José Luis Torró - Al punto
Los señores de Galapagar y las que tienen que servir (les)
«Lo de Podemos y las empleadas del hogar es, nunca mejor dicho, asunto de juzgado de guardia»
Los dirigentes de Podemos (primer persona del plural del presente de subjuntivo del verbo podar) tienen un grave problema con el personal de servicio. Hasta cierto punto se entiende que quienes nunca han tenido fámula -¿o si, Carolina Bescansa ?- tan pronto ... como han catado las mieles del poder –y los sustanciosos sueldos que lleva aparejada la poltrona— se han apresurado a hacerse con los servicios de un edecán, criado o niñera. Lo de un mayordomo con librea está al caer.
Coinciden los dirigentes podemitas en no contratar conforme a la ley al personal auxiliar. El primero en demostrar su golfa pillería, importada de su Argentina natal, fue el portavoz en el Congreso de los Diputados, Pablo Echenique . Contrató a un ayudante personal al que no dio de alta en la Seguridad Social. Y no sólo eso, además le pagaba su salario en negro. Descubierto el fraude, y condenado que ha sido por la Justicia, la dirección de Podemos siempre tan justiciera cuando de aplicar la ley a terceros se trata, no ha considerado razón suficiente la estafa y dolo del pillastre de Echenique como para obligarle a dimitir de sus cargos y, sobre todo, de la portavocía en el Congreso. Ahí sigue como si nada hubiese hecho el rosarino. Lo vocingleras que habrían sido las voces de los podemitas si eso mismo lo hubiese hecho cualquier otro político que no fuese de los suyos. En fin, el embudo por ley.
Sigamos. ¿Qué méritos puede exhibir Irene Montero para llegar a ser ministra que no sean las exigencias de su pareja? ¿Fue su nombramiento una prevaricación sanchista que no ha tenido consecuencias penales? Depende cómo se quiere ver. De momento ya lleva mas de un año como ministra de Igualdad y con la posibilidad, convertida en insólita realidad, de ascender a la niñera de sus retoños a adjunta del jefe de gabinete con un sueldo superior a los 51.000 euros al año. El currículo profesional de Teresa Arévalo , que es la agraciada, por difícil que pueda parecer, está mas despoblado aún que el de la propia ministra, que no va más allá de haber trabajado un año como cajera. Eso sí, Teresa Arévalo, atesora –y nunca mas apropiado decirlo así— el haber desempeñado la Secretaria de Cuidados en la dirección de Podemos. ¿Quién mejor que ella para poner tener a su cuidado a los retoños del matrimonio ministerial?
Lo de la niñera es de doctorado cum fraude, pero doctorado. Si la hicieron adjunta al jefe de gabinete para ahorrarse el sueldo de tata, es un caso de malversación de fondos y prevaricación. Y, si se trata de obligar a su alto cargo a realizar las funciones de nurse estaríamos ante un abuso de poder, prepotencia e igualmente malversación de fondos públicos.
Veamos otro caso del mismo jaez. La actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, fue demandada por su criada doméstica, una boliviana residente en Canarias que trabajó para ella cuando era magistrada en Las Palmas de Gran Canaria y antes de que diese el salto a la política.
Simona Chambi , así llamada la sirviente, después de varios meses de trabajar sin contrato y cobrar –sí, si, también en B como Echenique- reclamó ser dada de alta en la Seguridad Social, lo que, en efecto, hizo Victoria Rosell pero deduciéndole de los 500 euros que le pagaba en negro el importe de la cuota correspondiente a la Seguridad Social.
No acabaron aquí las desgracias para la inmigrante boliviana. Estando de baja el pasado mes de junio tras ser operada de cataratas, recibió vía WhatsApp la comunicación de su despido que le envió la pareja de la Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, asignándole una indemnización de 833,34 euros. Disconforme con la liquidación presenta reclamación de unos diez mil euros y lo que se encuentra por toda respuesta es una demanda en su contra por «extorsión y chantaje», con el insólito añadido de versa interrogada –ojo al dato—por miembros de la UDEF. Los pájaros contra las escopetas. La denunciante es la que sufre el interrogatorio de policías de la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal.
Este chusco episodio de la pretendida «extorsión» ha terminado con el rechazo por parte del juez que ocupa el mismo juzgado del que era titular Victoria Rosell de su demanda y decretando su archivo, pero falta por saber la segunda parte “caso Victoria Rosell”, la demanda laboral en su contra, pero a finales del pasado mes la ex juez, ex diputada de Podemos y actual delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, decidió no acudir al acto de conciliación laboral de modo que la reclamación de Simona Chambi se verá finalmente en una sala de Lo Social.
Lo de Podemos y las empleadas del hogar es, nunca mejor dicho, asunto de juzgado de guardia. Y lo de Victoria Rosell la palmaria demostración de que su actuación como empleadora del hogar es una burla, un sarcasmo contra la Violencia de Género. La suya.
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