Violadas, quemadas vivas y tiroteadas: víctimas de la persecución religiosa de la República en Valencia
La diócesis honra cada 22 de septiembre la memoria de los 226 martirizados por su fe en 1936
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Imagen de una quema de templos tomada durante la persecución religiosa de la República
«Después de haber intentado abusar de ella, los milicianos la rociaron de gasolina y la quemaron viva». Carmen García Moyón fue una de las 226 víctimas de la persecución religiosa de la República en Valencia. Era una cooperadora laica nacida en Nantes. Cuando ... tenía 48 años cuando fue raptada y asesinada en Torrent.
Este jueves 22 de septiembre, la archidiócesis de Valencia conmemora la festividad litúrgica de los mártires de la persecución republicana de 1936 que fueron beatificados por el Papa San Juan Pablo II.
El expediente elaborado por el Vaticano recopila los nombres y apellidos de todas las víctimas, con sus fechas de defunción y las circunstancias en las que fueron ejecutadas.
A Carmen Moyón, una laica amigoniana, la quemaron viva en Torrent el 30 de enero de 2017. Meses antes, el 24 de noviembre de 1936, doce religiosas de la Comunidad de la Casa de la Misericordia fueron detenidas en la Cárcel de Mujeres y después cargadas en un camión con la excusa de llevarlas a una guardería de niños evacuados y fueron martirizadas todas juntas en el Picadero de Paterna.
La persecución religiosa republicana en la provincia de Valencia se cebó especialmente con las mujeres. Fue el caso de otras nueve religiosas formaban la comunidad del Colegio-Asilo de la Purísima, de Cullera. Según consta en el expediente de su beatificación disponible en los archivos vaticanos fueron asesinadas todas juntas en la playa del Saler, cerca de Valencia, el 19 de agosto de 1936, «por un grupo de milicianos armados, que les habían obligado a subir a un camión con la excusa de trasladarlas a la capital del Turia, después de haber asaltado el colegio y haberlas sometido a violencias».
Josefa de la Purificación Masiá Ferragud era una agustina descalza natural de Algemesí que fue martirizada el 25 de octubre de 1936 junto a su anciana madre y sus tres hermanas clarisas.
El listado completo los 233 mártires de la persecución religiosa de 1936 beatificados está disponible en la página web de El Vaticano. 226 eran valencianos. Por ese motivo, cada 22 de septiembre las parroquias de la diócesis albergan la celebración de actos litúrgicos en recuerdo de los beatos con la inclusión de las oraciones propias y otros textos en su memoria, según explican desde la delegación de Liturgia del Arzobispado.
Por su parte, en la Catedral de Valencia está expuesto el relicario donde se veneran los restos de los mártires, en la capilla de San Jacinto, en la Girola de la Seo.
Imagen de una iglesia destrozada durante la persecución religiosa de 1936
San Juan Pablo II, al elevar a los altares a los mártires valencianos, determinó que su fiesta litúrgica se celebrase cada 22 de septiembre por ser la fecha en la que se produjo el mayor número de martirios de los nuevos beatos.
El expediente de la Oficina de Celebraciones del Sumo Pontífice recalca que «a los sacerdotes, religiosos y seglares que entregaron sus vidas por Dios el pueblo comenzó a llamarles mártires porque no tuvieron ninguna implicación política ni hicieron la guerra contra nadie. Por ello, no se les puede considerar caídos en acciones bélicas, ni víctimas de la represión ideológica, que se dio en las dos zonas, sino mártires de la fe».
El documento vaticano explica que «la II República española, proclamada el 14 de abril de 1931, llegó impregnada de fuerte anticlericalismo. Apenas un mes más tarde se produjeron incendios de templos en Madrid, Valencia, Málaga y otras ciudades, sin que el Gobierno hiciera nada para impedirlos y sin buscar a los responsables para juzgarles según la ley«.
El expediente de beatificación de los mártires valencianos indica que «durante el primer semestre de 1936, después del triunfo del Frente Popular, formado por socialistas, comunistas y otros grupos radicales, se produjeron atentados más graves, con nuevos incendios de templos, derribos de cruces, expulsiones de párrocos, prohibición de entierros y procesiones, etc., y amenazas de mayores violencias«.
«La mayor persecución religiosa desde el Imperio Romano»
«Éstas se desataron, con verdadero furor, después del 18 de julio de 1936. España volvió a ser tierra de mártires desde esa fecha hasta el 1 de abril de 1939, pues en la zona republicana se desencadenó la mayor persecución religiosa conocida en la historia desde los tiempos del Imperio Romano, superior incluso a la Revolución Francesa».
El Vaticano considera que se trató de «un trienio trágico y glorioso a la vez, el de 1936 a 1939, que debe ser fielmente recordado para que no se pierda la memoria histórica«.
Durante la persecución religiosa republicana la Archidiócesis de Valencia pagó uno de los mayores tributos de sangre (361 sacerdotes, 373 hombres y jóvenes de Acción Católica, 93 Mujeres de Acción Católica y varios centenares de religiosos de diversos institutos masculinos y femeninos fueron martirizados) y esto explica el hecho de que en ella se abrieron la mayoría de los procesos de beatificación que se conmemoran cada 22 de septiembre.
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