. Pero la caída del PNV es global. En Guipúzcoa obtuvo también la primera posición hace cuatro años con 116.761 votos (30,65%) Ahora ha sido tercera fuerza: 84.338 votos y 22,65%. En Vizcaya: 221.979 votos y 35,43% en 2019. Ahora 163.508 votos y 26,97%. Es la única provincia en la que se mantuvo primero. Pero con el PSE ya muy cerca. No es un deterioro achacable solo a las elecciones generales. Entre las elecciones autonómicas de 2016 y las de 2020 el PNV perdió unos 50.000 votos. Mientras que Bildu subía unos 15.000. En las elecciones municipales de 2019 el PNV fue primera fuerza con 408.462 votos. Bildu fue segunda con 279.478 votos. En las recientes elecciones municipales de mayo de 2023 la ventaja del PN se redujo a unos 25.000 votos. Es decir, le redujo la ventaja en más de 100.000 papeletas. Y ya tuvo más número de concejales.
Mientras los datos del 23 de julio sirven para radiografiar la crisis del PNV, El PP ha subido en el conjunto del territorio. Desde posiciones muy modestas. A Alberto Núñez Feijóo le preocupa mucho la situación de su partido en el País Vasco. Más que en Cataluña, donde considera que el margen de crecimiento es mucho más amplio y si cabe más sencillo en una sociedad que hace pocos años estaba otorgándole una victoria en elecciones autonómicas a Ciudadanos. Eso sí, lo que Feijóo quiere para el PP en el País Vasco es similar a lo que quiere en Cataluña: un partido con más porosidad en el territorio. Aunque eso genere puntos de incomprensión en Madrid. En el entorno del mandatario gallego explican a este respecto que lo gramatical no es cuestión menor. Galicia es un espejo. «Allí arrebatamos símbolos al nacionalismo. Nadie nos percibía como hostiles al territorio y sus particularidades. No éramos el PP en Galicia sino el PP de Galicia», reflexionan en Génova.
También se pone el ejemplo de cómo el PP de Madrid ha logrado esa idiosincrasia autóctona. Es muy complejo, pero al menos como filosofía es a lo que aspira Feijóo. Unas siglas que incluyan desde el voto de unidad nacional, indiscutible, con el sentimiento de preponderancia de ese territorio. Otra vez Galicia y Madrid salen en la conversación. Tras la primera votación de su investidura, el pasado miércoles, Feijóo comió con algunos dirigentes y miembros de su equipo. Ese día su choque frontal con Bildu y su pulso con el PNV fue determinante. De lo más importante de lo que ha sucedido estos días.
En el caso catalán, hubo también apelaciones a Junts. Preguntándose si quedaba algo de la antigua CIU. En esa comida alguien le dijo a Feijóo lo siguiente: «Por primera vez nos lanzamos a competir directamente con la antigua CIU y con el PNV». Cuando Feijóo ha defendido estas semanas hablar con estos dos partidos, decisión muy controvertida en el caso de Junts, no lo estaba haciendo pensando en la investidura. Sino en el medio plazo. Para construir la idea de que él quiere ser protagonista también en esos territorios. El objetivo del PP no pasa por limitarse a competir con el espacio del Partido Socialista de Euskadi. O del PSC y Ciudadanos en Cataluña. «No queremos limitarnos al voto no nacionalista, sino a un espacio en el que se puede crecer más. Arrebatar votos más templados de PNV y antigua Unió». Insisten: «Es muy complejo, pero es a lo que se aspira». Y creen que el perfil de Feijóo y su trayectoria en Galicia es idónea para abanderar ese plan.
En el caso del País Vasco la presencia del PNV «en el bloque de Pedro Sánchez» tiene una trascendencia en la estrategia de política económica. A Feijóo le preocupa que la próxima campaña electoral se configure como una elección entre Bildu y PNV. Porque eso podría fomentar voto útil del PP hacia el PNV. Génova intentará imponer otro relato: la suya será la única papeleta que represente un rechazo a Pedro Sánchez. En las elecciones generales de julio el PP ha obtenido 131.000 votos. Un crecimiento de en torno a los 30.000 sufragios. Pero el PP Vasco está débil. En las elecciones autonómicas de 2020 sacó poco más de 60.000 votos. En 2016 había logrado 107.000. Y eso que en el último caso iban en coalición con Cs, cosa que no había ocurrido cuatro años antes. En 2009, cuando se logró el resultado que permitió investir a Patxi López eran 146.000 votos. En 2005, 208.000. Otro mundo. Cuando Bildu aparece en 2012 todo cambia. Los propósitos estratégicos que se marca Feijóo van a requerir de un cambio en el liderazgo. La solución de emergencia que supuso el retorno de Carlos Iturgaiz ha cumplido su etapa.
El Congreso del PP Vasco será el primero de los cuatro cónclaves regionales que tiene pendiente el partido, además de Cataluña, Asturias y La Rioja. En el entorno de Feijóo aseguran que no está decidido quién será el líder. Sí está clara una cosa. No será Borja Sémper. Tampoco él entienden que lo deba ser. Ni la presidenta de Nuevas Generaciones, Bea Fanjul. La estrategia es la contraria, porque se entiende que la tendencia del partido ha sido «vaciar el capital político» que allí surgía. «Nos lo llevábamos a Madrid». Feijóo quiere formar cuadros allí a medio plazo. Y para el reto inmediato «buscar allí un perfil y no en Génova» que encaje en esa estrategia de ampliar el campo de acción e influencia del partido. En Génova dan tres nombres, y aseguran que ninguno de ellos está descartado: 1) Javier de Andrés, actualmente diputado en el Congreso por Álava y que fue Delegado de Gobierno. 55 años. 2) Laura Garrido, en estos momentos es la secretaria general del PP vasco. Es diputada autonómica desde 2006. Y tiene también doce años a sus espaldas de experiencia en política municipal. Como en su momento Arantza Quiroga, domina a la perfección el euskera. 52 años. 3) Mikel Lezama. Portavoz del PP en las Juntas Generales de Guipúzcoa. Ha defendido que en el ámbito local y en la gestión ordinaria no debe ser tabú poder hablar con Bildu. 30 años.
Otras fuentes de la dirección del PP validan estos tres nombres. Aunque apuntan que es pronto para Lezama. Pero en cualquier caso se le reservaría un papel destacado ya en el presente y desde luego en el futuro. Pero tampoco está descartado. Aunque la estrategia es a largo plazo, Feijóo quiere resultados ya. La idea no es copiar al PNV, explican, sino articular «un discurso renovado más anclado en el territorio y en su nueva realidad, sin olvidar lo que ha pasado ni lo que hemos sufrido, algo por lo que ya no se nos vota». Lo que tienen claro es que «el modelo de ser una sucursal» de Madrid no funciona. Y que tiene que ser un partido profundamente autonomista y que pueda hablar de foralidad, en contraposición con la idea del PNV de la gran nación vasca.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete