La cosa pública, el poder megalómano periférico y su pretensión de exterminar el idioma español

Las banderías nacionalistas en España se han servido de un estado democrático para obtener beneficios y privilegios , han secuestrado, arrancado de cuajo rótulos de calles y carreteras escritas en español para sustituirlos por letras autóctonas con gran dispendio, sin someterse a referéndum ni leyes, por la puerta de atrás en mando. Una muestra es el ensañamiento estéril y una mala práctica con la que se pretende el aniquilamiento y genocidio de lo español y su historia y por ende de la lengua española. La exclusión, el repudio, la burla, el aislamiento y la discriminación cruel a quienes no comulgan con sus imperativos solapadas actitudes que contienen comentarios hirientes y burlescos. Un sistema educativo sesgado, corrupto y embustero a través del cual catequizan, vilipendian y desprecian al no concorde.

En otro orden el nacionalismo se ha aprovechado del paraíso fiscal de Andorra desde hace más de cinco lustros para eludir pagar los tributos al Estado como cualquier ciudadano, y lo que resulta más pernicioso es que educadores catalanes y valencianos han burlado esta obligación con jactancia. En la Comunidad Valenciana (donde existen zonas castellano y valenciano parlantes) se ha decretado, el exterminio del castellano imponiendo de facto en un buen número de municipios, la erradicación de la lengua española para el uso de los pequeños escolares de primaria estableciendo que el alumnado estudie las materias de aula un 60% en valenciano y un 40 % en lengua inglesa, sin rastro alguno de castellano según la normativa. Ello propiciado por la debilidad de un estado que no protege sino que pacta con tiranía a conveniencia un juego de cromos anómalo y embustero con secuelas devastadoras que devienen en ignorancia, pobreza, y pérdida de derechos.

Respecto al buen y mal hacer Horacio escribe cual si fuera hoy: “Sopesa mal la verdad todo juez corrompido”. “No ando a la caza de los votos de la plebe voluble invitando a cenar y regalando ropa gastada”. Respecto a la búsqueda de la equidad y justicia escribe: “Los hombres primitivos tras haber vivido sin leyes, a no ser la del más fuerte, inventaron el derecho como medio de prevenir los agravios. En la línea de procurar lo justo y honesto a Roma le preocupó que uno o dos cónsules acumularan todos los poderes del gobierno aunque no pudo evitar que hacia el año 485 a.C. los plebeyos fueran excluidos de la vida política a causa de la tela de araña que la compleja burocracia clientelar había creado en defensa de sus intereses. En el gobierno de la República de Roma la presencia de un grupo armado ajeno al Estado en Roma era considerado una conjuración y como tal penada por el derecho. Respecto a las disputas entre unos mismos territorios y lo que se deviene de ello resulta ilustrativo la guerra del Peloponeso en Grecia ,ésta provocó el conflicto entre la democracia ateniense y la oligarquía espartana, pues cada una apoyaba a facciones políticas amigas dentro de otros estados, cosa que acarrearía las guerras civiles marcando el final del dorado siglo V de Grecia. En este período tuvo lugar el juicio a Sócrates y su muerte, el filósofo había luchado por Atenas pero criticó la práctica del gobierno ateniense durante las elecciones, descubrió la praxis corrupta de quienes se hallaban al frente del gobierno, les llamó enemigos, algo que avivó la suspicacia e ira de aquellos por lo que fue juzgado y muerto.

En la misma línea, en busca de la equidad y la igualdad Locke postula que el Estado ha de constituirse entre iguales para preservar el ejercicio de la justicia pública y evitar la venganza privada. Para Locke la libertad es aquella en la que cada uno ordena sus acciones y dispone de sus posesiones como juzgue oportuno como un derecho natural e inmanente. ¿Qué impuestos ha de elegir el Estado como gestor del bien común sin apropiarse o hacer mal uso de ellos? ¿Qué recursos tiene la ciudadanía al respecto?

Para Locke los gobernantes de un Estado no pueden concentrar el poder sino que deben ser sus representantes y gestores , de ahí que establece tres ámbitos en el gobierno que habrán de ser administrados por distintas personas como garantía frente a un posible abuso de poder entre quienes detentan la gestión del gobierno. Locke da prioridad al ámbito legislativo a quien cree velador de la ley natural y moral de los ciudadanos y cree que un gobierno ha de disolverse cuando el ejecutivo que gobierna ejecute de manera errada e incapaz o contraria al órgano legislativo. Montesquieu por su parte teme la avaricia y la tentación tiránica de los gobernantes que son capaces de actuar ilícitamente sobre la vida y la libertad de los ciudadanos, de ahí su insistencia en la división de poderes para evitar la tiranía y el mal para el pueblo. El poder y las decisiones no deben concentrarse para evitar un gobierno tirano.

