Condenan a 52 años de cárcel a un militar por abusos sexuales a tres menores en Valencia

El juez de la Sección Segunda del tribunal valenciano le ha impuesto una pena de más de medio siglo de prisión, aunque su cumplimiento se limitará a un máximo de veinte años. Así, la sentencia diferencia un castigo de diez años y cuatro meses por cada uno de los abusos sexuales, así como una orden de alejamiento sobre las tres víctimas y la inhabilitación durante catorce años para ejercer cualquier profesión que conlleve relacionarse con menores.

Por otro lado, el magistrado le suma tres años de cárcel por pornografía infantil, tres meses por tenencia de dicho material y otros dieciocho años por elaborarlo a partir de los abusos con los tres menores afectados. De esta manera, esta condena le convierte en uno de los casos de pederastia más graves acontecidos en la Comunidad Valenciana.

De acuerdo con la acusación, el condenado empezó su periplo como entrenador de fútbol en este equipo infantil de un pueblo de Valencia en septiembre de 2019. Según argumenta la Fiscalía, aprovechó el cargo para grabar a los menores de entre diez y quince años cuando se encontraban en las duchas, imágenes que almacenó en un USB.

El juicio se suspendió durante un mes al solicitar el letrado del acusado la nulidad del mismo al considerar que las imágenes no suponían una prueba incriminatoria legal al haber vulnerado presuntamente su derecho a la intimidad porque su mujer las había encontrado en una mochila de su propiedad. Por ello, también llegó a presentar una querella por revelar su contenido a la Policía.

Su expareja, durante su declaración, argumentó que había hallado diferentes prendas de ropa interior de niños entre las pertenencias del ahora condenado, a lo que este alegó que eran «de niños que se les habían olvidado». No obstante, la mujer insistió que había más de quince y que incluso estaban «perfectamente seleccionadas con plásticos».

Según queda reflejado en la sentencia del juez, el pederasta abusó de tres hijos de una amiga que solían quedar a su cargo debido al alto grado de confianza con su madre. De acuerdo con el relato demostrado, les efectuó tocamientos con su pene y les practicó felaciones a cada uno de ellos.

Asimismo, se le atribuye una presunta penetración anal a una de las víctimas, de realizar tocamientos y felaciones a su propio primo, así como de abusar de otro joven que aparece en diferentes fotografías del material requisado pero que finalmente no se ha podido proceder a su identificación.

En paralelo, el condenado llegó almacenar cerca de 50.000 fotografías de niños y adolescentes en múltiples dispositivos informáticos, algunos ellos elaborados por el mismo y otros descargado a través de internet. Además, durante la vista llegó a reconocer que era consumidor de alcohol y cocaína desde hace años años y que por ello recibió tratamiento psiquiátrico y de desintoxicación.

En el juicio, la madre de una de las víctimas reconoció a su hijo en una grabación, por la que se hundió y argumentó que no quería denunciar «porque estaba separada y tenía miedo de que su exmarido lo utilizara para quitarle a los niños».