Bañuelos siempre llama dos veces

Nacido en una familia humilde , Bañuelos quedó pronto huérfano de padre y comenzó a forjar su carácter emprendedor. Con la mayoría de edad recién cumplida fundó «Miel de Luna» , una empresa dedicada a la producción y comercialización de miel y productos derivados. Su carrera, sin embargo, derivó por unos derroteros bien distintos. Considerado por muchos como un visionario y por otros tantos como un temerario, concibió Astroc en 1996 . La que en un principio no era más que una pequeña promotora de ámbito local acabó protagonizando una de las salidas a Bolsa más sonadas de España. Corría el año 2006 y los títulos, que arrancaron con una cotización de 6,4 euros, llegaron a revalorizarse un 1.100 por ciento, hasta los 75 euros.

La irrupción de Bañuelos en el parqué l e llevó a formar parte de la prestigiosa lista que elabora Forbe s entre las principales fortunas del mundo, valorada en 5.700 millones de euros. Sin embargo, en apenas unos meses el sueño de Astroc comenzó a desmoronarse. Las dudas sobre la viabilidad de la compañía dejaron la acción a precios irrisorios, arruinaron a miles de socios que habían depositado su confianza en la promotora y generaron pérdidas por 255 millones de euros que acabarían forzando su dimisión .

En marzo de 2008, Astroc se diluyó, ahora bajo el nombre de Afirma, en una fusión entre una veintena de promotoras venidas a menos, que ya anticipan la crisis del ladrillo que todavía hoy perdura.

Acostumbrado a resarcirse de las situaciones más adversas, el empresario valenciano buscó la fortuna en el extranjero y la encontró, hasta el punto de regrasar en apenas tres años al Olimpo de los ricos que registra Forbes. Primero en Nueva York y más tarde en Brasil, desde donde regresa ahora a España con Veromonte , la sociedad de la que es el principal accionista y que prevé ejecutar una inversión de 4.740 millones de euros en el proyecto bautizado como «Barcelona World» .