Feijóo alienta una estrategia propia para el PP vasco y el catalán

Génova aplaza sus congresos regionales hasta después de las elecciones municipales de mayo

La dirección nacional corrige la estrategia de Casado para que las comunidades no sean «sucursales»

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, durante la rueda de prensa ofrecida este lunes en la sede de partido EFE

Una de las mayores enmiendas del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo respecto al que presidía Pablo Casado se refiere al modelo territorial interno de esta organización política. Se acabó la estructura vertical del partido, con una dirección nacional muy fuerte en la parte ... superior y con todas las ejecutivas regionales por debajo obedientes a sus directrices. El PP de Feijóo defiende un partido «descentralizado» y más horizontal, con un acento propio en cada territorio, algo que se hará especialmente visible en el País Vasco y en Cataluña, según fuentes populares consultadas por ABC.

Entre los problemas internos que acumulaba el PP de Casado y Teodoro García Egea se incluía precisamente el intento de control del partido en las distintas comunidades, algo que fuentes populares atribuyen a la inseguridad del entonces presidente del partido, debida a su vez a la debilidad de su liderazgo interno. Se pudo comprobar en el proceso de renovación territorial en distintas regiones, cuando García Egea se granjeó numerosas enemistades por su 'ordeno y mando'.

Uno de los momentos más convulsos que vivió el PP de Casado y García Egea se produjo en el País Vasco en 2019, cuando el entonces presidente regional, Alfonso Alonso, 'sorayista' cien por cien, anunció una convención política del partido en aquella comunidad, para recuperar su «acento propio» y tratar de ganar terreno perdido. Desde Génova se frenó en seco esa posibilidad y se negó la capacidad de tener una estrategia diferenciada a la marcada desde Madrid. En febrero de 2020, Alonso dimitió como presidente del PP vasco por no contar con la confianza de la dirección nacional.

Esa relación de Génova con las direcciones regionales del partido ha cambiado de forma radical. Desde que Feijóo anunció su intención de presentarse a la presidencia del PP, quedó claro que se abría una nueva etapa en la que todos los barones tendrían un peso específico en el partido. No en balde, el político gallego había sido uno de los barones más influyentes y más respetados por Casado y García Egea, gracias a su currículum electoral de cuatro mayorías absolutas.

El vicesecretario de Organización del PP, Miguel Tellado, mano derecha de Feijóo, afirmó en ABC que el objetivo era conseguir un partido tan «descentralizado» como es España. En la práctica, esa idea consiste en dejar que cada organización territorial tenga su «acento propio» y diseñe su estrategia particular para estar pegados al terreno. Siempre dentro de un proyecto y programa común.

En el Parlamento, fuentes populares reconocen que se trata de un modelo que podría calificarse de 'federal'. En Génova prefieren definir al PP como un partido 'autonomista'. Algunos diputados veteranos apuntan a que el modelo de Feijóo no es ninguna novedad en la historia del partido. Al contrario, lo 'extraño', advierten, fue la etapa de Casado, ya que en el PP siempre había funcionado una estructura mucho más horizontal, en la que los barones y los territorios tenían autonomía suficiente para elegir a sus propios dirigentes locales, provinciales y regionales, sin demasiadas interferencias de Madrid. Rajoy, recuerdan esos 'viejos rockeros' del PP, respetó siempre a los barones, para tratar de mantener el partido unido y en paz. Y ese es el modelo que ahora ha recuperado Feijóo «tras el paréntesis de Casado, que quiso recentralizar el PP».

Ahora, en Génova defienden la capacidad de cada comunidad para decidir su línea de actuación. Se ha visto con claridad en el caso del decreto-ley de ahorro energético. Desde la dirección nacional se ha descartado presentar un recurso de inconstitucionalidad y se ha dado vía libre a cada autonomía a la hora de tomar una decisión. Al final, solo ha sido la Comunidad de Madrid la que ha presentado recurso ante el Tribunal Constitucional, algo que en Génova aplauden, sin dejar de ver bien que el resto de comunidades hayan elegido otro camino. «Cada comunidad tiene sus propios hechos diferenciales, y en Madrid hay una ley de horarios comerciales que no existe en el resto», señalan.

Elecciones y campañas

En el equipo de Feijóo se apoya y se alienta que cada barón diseñe su propia estrategia electoral, y descartan inmiscuirse en las diferentes campañas, como se vio en las andaluzas de junio. Ahí fue la dirección regional la que dirigió y diseñó una campaña en la que Génova fue un invitado secundario, todo lo contrario al aterrizaje masivo de dirigentes nacionales que se producía en la etapa anterior.

Génova tiene especial interés en que el PP vasco y el PP catalán se impregnen de un acento específico, que les permita volver a ser atractivos para sus ciudadanos, con una estrategia muy pegada al territorio, y con un respeto máximo a los símbolos e identidades regionales. «No queremos un PP en Cataluña, sino un PP de Cataluña», comentan. Cualquier cambio se pretende hacer de acuerdo con la dirección del PP catalán, sin crear tensiones. De momento, se ha celebrado el congreso provincial de Barcelona y está listo el de Lérida, sin sobresaltos y con aplausos internos. Pero queda pendiente el congreso regional, con la incógnita de la continuidad de Alejandro Fernández, muy discutido en sectores de su partido. El PP quiere un partido pegado a Cataluña y a los catalanes, respetuoso con los símbolos regionales y su idiosincrasia, en el que se sientan representados y no expulsados los ciudadanos. Y siempre dentro del proyecto común del partido.

El equipo de Feijóo pone como ejemplo Galicia: «El separatismo allí no es un problema, y el uso de la lengua, tampoco. ¿Por qué? Porque gobierna el PP», argumentan ellos mismos. Por eso quieren trasladar la idea de que el PP «es garantía de convivencia». La dirección nacional impulsa la idea de que las regiones «no son sucursales» de Madrid. Si los ciudadanos lo percibieran así, avisan, «el fracaso está garantizado».

En la agenda quedan pendientes los congresos de Cataluña y el País Vasco. «Por ahora no tocan», insisten fuentes de Génova. La dirección nacional esperará a que pasen las elecciones municipales de mayo para impulsar la renovación, en plena sintonía con las direcciones regionales.

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