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Política

A partir de septiembre: el cambio de preferencia del PPCV para lanzar al candidato a la alcaldía de Valencia

La diputada autonómica María José Catalá gana terreno como cabeza de cartel, aunque Eusebio Monzó es el preferido por Isabel Bonig

Isabel Bonig, Mariano Rajoy y Pablo Casado, en una imagen de archivo en Alicante JUAN CARLOS SOLER
Rosana B. Crespo

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Los plazos para nombrar candidatos en las principales ciudades son una de las cuestiones que más divide al PP a nivel interno por las consecuencias que pueda tener adelantarse en exceso o retrasarse demasiado. El debate se ha trasladado al seno del partido en la Comunidad Valenciana, donde las visiones han variado con el paso de los meses y, en especial, durante las últimas semanas.

La dirección de los populares valencianos había sido partidaria en un principio de marcar como fecha el primer trimestre de este año para tener margen de construir un discurso y un equipo propio dada la situación en la ciudad, con nueve de los diez concejales investigados por presunto blanqueo de capitales. La postura ha ido cambiando, teniendo además en cuenta que la toma de decisiones en Génova también suele ser siempre más tardía.

La preferencia en este momento de la cúpula regional encabezada por Isabel Bonig parece ser que el lanzamiento se posponga a finales de verano. «Septiembre o más allá» , comentan fuentes del partido. Uno de los factores que ha desencadenado este viraje ha sido la polémica con los másteres de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que también ha acabado salpicando al vicesecretario de Comunicación del PP Pablo Casado, el cual sonaba como candidato a la alcaldía de Madrid. «Si no han tardado nada en salir a machacarlo cuando no ha sido ni nombrado, imagínate en Valencia. Se quemaría demasiado pronto», admiten desde la formación.

Otra de las causas es precisamente la situación judicial . Si, como apunta la investigación del caso Taula, la apertura de juicio oral a los ediles se produce antes del verano, el partido prefiere esperarse a entonces para que el recién aterrizado no tenga que enfrentarse a varias semanas de declaraciones públicas al respecto.

La época estival serviría, además, para «poner orden»: trasladar ya oficialmente a los concejales que se tienen que marchar y aguardar la reacción sobre quién deja el acta y quién no (calculan que alrededor de tres lo harían casi con seguridad), reorganizar el grupo, nombrar a nuevos asesores y recuperar el control. Con todo ello, entienden que podrían comenzar el nuevo curso político con toda la maquinaria electoral en marcha y un discurso unificado.

Pese a todo este análisis, los populares valencianos tienen claro que los tiempos los marcará Génova, aunque reconocen que la fecha de septiembre se ha escuchado bastante durante la convención nacional de Sevilla celebrada el pasado fin de semana en el caso del bloque de las grandes ciudades (en las que entra Valencia).

Catalá gana enteros

En cuanto a nombres, la quiniela a la que apuntan a día de hoy es más reducida. Muchas voces dan casi por descartado al portavoz del PP en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, aunque nunca al 100%. «Esteban tenemos claro que no quiere, pero también que suele jugar», señalan. En su lugar, gana mucho terreno la diputada autonómica María José Catalá , quien es, según fuentes de la formación, especialmente bien vista por la secretaria general del partido y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal. Además, se encuentra coordinando de facto la gestora provincial tras el nombramiento de su presidente, Rubén Moreno, como secretario de Estado de Relaciones con las Cortes.

El favorito de Isabel Bonig es, sin embargo, el portavoz popular en el Ayuntamiento de Valencia, Eusebio Monzó , quien se encuentra en plena sintonía con la líder del PPCV. «Habrá que esperar un poco para ver quién convence a quién; si Isabel a Mariano o Mariano a Isabel», indican algunas voces.

Bonig es consciente de que la capacidad de Monzó para arrastrar votos puede ser menor que la de Catalá por su bajo grado de conocimiento entre los electores, lo cual puede decantar finalmente la balanza a favor de la segunda. «Lo aceptará aunque le perjudique» , apuntan desde el partido en referencia a que su posición en el Ayuntamiento pudiera servir a Catalá de trampolín para disputarle el liderazgo a la presidenta del PPCV y a que conformara una lista más cercana a ella.

Otras alternativas, como el delegado de Gobierno en la Comunidad Valenciana, Juan Carlos Moragues, o un nombre hasta ahora desconocido tampoco se descartan, aunque cada vez parece más improbable.

A un año vista de las elecciones, otro problema al que se lleva enfrentando el PPCV desde que estalló el caso Taula es el de la «legitimidad» de su discurso. En un momento en el que la relación con los concejales parece más apaciguada (especialmente con los que consideran más «rebeldes»), el partido considera que ha de colocar su mensaje en la opinión pública mientras espera al candidato para contrarrestar el de Ciudadanos , formación que les puede restar una gran cantidad de apoyos. La intención en este sentido es reforzar la figura de Eusebio Monzó, quien se alzaría como la voz de referencia hasta que haya un cabeza de cartel.

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