«Señores clientes: si utilizan el W. C., ¡orinen dentro! La persona que limpia los baños es la misma que hace los pintxos», es la primera advertencia que lanzan en un vídeo que recorre las paredes del establecimiento para enseñar una especie de «código de conducta» recomendable.
«Todo niño/a que esté sin supervisión paterna/materna en este bar será invitado a tres Red Bull para le aguanten en casa», reza el segundo aviso a navegantes, en el mismo estilo hiperbólico, porque se sobreentiende que el personal del local no va a recurrir a una medida tan drástica como represalia por el alboroto infantil.
También apelan ya en serio, sin bromas, a la empatía y el buen trato humano: «Los camareros de este bar intentamos ser educados y amables, poned de vuestra parte», instan en otro de los carteles, acompañando esta petición de un par de palabras malsonantes.
Finalmente, piden comprensión con los tiempos de atención para servir las consumiciones. «Ni los camareros vuelan, ni la comida va en lata, paciencia, por favor».
El influencer valenciano Jesús Soriano, que ha difundido en X (antes Twitter) este vídeo, no ha hecho ningún comentario, mientras que en el hilo hay división de opiniones, entre quienes dicen que les «encanta» o que es «grande» e incluso es «poesía hostelera» o también «sublime» y preguntan dónde está ese bar, y quienes confiesan que no les gusta o sentencian que «muy espabilao no es».
Entre estas reacciones, hay una que rivaliza en el ingenio para echarle humor al asunto, con carácter general para este tipo de literatura de pared: «El que haya tenido un bar sabe que esos carteles no los lee nadie y menos los aludidos. Ahora bien, un cartel pequeñísimo que no te acordabas ni de que estaba y tiene datos desactualizados los lee hasta el ciego del barrio».
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