El personal ferroviario tendrá rango de autoridad tras el incidente del tren en el incendio de Castellón

Así lo ha indicado durante su comparecencia este miércoles en sesión extraordinaria de la Comisión de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en el Congreso tras el incidente de un Media Distancia que cubría el trayecto Valencia-Zaragoza y que se vio envuelto en las llamas del siniestro forestal de Bejís (Castellón) el pasado 16 de agosto, ocasionando una quincena de heridos, dos todavía hospitalizados.

«Ni Adif ni Renfe recibieron comunicación alguna de posible incidencia en la vía o de que la zona estaba en desalojo por parte de ningún organismo», ha recalcado. Por ello, ha abogado por «estudiar cambios legales para que cualquier situación anómala en los territorios en los que discurren infraestructuras de transporte deba ser comunicada al titular».

Sánchez ha propuesto reforzar la información a los usuarios sobre las responsabilidades de los maquinistas -que en este caso «actuó correctamente»- para que «los identifiquen como los únicos interlocutores válidos» en estas circunstancias y evitar así «situaciones de confusión». En ese sentido, ha avanzado que se estudiará que, además del maquinista, el resto de la tripulación tenga la consideración de agente de la autoridad.

Del mismo modo, ha llamado a revisar protocolos para mejorar la coordinación ante alerta de riesgo de incendios e incrementar la formación del personal, con la realización de simulacros. En los próximos días, además, se llevará a cabo una reunión con la Generalitat Valenciana.

La ministra de Transportes ha expresado su «solidaridad» con los afectados, con los que Renfe ha mantenido el contacto. «Nos hacemos cargo de la situación vivida», ha subrayado, al tiempo que ha garantizado que están siendo «exhaustivos y rigurosos en el análisis de lo sucedido desde todos los puntos de vista». Por ello, ha pedido «máxima cautela» ante la investigación abierta por la Guardia Civil a instancia de la autoridad judicial y ha solicitado a todas las fuerzas políticas que no utilicen lo ocurrido «como un elemento de confrontación partidista», tal y como ya hizo el presidente del Gobierno.

El reglamento de 2003 -que adapta la normativa europea- establece que solo se requiere de la presencia de un maquinista, salvo que no disponga de megafonía para comunicarse con los viajeros o las puertas no sean automáticas. «Ninguna de estas excepciones se daban en el caso que nos ocupa. Por tanto, se cumplía con la normativa vigente», ha apuntado. De hecho, ha defendido que más de 620 trenes de Media Distancia circulan cada día en España con una única persona en la tripulación, sin «ningún problema de relevancia». En ese sentido, ha comparado el servicio ferroviario con el de cualquier autobús con medio centenar de plazas en el que solo viaja el conductor.

No obstante, los sindicatos vienen insistiendo en que la falta de personal puede convertirse en un riesgo añadido en situaciones como esta. Una reivindicación que han asumido también este miércoles los distintos grupos parlamentos: la presencia de un revisor hubiera ayudado a templar los nervios. Del mismo modo, han criticado el fallo de coordinación entre administraciones, así como que se haya «abandonado» el tren convencional en favor de la alta velocidad y han exigido que se modernice una línea «del siglo XIX».

La ministra de Transportes ha realizado una exposición de lo ocurrido, ante las «situaciones lógicas de tensión y alarma» que se vivieron cuando el convoy, en el que viajaban 49 personas, se topó con el incendio que llevaba activo desde la jornada anterior. La maquinista, ante la proximidad de las llamas y la lluvia de cenizas, solicitó autorización para dar marcha atrás y pidió a los viajeros que no se movieran mientras cruzaba los vagones en dirección a la cabina del otro extremo del convoy. "El sistema de incendios", según Sánchez, no permitió que el humo entrara dentro del vehículo.

El puesto de mando de Adif autorizó el retroceso hasta la última estación, la de Masadas Blancas. Sin embargo, ante la dificultad para acceder a este punto por parte de las fuerzas de seguridad y los servicios sanitarios, se optó por alargar el trayecto de vuelta hasta la siguiente parada, Caudiel.

Una maniobra que se retrasó más de veinte minutos -entre las 17:54 y las 18:20 horas- porque algunos viajeros -presas del pánico- accionaron el freno de seguridad e intentaron sin éxito abrir las puertas, por lo que bloquearon el sistema de arranque del tren, tal y como ha confirmado Raquel Sánchez. La caja negra apoya la versión de la maquinista: las puertas solo se abrieron en siete ocasiones, todas durante el camino de vuelta, para recoger a los pasajeros que habían bajado por el acceso a la cabina trasera ante el temor de quedar atrapados. Fueron, precisamente, los que resultaron heridos por quemaduras en su huida por el trazado ferroviario. De hecho, la conductora también resultó herida por quemaduras en los brazos al intentar que volvieran a subir al vagón y sigue de baja laboral.

¿Por qué algunos de los pasajeros discrepan de esta versión y aseguran que la maquinista les animó a bajar del convoy? Todo apunta a que la confundieron con otra mujer, agente de la Policía Nacional fuera de servicio, que tomó las riendas de la situación, aunque la máxima autoridad en ese momento era la conductora. «¿Le van a abrir una investigación a esta policía?», ha cuestionado la diputada de ERC Inés Granollers. Una pregunta a la que la ministra no ha respondido, argumentando que el asunto está judicializado y no está dentro de las competencias de su departamento.

Pero la duda más importante que sigue planeando, es otra: ¿Por qué un tren con medio centenar de personas en su interior termina envuelto entre las llamas de un incendio forestal? «¿Qué organismo debería haber notificado lo que estaba ocurriendo? ¿Va a exigir el Ministerio responsabilidades por esta negligencia?», se ha preguntado el diputado del PP Óscar Clavell.

Las localidades de Bejís y Torás –término en el que se detuvo el convoy– habían sido desalojadas tres horas antes. Ante la falta de avisos, salió a las 16.23 horas de la Estación del Norte de Valencia, tal y como había ocurrido, sin detectarse anomalías, con otro tren con idéntico itinerario esa misma mañana. El protocolo establece que la autoridad, operador o gestor de la infraestructura que detecta primero un incidente en la vía debe comunicarlo al resto para la toma de medidas de acuerdo con las circunstancias.

Al margen de lo que dilucide un juzgado de Burriana, Renfe tiene su propia investigación abierta y la Generalitat está a la espera de un informe de la dirección del dispositivo del incendio para conocer lo sucedido y qué decisiones se adoptaron en cada momento. Más allá del fallo en la comunicación, admitido por el presidente valenciano Ximo Puig, las autoridades han puesto el foco en lo imprevisible de la situación, en un contexto en el que los cambios de viento obligaban a corregir, en pocos minutos, la estrategia para controlar un fuego que ha calcinado en dos semanas 19.000 hectáreas en 140 kilómetros de perímetro y obligó a desalojar a 1.500 personas.

En la actualidad quedan dos personas hospitalizadas en La Fe de Valencia por las quemaduras que sufrieron: una mujer de 62 años, la más grave, y otra de 43. La circulación ferroviaria en la zona se restableció el pasado domingo.