El problema es que la descentralización administrativa de sistemas políticos ha generado en distintos estados nuevos poderes en territorios limítrofes que, aunque en principio actuaban como contrapeso respecto a las administraciones centrales hoy son un peligro por la concentración de poder que acumulan y las desigualdades que originan, ya que estos poderes periféricos suelen ser territorios ricos que han sido favorecidos en el impulso de las economías del estado en épocas anteriores. En la actualidad secuestran derechos y recursos, utilizan perversamente las afectivas lenguas autóctonas frente al español, fomentan enfrentamientos, odios y crispación junto a un mal uso de los medios de comunicación que detentan y por el cual sesgan, ocultan o pervierten realidades que enfangan relaciones, sociedades e instituciones. Es cuando España pierde las últimas colonias cuando los nacionalismos periféricos del S.XIX afloran.

Se instrumentaliza la educación desde donde se hace un uso anómalo y retorcido cuando no genocida de la historia , a la que se falsea y de la cultura que se escribe a conveniencia de taquígrafo de los tenedores de las administraciones limítrofes en desinformación voraz, donde el analfabetismo funcional cunde por doquier.

Estos nuevos poderes de naturaleza tiránica, lejos de descentralizar se erigen en azotes del estado al que pretenden derribar, secuestrar sus riquezas, así como de territorios aledaños. Se muestran como salvadores del mundo cuando en realidad cometen abuso de poder, fomentan la soberbia, la envidia y el sentimiento de superioridad, es racismo de sus habitantes en un canto a la pureza de “origen”. Con vanidoso y pretencioso engreimiento estigmatizan al resto de territorios con ínfulas y desprecio que más bien parecen dignas sucesoras de la tiranía almorávide. Su modelo idealizado sobre el que se asienta un activismo febril, violento, imperativo e incapaz emerge de postulados racistas, en la Comunidad Vasca bajo el doctrinario de Sabino Arana y en Cataluña bajo el de Pompeyo Giner , éste último fue quien introdujo el racialismo, doctrina antisemita que bebe del fisiólogo parisien Jules Soury: estas peligrosas ideas mesiánica han ocasionado los peores crímenes de la humanidad.

Las desigualdades flagrantes entre unos ciudadanos de unas comunidades y otras se derivan por establecimientos desiguales como “el cupo vasco” por el que los ciudadanos recaudan sus impuestos, aportando solo un remanente a la caja común estatal, la tenencia de la Seguridad Social en la comunidad vasca, una fiscalidad especial a favor de las empresas de esta comunidad, la tenencia de una policía autóctona, los privilegios forales de la Comunidad Navarra o las 189 competencias de que disfruta la comunidad catalana, entre ellas la policía autóctona o prisiones; cosas éstas que impiden planificar y gestionar según los recursos de las comunidades, adecuando tecnologías y sostenibilidad, educación y recursos, dado que sus interminables peticiones de privilegios, son las únicas atendidas desde hace tres décadas.

¿Cuál es la base sobre la que se asientan estas regalías, prebendas, prerrogativas o fueros? El País Vasco, denominación reciente, no fue en ningún momento reino como si lo fue León, Galicia, Navarra, Aragón, o Valencia. Su configuración territorial es reciente ya que los territorios que hoy conforman las provincias vascongadas nada tiene que ver con el pasado. En aquellos tiempos, a lo largo del Medioevo, Vizcaya, Álava o Guipúzcoa pertenecían a la corona de Castilla o de Navarra en pugna con el reino de Aragón, quien englobaba entonces los Condados catalanes, Valencia, Mallorca, Sicilia, Córcega, Cerdeña, Nápoles, los ducados de Atenas o Neopatria. Por entonces el rey de Navarra Sancho Garcés IV fue asesinado por su hermano, las gentes de Navarra no quisieron que los gobernara el fratricida de su hermano y eligieron al rey Sancho Ramírez de Aragón por rey, su primo, razón por la cual quedó escindido el reino navarro entre León-Castilla y Aragón.

La reina Isabel I de Castilla contó con los tercios vizcaínos, quienes recibían la consideración de ser los más leales y profesionales soldados de la reina sin merma de los ejércitos de Guipúzcoa y Vizcaya. Todos ellos la ayudaron a erradicar los ejércitos de mercenarios en el norte, extirpando con ello tropelías, bandolerías e injusticias. En las crónicas se lee que en los tiempos anteriores al estado moderno, el de la España de la reina Isabel, la disputa territorial por la ambición de los señores feudales era tan grande que los pueblos eran cruelmente castigados por ladrones, homicidas, robadores y salteadores por andar suelto el vicio. “Las gentes no podían defender patrimonios y haciendas de éstos pues a nada temían a falta de justicia. Nadie tenía seguras a sus hijas ni mujeres porque había gran multitud de malos hombres que cruelmente salteaban, robaban y mataban a mercaderes, caminantes y a hombres que iban a ferias. Capturaban a muchos, a los que sus parientes rescataban no con menos dineros que si las hubieran capturado moros u otras gentes bárbaras, menospreciando leyes humanas usurpaban todas las justicias. Señores belicosos e indómitos sin ley ni conciencia azotaban con ejércitos de mercenarios el norte y este de Hispania habitando montes y lugares ásperos, mientras que como tiranos hacían pagar por fuerza a inferiores en armas y vencidos cometiendo todo tipo de maldad y crimen a los prójimos”. Lo mismo ocurría en otros territorios de Europa.

