Mazón aprueba sus primeros presupuestos al frente de la Generalitat con la mayor inversión histórica en Sanidad

Los nuevos Presupuestos de la Generalitat ascienden hasta los 29.732 millones de euros, un 4,5% más que este año. El gasto real -no financiero- aumenta un 2,3% respecto a las elaboradas por el anterior ejecutivo tripartito de Ximo Puig, hasta los 22.670 millones.

En cuanto a los diferentes departamentos autonómicos, Sanidad cuenta con la mayor partida de su historia -8.504 millones de euros- con un refuerzo significativo en Atención Primaria. En su conjunto, los recursos destinados a políticas sociales, entre los que se incluyen Educación y Bienestar Social, también crecen un 2,15% más que en 2023.

Del mismo modo, los presupuestos reflejan la caída a la mitad de los fondos europeos que ingresará la Administración y el aumento de los intereses de la deuda. Como ya se confirmó, no cumplen con el objetivo de déficit del 0,1% marcado por el Gobierno central cuando ya se habían redactado con el 0,3% como referencia. Tampoco se ha modificado la previsión de ingresos por parte del Estado, a pesar de contar con menores transferencias de las presupuestadas. El desfase ronda los 400 millones de euros.

Carlos Mazón ha acudido al pleno con mascarilla tras unos días sin agenda oficial y ha saludado a los nuevos síndics del PSPV y Vox, José Muñoz y José María Llanos. Tras aprobarse definitivamente las cuentas, se ha fundido en un abrazo con sus vicepresidentes y con la consellera de Hacienda, Ruth Merino, responsable de su redacción.

En sus intervenciones finales tras más de seis horas de debate, los cuatro grupos parlamentarios se han mantenido en sus posiciones. Mientras la derecha ha puesto el foco en la unidad de los socios de gobierno, la izquierda ha considerado que gobiernan solo para quienes más tienen.

El portavoz del PP, Miguel Barrachina, se ha felicitado de que las cuentas hayan salido adelante «sin ningún contratiempo» y de haber aceptado 98 enmiendas de la oposición, al tiempo que se ha batido «récord» en gasto social, con «323 millones de euros menos en chiringuitos para poder bajar impuestos».

La hasta ahora síndica de Vox, Ana Vega, que se ha despedido desde la tribuna tras ser sustituida en el cargo por José María Llanos, ha reivindicado «un presupuesto que deja tras mucha oscuridad» y «acaba con el infierno fiscal» de la izquierda. Las cuentas «más sociales de la historia», ha defendido, eliminan las ayudas a «entidades separatistas» y ponen fin a «multitud de chiringuitos».

Desde la oposición, el síndic del PSPV, José Muñoz, se ha vuelto a referir al rifirrafe protagonizado durante el debate del martes entre el diputado socialista José Chulvi y el vicepresidente de la Generalitat, Vicente Barrera. Cuando el primero se acercó al escaño del segundo para darle el diploma al 'Censor del año', Chulvi cogió a Barrera por el brazo y este le apartó poniendo su mano en el pecho.

Muñoz ha pedido a Carlos Mazón que aparte a su conseller ante la «peligrosa» línea que cruzó. En ese sentido, ha justificado su rechazo a los presupuestos tanto en su contenido y «la manera de tramitarlos», como por las «situaciones que se están produciendo en la política valenciana», relacionando los ataques a las sedes de su partido con el suceso anterior.

Por su parte, la portavoz adjunta de Compromís, Aitana Mas, ha considerado que las cuentas de 2024 «no cubren las necesidades del pueblo valenciano» y ha augurado «un fuerte incremento de la desigualdad» por el «sectarismo desmesurado» de PP y Vox. Su modelo, ha lamentado, es el del «sálvese quien pueda».