El Estado moderno en el S. XV nace ante la barbarie e injusticia de señores nobles y banderías que pululan, saquean y más sobre los campesinos y habitantes de las villas en el medioevo. España, Francia e Inglaterra son las primeras en constituir el Estado moderno para hacer frente entre otras a los excesos de nobles y señores, bandoleros y secuaces, en parte por la aparición de una burguesía que exige su lugar, por la tregua en Europa de epidemias y pestes, y la aparición de una gobernanza fuerte y preparada crea una administración resolutiva, hacienda y ejército.

El Estado moderno en Europa se establece como una unidad política que protege un territorio sometido al derecho frente a la tiranía medieval de señores y mesnadas a los que sirven una turba de mercenarios.

La base sobre la que se asientan los privilegios de que goza la comunidad vasca son los asesinatos y la muerte. El chantaje, intimidación, presión, amenaza de la banda terrorista ETA responsable de la muerte de 867 personas, entre éstas a un defensor de la democracia frente al franquismo, el profesor Broseta, catedrático de la Facultad de Derecho o al catedrático Ernest Lluch , profesor de economía en la Universidad de Valencia, de la Universidad Central de Barcelona, etc., ambos sobresalientes en favor de los derechos humanos, y que pervive conformando una élite de poder que controla las instituciones.

Los nacionalismos que hoy rigen España presionan de manera anómala y arbitraria surgen en el S. XIX junto a otros nacionalismos en España, tienen que ver con el movimiento cantonal que tuvo lugar durante la I República española, la pérdida de las colonias españolas y el retroceso de su economía. Este movimiento anhelaba dividir el Estado en cantones independientes, veáse que la ciudad de Cartagena se declaró independiente, el cantonalismo caló influyó en un incipiente movimiento obrero sentando las bases del anarquismo en España. El nacionalismo periférico es arbitrario y aprovechado pues se halla en su naturaleza que: “el fin justifica los medios”. El victimismo de estas circunscripciones territoriales periféricas es una excusa para sacar prerrogativas, colonizar nuevos territorios impunemente, piénsese en el intento de asunción de Navarra por el País Vasco en las aspiraciones de Cataluña sobre la Comunidad Valenciana, Las Islas Baleares o Aragón.

La mengua de talla literaria en escritores e intelectuales vascos y catalanes es patente en los últimos años dada la estrechez y pobreza de los dirigentes nacionalistas que como los populistas, gobiernan despóticamente con nepotismo. Esta gobernanza no admite crítica ni oposición, su imaginario ha de ser comulgado por todos, no admite la democracia y actúa por fuerza. Es el imperativo de una élite megalómana el que manda a través de falsas verdades que emite en connivencia con los medios de comunicación que detenta: burdas mentiras, consignas que finiquitan libertades y democracia de territorios y Estado.

El encapsulamiento de los nacionalismos periféricos y su apologismo mesiánico así como el financiamiento ilícito y la haraganería sufragada con que compiten alevosamente con el Estado y lo español en inquina y agravio, al albur de envidias, recelos, enfrentamientos y menoscabos, ha de fenecer, pues el rencor corre y es malsano e inocula frustración, ira y rabia, malestar social y violencia. Como ha de terminar la instrumentalización política del español la lengua más rica hablada y escrita y embajadas y pedradas de humo que nada tienen que ver con el ejercicio responsable de una gobernanza cuyo deber es gestionar debidamente en paz y en igualdad.

El Estado es obligado por ley a corregir las desigualdades y competencias que han de ser las mismas entre territorios en cualquier ámbito. De ahí que es necesario fagotizar la rémora que suponen estos poderes periféricos para la buena evolución de un país pues embarullan, cizañean, rivalizan e impiden un estado de bienestar donde la educación y la vida es intervenida a conveniencia. La libertad y equidad son derechos inalienables, nadie puede secuestrarlos sin infringir el derecho y la ley.

El Estado debe velar porque todos los territorios o comunidades detenten las mismas competencias por caminos sin bagas ni sogas , porque la libertad cunda, los funcionarios campeen con los mismos sueldos por doquier. Planificar una educación veraz de calidad, planear el empleo según las necesidades, potencial y características que lo conforman en arreglo a sus características, aunando, tecnología, sector primario y sostenibilidad, en paz, y en buena lid procurando la buena cultura, la seriedad y la crítica en medios de comunicación independientes.